Resumen de la Parashá Bo (VEN): Éxodo 10:1-13:16
Las últimas tres plagas son enviadas sobre Egipto: lngostas devoran todas las cosechas y vegetales; una oscuridad tangible envuelve a la tierra; y todos los primogénitos de Egipto son eliminados la medianoche del 15 de Nisan.
La Divinidad dicta el primer precepto a Israel: establecer un calendario basado en el ciclo mensual lunar.
La muerte del primogénito finalmente quiebra la resistencia del Faraón quien literalmente echa a los Hijos de Israel de su tierra.
El Tiempo
El primer precepto a la salida de Egipto, a la búsqueda de la libertad, es el cálculo del tiempo.
Los sabios explican que este primer mandato es una especie de “Declaración de Principios” en el que se marca una diferencia.
En Egipto tenían deidades solares. Ra era el símbolo de la luz solar, creador de vida. Los hijos de Israel debían ser distintos, contarían el tiempo según el ciclo lunar. Era una manera de desdeñar a la divinidad egipcia usando de manera utilitaria a un cuerpo celeste que ni siquiera tiene luz propia.
¿Qué hacemos con el tiempo? Señalamos la función de nuestras actividades cotidianas, anteriormente en su mayoría agrícolas, pero los sabios indican propósitos diversos:
La noche antecede al día, la esclavitud a la libertad. Hay un hecho curioso, en esta sección, esa última noche de esclavitud en Egipto. El 14 de Nisan, se debía ofrendar un cordero o cabrito y con su sangre marcar las jambas de las puertas de todas las casas de Israel, para que el ángel de la muerte pase por sobre las casas marcadas y no mate a los primogénitos hebreos. Es lógico que El Creador no necesite la marca en las jambas de las puertas, no tendría sentido poner señales de sangre. Las plagas anteriores cayeron sobre toda la tierra de Egipto y no tocaron a los israelitas.
¿Por qué, en esta plaga, precisamente se necesita la marca de sangre?
Esa señal, bajo la luna llena del mes de Nissan, es el inicio del tiempo de la libertad; el cautivo, el secuestrado, el náufrago pierden la percepción de los días.
Este ya no es el tiempo marcado por el faraón, no es el tiempo propiedad exclusiva del Creador, es el pueblo que camina a la libertad y hace suyo el concepto del tiempo.
Es un parto que ya no tiene vuelta atrás.
La sangre en los marcos de las puertas es el símbolo de ese parto. Nacer duele, rompe, rasga, requiere de enorme esfuerzo y siempre hay un soplo de muerte en cada alumbramiento.
Ha nacido un pueblo.
Debemos entender entonces que somos responsables de nuestro tiempo.
Cualquier situación que nos aleje de esa libertad es intolerable.
Incluso podríamos estar jugando al papel del Faraón secuestrando el tiempo de otros con impuntualidad, promesas no cumplidas, demorando obligaciones, excluyendo o simplemente perdiendo el tiempo.
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