Creo que nunca antes un cúmulo de hechos e interrogantes enturbian el devenir israelí. Algunos indican la fragilidad del presente gobierno que presenta variadas expresiones. Otros aluden a las inciertas perspectivas
de los rehenes que desde hace 155 días padecen los tratos arbitrarios del Hamás. Y el franco enojo del presidente Biden por incorrectas actitudes de Netanyahu complica nuestro inquieto panorama.

Temas que merecen amplia atención y no pocos comentarios. La página y las circunstancias me limitan.

La excelente presentación televisiva que la periodista israelí-argentina Ilana Dayán hizo en los últimos días en torno a los episodios que precedieron a la cruel agresión del Hamás el 7 de octubre último puso al desnudo las limitaciones de los servicios de inteligencia israelíes y los fatales descuidos del alto mando militar. Apenas dispusieron que dos helicópteros actuarían en caso de necesidad, y al verificarse la invasión solo unidades policiales
fueron activadas y centenares de ellos conocieron la muerte.

Claramente, el primer ministro Netanyahu es el primer responsable de la tragedia por su negativa a disolver el Hamás y a su líder en años anteriores conforme al sensato consejo del alto mando militar. Y cuando le despertaron en tempranas horas del trágico día apenas emitió órdenes efectivas para aminorar la tragedia.

Al lado de este asunto que reclamará amplia atención en el futuro cabe indicar otro que conoceremos en los próximos días.

Es probable que la gira de Benny Gantz a Estados Unidos y a Inglaterra sin la aprobación formal de Netanyahu tuvo dos propósitos: acelerar la liberación de los rehenes israelíes en manos del Hamás y prevenir cualquier choque civil en las celebraciones jerosolimitanas del Ramadán.

Lamentablemente, ni uno ni el otro presentan hasta aquí buenas perspectivas. Más de un centenar de israelíes aún padece hambre y violencia en oscuras cavernas de Gaza, y, las mujeres en particular conocen un trato que apenas cicatrizará en sus vidas.

De aquí la importancia de lograr rápidamente la liberación de unos y otros.

Juzgo que Gantz logró el amplio de apoyo de Washington y de Londres para acelerar la liberación de los israelíes al tiempo que los indispensables recursos y los alimentos a la población de Gaza son asegurados.

Pienso que Bibi si no muda actitudes sera uno de los factores de la probable derrota electoral de Biden.

En cuanto a las fiestas multitudinarias del Ramadán en Jerusalén, el debate en la coalición gubernamental aún no ha concluido. Netanyahu se inclina, al menos retóricamente, a conceder plena libertad a todos los árabes musulmanes que deseen llegar a sus lugares sagrados en Jerusalén.

Actitud que la celosa pareja Ben Gvir-Smotrich repudia.

Si tal escenario no cambia, filosas expresiones de violencia habrán de ocurrir no solo en Jerusalén. Judea y Samaria conocerán bruscos choques entre israelíes y palestinos que no dejarán de afectar a la propia población árabe-israelí que suma hoy la quinta parte de la población.

Escenarios en verdad inquietantes pondrán a prueba a un gobierno que hasta aquí apenas a acertado en lograr un indispensable equilibrio entre la tolerancia y el rechazo, entre la genuina democracia y la vigilancia inesquivable.

En estos escenarios: ¿conoceremos rojos días? ¿ O la tolerancia de todas las partes ganará la partida?


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