Cinco soldados de las FDI que sobrevivieron al ataque de Hamás contra la base de vigilancia en Nahal Oz el 7 octubre regresaron por primera vez al lugar donde sus compañeras fueron asesinadas o secuestradas, informó The Times of Israel.

Quince soldados de vigilancia fueron asesinadas y seis fueron secuestradas el 7 de octubre. Un total de 66 soldados murieron en el ataque a la base, parte de las masacres de Hamás en el sur de Israel en el que los terroristas  asesinaron a 1,200 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a 253.

“No es fácil”, dijo Maya, identificada solo por su nombre. “Es extraño estar aquí, es extraño estar en el centro de mando sin ellas. No poder hablar con ellas, pedirles un consejo. Realmente no puedo asimilarlo”.

Comentó que antes del 7 de octubre la sala de mando ahora en ruinas, estaba siempre llena de actividad, con las bromas y risas de las soldados.

“Me tomó tres meses volver a la normalidad. No podía volver a la normalidad porque mi normalidad son las chicas que lamentablemente fueron asesinadas aquí. Todavía estoy trabajando en ello”, agregó.

La base de Nahal Oz, situada a menos de un kilómetro de la frontera con Gaza, alberga a miembros de la unidad 414 del Cuerpo de Defensa Fronteriza de las FDI.

Las tropas de la unidad monitorean las cámaras de vigilancia a lo largo de la frontera con Gaza y envían fuerzas en caso de incidentes de seguridad. La unidad tiene varios centros de mando en diversas bases militares fronterizas de Israel. La gran mayoría de los que sirven en la unidad son mujeres soldados.

Las soldados de vigilancia recopilan información a través de una variedad de cámaras, sensores y mapas, y están en constante alerta de cada pequeño cambio que ocurre en los 15 a 30 kilómetros de tierra que cada una de ellas es responsable de monitorear.

Durante el ataque, los terroristas de Hamás destruyeron las cámaras y neutralizaron otros medios de vigilancia mientras miles de personas irrumpían la costosa y sofisticada valla de se seguridad, invadían los kibutzim y la base militar.

Las soldados de vigilancia detectaron al menos algunas de las brechas que ocurrieron el 7 de octubre y alertaron a las fuerzas fronterizas, pero estas no lograron lidiar con el ataque masivo, ya que también estaban siendo atacadas.

En Nahal Oz, unos 30 minutos después de las primeras alarmas, y mientras las soldados hacían todo lo posible para responder a la crisis, se dieron cuenta de que su propia base estaba siendo atacada por cientos de hombres armados.

“Nos dimos cuenta de que también habían entrado aquí, a la base. Dispararon a todas las cámaras. No había pantallas, no se veía nada, no había electricidad, aquí todo estaba oscuro”, relató Maya.

Durante unas tres horas, un pequeño grupo de cuatro soldados de combate del 13.º Batallón de la Brigada Golani, que estaban entrenados para proteger la base y su personal, lucharon contra los terroristas hasta las últimas balas. Pero a medida que los atacantes avanzaban, las tropas finalmente quedaron atrapadas en el centro de mando junto con las soldados de vigilancia.

Una investigación de las FDI realizada en diciembre encontró que las soldados en el centro de mando fueron atacadas con una sustancia tóxica inflamable que aparentemente fue arrojada por la entrada.

Las sobrevivientes indicaron que no pudieron escapar por la salida de emergencia porque la puerta estaba en llamas y no había forma de abrirla ni siquiera acercarse a ella.

“La gente empezó a toser y a ahogarse, y sabíamos que no nos quedaba mucho tiempo en esa habitación”, dijo Maya.

Las que pudieron finalmente llegaron a los baños, donde una pequeña ventana los condujo al exterior. Uno de los oficiales subió a la ventana y la rompió para poder escapar junto con Maya y cinco oficiales.

“No puedo creer que más personas no hayan logrado salir conmigo”, dijo la teniente Y. “Ese es el pensamiento más difícil, y creo que nos persigue a todas y cada una de nosotras todos los días”.

En la visita a la base, las sobrevivientes fueron acompañadas por la madre y el hermano del sargento Itay Avhraham Ron y los hermanos del teniente Yohai Dukhan, que defendieron el centro de mando y cayeron junto con el sargento mayor Ibrahim Kharuba. El cuarto, identificado únicamente como el teniente Nimrod, sobrevivió.

La madre de Ron dijo al Canal 12 que no le sorprendió el heroísmo de su hijo pero aún es difícil pensar en lo que ocurrió en esos momentos.

El centro de mando destruido y cubierto de hollín se ha convertido en uno de los símbolos de los muchos fracasos militares del 7 de octubre. La base estaba insuficientemente custodiada por soldados de combate muy superados en número y las soldados de vigilancia no tenían armas.

En los meses previos a la masacre de Hamás, las mujeres advirtieron varias veces de una actividad inusual en la valla fronteriza. Según los relatos de dos soldados de vigilancia estacionadas en la base, informaron de las señales a sus superiores pero nunca fueron escuchadas.

Los familiares de las soldados asesinadas en el centro de mando visitaron la base en diciembre. Los padres expresaron su dolor de que no se hayan tomado medidas para garantizar la seguridad de sus hijas.

“Finalmente fui reclutada para proteger a Israel y, si es necesario, morir por el país, pero es un problema enviar soldados de vigilancia sin entrenamiento con armas a un lugar como este”, dijo Maya.

“No nos abandonaron”, dijo la teniente Y. “Esta era nuestra misión. Supuestamente, debíamos proteger a estas localidades, a estos ciudadanos y a todos los que fueron asesinados aquí”.​

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