Como siempre, todo inicia con una idea: “¿Y si, este año, tuviéramos nuestro propio contingente, independiente de cualquier institución?” La idea nace porque este 8 de marzo es diferente. Nace de nuestro deseo de expresar nuestro dolor, nuestra rabia, nuestra consternación por lo sucedido el 7 de octubre, 5 meses y un día antes.
A nuestro dolor por nuestro país, México, herido por la misoginia y el patriarcado corrupto, se une el dolor por nuestras mujeres violadas, torturadas, mutiladas, secuestradas y asesinadas por las bestias salvajes de Hamás, a 13,000 kilómetros de distancia.
Las mujeres judías son unas víctimas más de esta asquerosa táctica que los bárbaros incivilizados de Hamás volvieron a emplear en el ataque con el cual forzaron una guerra: utilizar el cuerpo de las mujeres como blanco, como botín de guerra y como lo dijo tan certeramente la embajadora de Israel en México, “para torturar, humillar, ensuciar” al eslabón más vulnerable de la sociedad, niñas, mujeres, madres.
Para “penetrar” al pueblo judío refugiado en su tierra, para destrozar la moral de su país.
Allí es donde los ríos de nuestros dolores confluyen.
El crimen organizado también utiliza a las mujeres para lucrar con sus cuerpos y doblegar a la población. México tiene su larga historia de mujeres violadas, torturadas, desaparecidas, vendidas y compradas, golpeadas y asesinadas. Muchas familias llevan a la marcha del 8 M las imágenes de sus mujeres ausentes, cuya sangre trazará los destinos de niños huérfanos.
Es allí donde nuestro contingente de mujeres mexicanas judías, con sus dos dolores a cuestas, se une con la multitud, con el dolor de millones de mujeres. Unimos nuestro grito al grito de todas: “No a la violencia contra las mujeres”.
Con un componente más
El nombre de este contingente es #TodasLasMujeresImportan. Acento en la palabra “TODAS”. Porque, en el conflicto palestino israelí, duele algo más: la indiferencia de las organizaciones feministas. El silencio de las feministas que hemos defendido a capa y espada y que defenderemos siempre.
Las feministas callaron.
Y a pesar de ello, nos vertimos en el río de la marcha del 8M.
#TodasLasMujeresImportan
Porque este cuerpo de mujer sangrando, mancillado, lastimado, quemado, es nuestro cuerpo colectivo.
Porque somos mujeres mexicanas judías, dos identidades inseparables y complementarias,
Y porque la lucha por la mujer no puede ser selectiva.
La lucha de las mujeres por la mujer debe ser exponencial, enorme, universal. Debe hervir, burbujear y explotar, hasta llenar todos los confines de la tierra.
Y por eso, #TodasLasMujeresImportan.
Por eso, “el silencio de unas es el grito de todas.”
Por eso, nuestro grito colectivo, “ni una más, ni una más” se fusiona con “Nunca más”.
Por eso, se nos unieron otras mujeres que también se sienten víctimas del silencio, ignoradas y ninguneadas
El 8 de marzo 2024, nacimos. La lucha apenas inicia.
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