Sin duda alguna, los noticieros sobre la guerra Israel- Hamás nos dañan el alma, son muchas las imágenes dolorosas, es demasiada la impotencia, entonces, comienzan las reflexiones sobre el pasado:
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Ojalá los fundadores que se reunieron en 1987 para formar la organización Hamás hubieran leído la carta de independencia del Estado de Israel que David Ben Gurión pronunció aquel 14 de mayo de 1948, en donde el nuevo Primer Ministro de Israel ofreció paz.
Ante aquellas palabras, ojalá Hamás hubiera elegido un portavoz ecuánime, líder, que realmente ame a su pueblo y busque una paz con Israel, justo como lo hicieron los mandatarios de Egipto y de Jordania, países que hoy no se sienten amenazados ni tampoco amenazan al Estado de Israel.
En lugar de eso, desde que Hamás se instaló en el poder por la fuerza en el 2007 en la Franja de Gaza, han condenado a sus propios ciudadanos a un espiral de odio que no tiene final, los niños son educados para odiar a Israel, los jóvenes son alentados a unirse a alguna organización terrorista y los ciudadanos celebran cuando algún palestino logra asesinar a algún israelí, definitivamente será un círculo vicioso del que no será fácil salir.
Y es que a los que sí vivimos en el siglo XXI, nos ha quedado más que claro que nuestro peor enemigo es el fanatismo.
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