En la primera demanda civil de este tipo, un grupo de sobrevivientes heridos de la masacre del festival musical Supernova demandó este lunes a las fuerzas de seguridad de Israel por daños y perjuicios por lo que consideran su negligencia para impedir el ataque, informó The Times of Israel.
Los 42 demandantes presentaron una demanda por 200 millones de shekels (56 millones de dólares) en el Tribunal de Distrito de Tel Aviv contra el Shin Bet, las Fuerzas de Defensa de Israel, la Policía de Israel y el Ministerio de Defensa, alegando múltiples casos en los que no cumplieron con sus deberes.
“Una sola llamada telefónica de funcionarios de las FDI al comandante responsable de la fiesta para dispersarse inmediatamente en vista del peligro esperado habría salvado vidas y evitado lesiones físicas y mentales de cientos de asistentes a la fiesta, incluidos los demandantes”, dice el recurso presentado. “La negligencia y el grave descuido son increíbles”.
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Entre las reclamaciones incluidas en la demanda se encuentran pérdida de ingresos, dolor y sufrimiento, pérdida de ingresos futuros y gastos médicos.
El festival, cerca del Kibutz Re’im, fue uno de varios lugares donde los terroristas liderados por Hamás arrasaron el 7 de octubre, matando a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestrando a unas 240 personas y llevándolas a Gaza.
Los demandantes señalaron que se llevaron a cabo atrocidades violentas contra los asistentes, cometiéndose violaciones, asesinatos y personas quemadas vivas, mientras que los sobrevivientes se escondieron debajo de cadáveres y refugios en la masacre, que comenzó a las 6:30 a.m. y continuó hasta alrededor de las 12 pm.
“Hamás asesinó a 364 asistentes del festival y secuestró a 40 en Gaza, algunos de los cuales fueron liberados y otros están desaparecidos. Muchos resultaron heridos física o mentalmente, incluidos los demandantes”, se lee en la demanda.
El reclamo citaba informes posteriores a la masacre, que dicen que altos oficiales de la División de Gaza expresaron preocupación por la fiesta y que el comandante de operaciones se opuso a su detención.
También señaló que el jefe del Shin Bet, Ronen Bar, celebró consultas la noche anterior e incluso envió un equipo de operaciones especiales a la frontera la noche anterior al ataque.
“En la noche entre el 6 y el 7 de octubre, se llevaron a cabo al menos dos evaluaciones de las FDI debido a incidentes inusuales en la frontera de la Franja de Gaza, una cerca de la medianoche y otra cerca de las 3 am, varias horas antes del ataque de Hamás“, se lee en la demanda.
Los demandantes expresaron su incredulidad de que, a pesar del temor entre los funcionarios de seguridad de que pudiera estallar un día de combates, incluidos intentos de capturar a soldados y civiles, no se hubiera dado ninguna orden inmediata para dispersar el evento.
Dijeron que las FDI no pudieron proporcionar la seguridad adecuada para el evento ya que muchos soldados estaban en casa durante el feriado de Simjat Torá.
En el festival sólo estaban apostados 27 agentes de policía, la mayoría de ellos sin armas largas, como se requiere cuando se está cerca de la frontera, dijeron los demandantes.
El abogado Shimon Buchbut, un comandante retirado de la Fuerza Aérea citado como experto en la demanda, dijo que las FDI fueron negligentes al aprobar el festival y que cualquier funcionario razonable no habría permitido que siguiera adelante.
“El evento se llevó a cabo a poca distancia de la frontera de la Franja. El ruido del festival fue escuchado por los residentes de Gaza y los asistentes eran un blanco fácil para el ataque terrorista”, dijo en el reclamo.
La demanda también cita testimonios de demandantes que vivieron las horribles escenas de la masacre.
Uno de los demandantes describió cómo escapó del lugar a un refugio en la entrada del Kibutz Re’im, donde los terroristas dispararon y arrojaron granadas. El demandante se cubrió con partes de su cuerpo mientras los terroristas intentaban incendiar el refugio.
Otro demandante “escapó con su amigo bajo un fuego masivo. Fueron expuestos a escenas horribles, incluidos cuerpos tirados en la carretera, e incluso tuvieron que atropellarlos para escapar. Al final llegaron a una fábrica en Ofakim, donde se escondieron durante 12 horas bajo fuego”.
Anat Ginzburg y Gilad Ginzburg, los abogados del demandante, dijeron en un comunicado que “el desastre podría haberse evitado muy fácilmente”.
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