Hoy vuelven nuestros niños, liberados del infierno, cuando el demonio entendió que también nosotros sabemos hablar su idioma.

Hoy vuelven nuestros niños a reencontrar sus sonrisas, esparcidas por todo el kibutz, algunas, escondidas en las nuevas flores que ya crecieron, otras en los jardines, en el viejo tractor al lado del campo arado.

Hoy vuelven nuestros niños, recuperados de las tumbas profundas del odio, de la falsa misión sagrada de los burócratas cómplices de la Cruz Roja, que volverán a salir en las fotos con sus caras de preocupados.

Volverán, frente a la amnesia de Gutérres, la demencia cómplice de Abu Mazen, y las marchas pro Hamás de millones que pensaron que nos olvidaríamos, que los dejaríamos sin alegría, sin motivo, para intentar recuperar la vida.

Hoy vuelven nuestros niños, los niños del kibutz.

No todos los ojos derramaran lágrimas , faltarán muchas miradas , miradas que les arrebataron la vida, el derecho de padres al abrazo del reencuentro, a la canción de cuna, al cuento del abuelo, al paseo con la abuela y sus ricos ñoquis del viernes después de la escuela. Hoy vuelven nuestros niños , rescatados por otros que en estos días tuvieron que enterrar su niñez, para ser soldados.


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