Vaiejí. Y vivió Jacob.
Quiero dedicar estas palabras al querido Rabino Miguel (Motele) Kanievsky, de bendita memoria, quien falleció en el Shabat del 27 de kislev, en diciembre pasado.
Argentino de nacimiento, israelí por decisión, su legado nos acompañará por siempre.
Resumen de la Parashá Génesis 47:28-50:26
Jacob vive los últimos 17 años de su vida en Egipto. Antes de fallecer, pide a Iosef que jure que lo enterrará en la Tierra Santa. Luego bendice a los dos hijos de Iosef, Menashe y Efraim, elevándolos al nivel de sus propios hijos, como progenitores de tribus en la nación de Israel.
El patriarca Jacob desea revelar el final de los días a sus hijos, pero es impedido por la Divinidad. Iaacov bendice a sus hijos, asignando a cada uno su rol como tribu.
Cuando Jacob terminó de encargar estas cosas a sus hijos, recogió sus pies en la cama y expiró, y fue reunido con su pueblo. (Génesis 49:33). Josef se echó sobre el rostro de su padre y lloró sobre él y lo besó.
Iosef también fallece en Egipto, a los 110 años. Él también ordena que sus huesos sean llevados de Egipto a la Tierra Santa, pero esto ocurriría muchos años después. Antes de morir, Iosef deja a los Hijos de Israel la promesa que les acompañará en tiempos difíciles: “El Eterno seguramente te recordará, y te elevará fuera de esta tierra, a la tierra que prometió a Avraham, Isaac y Jacob”.
El texto no dice murió, dice que Jacob recogió sus pies.
Los sabios lo interpretan como la continuidad de su linaje y legado, no murió, continúa con nosotros.
El amor, la alegría de los padres, los hijos, la pareja, no desaparecen aunque de por medio exista tiempo y distancia. La vida de Jacob puede resumir la vida de cada judío, de cada persona en la historia que ha tenido que sobreponerse a las adversidades, a la gran prueba de la vida. Jacob construyo con sus propias manos un legado cimentado en fe y esperanza, en esfuerzo y dedicación, saboreando los aciertos y aprendiendo de los errores. Las personas como él mueren físicamente pero su ejemplo permanece.
Una mujer cuyo marido murió en la guerra de Iom Kipur le escribió una carta al Rebe de Lubavitch:
Es duro para mí pararme sola frente a un mundo grande y un poco cruel…
Como puedo explicarles a mis niños que la muerte de su padre en combate es la voluntad de Hashem ? Mi hija pregunta dónde su papá se encuentra…
Respuesta del Rebe sobre la misma hoja de la carta:
A las preguntas de los niños, explícales que hay almas tan puras que Hashem Bendito Sea, quiere que estén en los cielos, luego de que completaron su misión en la tierra y protegieron a los Hijos de Israel
Que los niños tengan bondad para sus parientes cercanos.
Que tengan éxito en el estudio y en su conducta.
Cuando los niños se conducen así, es esto una satisfacción y un placer para el alma que vive y existe.
Este es el legado de Jacob Israel y este nuestro homenaje a su memoria.
Este capítulo termina el libro de Bereshit o Génesis que inició con la creación del Universo, de la vida en la Tierra y concluye con la historia de una sencilla familia ubicada no en los bosques suizos, no en las playas del Caribe, sino a mitad del desierto, sin un impero, sin ejércitos, sin palacios o templos, .
Una familia como cualquier familia, cuya historia es la de sobrevivencia, unión y firme convicción de que hay un motivo, un plan divino para toda la creación.
Quizá el mensaje es que sin importar lo humilde del origen, es posible encontrar el orden de las cosas, elevar la mirada y descubrir el propósito de la existencia.
Es como si todo el propósito de la construcción del universo tuviera sentido a partir la vida sencilla, en las lágrimas y alegrías de los seres humanos que como Jacob iluminarán la vida de millones, hasta donde tope la eternidad.
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