“Marx se encargó de hacernos torpes y dogmáticos; Foucault, de hacernos débiles y estúpidos”, sentencia nuestro agudo colaborador Irving Gatell en su columna semanal.
“Marx se encargó de hacernos torpes y dogmáticos; Foucault, de hacernos débiles y estúpidos”, sentencia nuestro agudo colaborador Irving Gatell en su columna semanal.
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