El sargento Shalom Shitrit, un soldado de combate en el Batallón 13 de la Brigada Golani habla de la batalla contra los terroristas de Hamás el 7 de octubre en la que resultó gravemente herido, informó Arutz Sheva.

“Alrededor de las 6:00 am comenzaron a llover misiles y corrimos a refugiarnos. En un momento nos dijeron que se habían infiltrado terroristas, disparamos armas, metimos cartuchos, pero no esperábamos tal cantidad de terroristas”, dijo en una entrevista con la emisora pública Kan.

A las 6:40 de la mañana se encontró por primera vez con los terroristas: “Inmediatamente comprendí que se trataba de un terrorista, levanté mi arma y le disparé varias balas. El primer terrorista cayó y el segundo disparó sin cesar a mi pierna. No dejé de disparar y entonces el segundo también cayó”.

“Regresé y les grité a mis amigos ‘¡Estoy herido! ¡Necesito un torniquete!'”, pero sus amigos estaban ocupados luchando contra los terroristas.

Shitrit decidió guardar silencio y tratar de cubrir a las fuerzas: “No es fácil. Tu cuerpo está histérico y de alguna manera tratas de desconectar tu cabeza y tus emociones”, dijo.

Fue entonces cuando fingió estar muerto mientras sangraba y mantener los ojos abiertos: “Pasó otra media hora, un terrorista vino detrás de mí y simplemente me pasó por encima. Esperé a que me pasara y le disparé por detrás. Le descargué un cartucho. Él también murió y entonces me di cuenta que no tenía balas. ¿Qué hago? No puedo quedarme aquí”.

A pesar de su lesión, intentó volver con sus amigos: “Mi pierna no quedó entera, el hueso estaba completamente roto, pero cuando tienes una descarga de adrenalina no sientes el dolor. Logré mantenerme de pie, sobre una pierna, la izquierda. Me aferré al cemento y salté, poco a poco, hacia adentro, hacia mis amigos”.

Shitrit logró regresar con dos de sus amigos y entonces les arrojaron una granada: “La granada explotó y ambos resultaron heridos. Caí al suelo, miré hacia arriba y vi que estaba frente al TBP (Transporte Blindado de Personal). Me arrastré. Un minuto después, el mismo amigo que fue herido por la granada también se arrastró hasta allí”.

Dijo que ambos permanecieron bajo el vehículo blindado durante dos horas y media: “Me dije a mí mismo, ya has perdido mucha sangre y vives tiempo prestado. Comencé a despedirme de mis familiares en mi mente, uno por uno. Hubo momentos en los que quise exponerme, terminar esta mala película. Pero cada vez pensaba en mi familia me decía: ‘No lo haré, no desistiré'”

“Cerré los ojos y de pronto disparan a mi lado, en mi lado izquierdo, donde estaba Sagiv (su compañero). Creo que estaban tratando de asegurarse de que nos habían matado. Ninguna de las balas me alcanzó y pensé que alcanzaron a Sagiv. muy difícil, todos están muertos. Sagiv ahora también está muerto. Y yo también estoy a punto de morir, una muerte terrible”.

Más tarde se dio cuenta que su amigo, Sagiv, respiraba: “Le di unas palmaditas en la espalda, le pregunté si lo habían alcanzado y me dijo que no. Resulta que Sagiv había disparado las balas y eliminó a los dos últimos terroristas que estaban allí”.

“No creo que alguien pueda imaginar lo que vimos allí. La cantidad de cadáveres… no se ven estas cosas ni en las películas. Luego vino un vehículo del ejército y nos evacuó. Llegué al Hospital Soroka con un hemograma muy bajo, por eso me definieron en estado crítico”, agregó.

Shirit despertó en el hospital una semana después. “Solo el 28 de octubre me enteré que estamos en guerra, pedí un celular y mi hermano me dijo antes de darme el teléfono: ‘Oye, hubo un ataque en el festival de música Nova’ y luego me contó lo que había pasado en los kibutzim en la frontera con Gaza… Me cuesta creer esta realidad, y todo lo que sucedió”.

Pero insistió en mantenerse optimista a pesar de todo lo vivió, de alguna manera. “También hay cosas buenas que pasaron por todo esto. Creo que como pueblo nos unimos mucho. No sé si hubiera pasado de otra manera. Y ese es mi mayor consuelo, por la pérdida de todos mis amigos”, finalizó.

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