Tomé mi libro de rezos y salí del cuarto sin hacer mucho ruido. Los primeros rayos de luz se asomaban en el horizonte, sólo tenía una plegaria: “Gracias D-os por esta misión”.
Tomé mi libro de rezos y salí del cuarto sin hacer mucho ruido. Los primeros rayos de luz se asomaban en el horizonte, sólo tenía una plegaria: “Gracias D-os por esta misión”.
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