¿Cómo voy a ir a esta marcha? Cómo voy a acompañar a mujeres que me han volteado la cara por ser judía? ¿Cómo voy a caminar lado a lado con grupos feministas que han silenciado frente a la masacre inhumana de mujeres judías el 7 de octubre?
BETINA HAIAT
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“No voy a ir, me quedaré en mi casa en señal de protesta”.
“No cuenten conmigo este año, no hasta que vea una señal de cordura en mentes prejuiciosas que tanto daño causan a la lucha tan importante por la igualdad de derechos de la mujeres”.
Así estaba yo unos días antes de la marcha.
Por otro lado escuchaba y leía a muchos grupos de mujeres de la Comunidad Judía de México donde el desconcierto llevaba a la desesperación, a una profunda tristeza y a un enojo contenido inconmesurables, lo cual hacía que muchas voces querían salir a gritar, a exigir justicia, a defender la causa de las mujeres judías e israelíes en las calles…
Salir a las calles exponiendo mi identidad judía, representaba no solamente el temor constante con la que las mujeres salimos cotidianiamente a las calles, sino esta vez un temor doble por ser judía…
“No voy a ir”, era mi mejor respuesta a tantas insensateces y absurdeces que veía y escuchaba e invadían mi mente haciéndome decidir no participar.
Pero todo esto cambió gracias a diálogos inteligentes que sostuve con varias mujeres pensantes donde fuimos entendiendo que no ir a la marcha el 8M sería también silenciar nuestras voces frente a la injusticia que estamos viviendo. Que el miedo no nos podía paralizar. Que la causa de la mujeres nos une a todas, y que no estamos de acuerdo con el silencio de la mujeres y organzaciones femenistas (y no femenistas) frente a la masacre del 7 de octubre y todas las barbaridades cometidas desde este día incluyendo el que 19 mujeres sigan secuestradas al día de hoy con graves sospechas de estar siendo violadas y maltratadas. Finalmente nuestro concenso fue: apoyamos la causa, pero no apoyamos el prejuicio, el silencio y la discriminación.
Fue así como nació #TodasLasMujeresImportan. Entendimos que la causa feminista nos une a todas las mujeres del mundo, que no podíamos callar este año, pero tampoco exponernos en las calles con lemas en defensa de las mujeres judías.
Nuestra causa es universal, nuestro dolor es particular, pero en #TodasLasMujeresImportan encontrabamos las respuestas a cada una de nuestras dudas.
Si vamos a salir, si vamos a gritar, si vamos a decir: “Aquí estamos” y el miedo no nos va a paralizar, el enojo no nos va a exponer. No vamos a combatir las agresiones con más agresiones. Las omisiones con más omisiones. Las amenazas, falsas agresiones y gritos apócrifos de “genocidas” no nos van a detener.
Nada nos va a secuestrar el derecho de apoyar la causa feminista, de ser sororas con las mujeres del mundo, ni tampoco el derecho de exigir justicia.
Y fue así como el 8 de marzo un grupo compacto, sólido, unificado, hermanado, con una consigna muy clara, formamos nuestro contigente de mujeres mexicanas judías independientes (el primero en su género) de todas las edades, comunidades, intereses y afiliaciones, salimos a la calle el 8 de marzo a gritar juntas y cohesionadas: #TodasLasMujeresImportan.
No peleamos, no nos expusimos, no callamos.
Este es apenas el inicio de un movimiento al cual están invitadas a unirse todas las mujeres mexicanas judías feministas de México.
Queremos que el material realizado trascienda, se escuche en muchos foros, sea el punto de partida de un colectivo unificado, seguro y sólido que represente nuestra voz y nuestros derechos.
Las mujeres mexicanas judías feministas seguiremos alzando la voz contra la injusticia.
#TodasLasMujeresImportan
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