Enlace Judío – “Si te olvido, oh Jerusalén, que mi mano derecha olvide su destreza, que mi lengua se pegue a mi paladar, si fallo en recordarte.” La identidad judía es uno de los temas más complejos que existen. ¿Qué significa ser judío y qué quiere decir que perdimos nuestra tierra? Es una pregunta a la cual después de milenios seguimos dando respuesta. Sin embargo, dos hechos son evidentes: nuestro lazo a la tierra de Israel es innegable, al igual que lo es nuestra existencia como pueblo fuera de ella.

Ahí fue que crecimos como cultura, es el único lugar del planeta al que realmente podemos llamar “nuestro” y es ahí a donde anhelamos regresar. No podemos entender al pueblo judío sin su tierra como, irónicamente, tampoco podemos entenderlo sin verlo fuera de ella. Es un milagro que después de más de dos milenios de despojo sigamos existiendo como pueblo. Es un milagro que después de siglos de opresión, de persecución y asimilamiento -forzado o no-, la cultura judía exista y hayamos judíos en el mundo.

¿Qué nos ha hecho resistir tanto tiempo? Podemos decir que tres cosas: el amor a nuestra tierra, el amor a nuestro pueblo, el amor a nuestra cultura. Siempre hay quien ve más un lado que otro, sin embargo, los tres se relacionan de forma dinámica. Existimos judíos de todos los tipos: para quienes lo más importante son las lenguas, el arte, la historia, la literatura o la tradición como tal; los que nos vemos como una sola unidad y buscan a quienes se quedaron perdidos en la selva, que te ven como judío sin importar que tan cerca de las comunidades estés o como pienses; los que hablan de D-os o de valores, de una ideología, de una forma de actuar y los que entienden que nuestro florecimiento en plenitud depende de una tierra, que es ésa la que es nuestra y que en cierta forma, aunque despojados de ella nunca la hemos abandonado.

Todos juntos a través de la vida que decidimos llevar, a través de nuestra perspectiva individual, y la forma de ver el pasado y el futuro construimos esa cosa tan amplia llamada judaísmo. No importa a cual filosofía nos adscribamos debe haber un balance entre los tres elementos que componen nuestra historia, nos dan una pertenencia y nos constituyen como judíos. Dentro de la tradición judía existen tres prácticas, principios filosoficos y elementos comunes que llevan al inviduo a la unión de las tres. Algunas de las más importantes son las siguientes: el recuerdo a la tierra de Israel, la unidad como pueblo resaltada a través de la ayuda que se le da al vulnerable y el enfásis en la relación individual entre D-os y el hombre.