KHALED ABU TOAMEH

El derramamiento de sangre en Naplusa y otras ciudades palestinas es prueba que Abbas está en su camino a perder el control sobre la Margen Occidental, así como perdió Gaza ante Hamas en el año 2007. En una reunión de emergencia celebrada el 25 de agosto en Naplusa, muchas facciones y figuras acordaron que sería imposible sostener la elección bajo las circunstancias actuales.

Horas después de que sus oficiales de seguridad lincharan a un detenido, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas instó a empresarios palestinos que viven en el exterior a apoyar la economía invirtiendo en los territorios palestinos. La Autoridad Palestina (AP), afirmó él, estaba “trabajando para proporcionar seguridad y protección para alentar la inversión.”

Según Abbas, “los territorios palestinos están viviendo en un estado de seguridad- estabilidad, que estamos trabajando para ofrecer para los residentes e inversores por igual aplicando el imperio del derecho y realzando la transparencia y responsabilidad.”

Debe ser lindo crear tu propia realidad, especialmente si tu realidad verdadera es la de Abbas de 81 años de edad.

En su discurso ante los empresarios, Abbas descuidó cualquier referencia a la última ola de “caos de seguridad” en áreas de la Margen Occidental controladas por la AP, especialmente Naplusa, la ciudad palestina más grande.

Cinco palestinos, incluidos dos oficiales policiales de la AP, resultaron muertos en las peores escenas de violencia intestina que atacó la Margen Occidental en los últimos años. O Abbas estuvo tomando por tontos a los empresarios o estaba esperando que compartieran su estado de sordera y ceguera.

La violencia en Naplusa no llegó como una sorpresa para los que han estado monitoreando la situación en la Margen Occidental en los últimos meses.
De hecho, las escenas de ilegalidad y “caos de seguridad” se han vuelto parte de la norma en muchas ciudades, pueblos y campamentos de refugiados palestinos — una señal que la AP puede estar perdiendo el control ante bandas armadas y milicias. Los palestinos se refieren a la situación como falatan amni, o “caos de seguridad.” Un artículo publicado en Gatestone, en junio, se refirió a los ejemplos crecientes de anarquía e ilegalidad en áreas controladas por la AP en la Margen Occidental, primero y principal en Naplusa.

Los palestinos se refieren a Naplusa como la “Montaña de Fuego” — una referencia a los incontables ataques armados llevados a cabo contra israelíes por parte de residentes de la ciudad desde 1967. Eventos actuales en Naplusa, sin embargo, han mostrado cuán fácilmente el fuego quema al incendiario. La Autoridad Palestina ahora está pagando el precio por dar refugio, financiar e incitar a miembros de bandas y milicianos que hasta hace poco eran celebrados por muchos palestinos como “héroes” y “combatientes de la resistencia.” Como era de esperarse, la mayoría de estos “forajidos” y “criminales” (como los describe la AP) están afiliados en una forma u otra con la facción Fatah de Mahmoud Abbas.

Naplusa, la llamada Montaña de Fuego, está ahora amenazando con convertirse en un volcán que está a punto de entrar en erupción en el rostro de Abbas y su gobierno de la AP.

La situación en Naplusa los últimos días plantea serias preguntas acerca de la capacidad de la AP para llevar a cabo medidas de seguridad básicas y frenar a pandillas armadas y milicianos. Además, la violencia sin precedentes ha destruido más la confianza palestina en la AP y sus líderes antes de las elecciones locales y municipales, agendadas para tener lugar el 8 de octubre.

El sueño de Hamas de extender su control a la Margen Occidental ahora parece más realista que nunca. Bajo las circunstancias actuales, Abbas estaría ofreciendo la Margen Occidental a Hamas en bandeja de plata — a menos que él despierte y se dé cuenta que cometió un gran error al autorizar las elecciones locales y municipales.

¿Y los empresarios que se reunieron con Abbas? Uno podría suponer que son lo suficientemente sofisticados como para evitar una inversión condenada al fracaso. Naplusa sin dudas hará el truco: es probable que ellos salgan corriendo del caos de los territorios controlados por la AP.

Las cosas finalmente comenzaron a complicarse cuando el 18 de agosto, en la Ciudad Vieja de Naplusa, dos oficiales de seguridad de la Autoridad Palestina, Shibli bani Shamsiyeh y Mahmoud Taraira, resultaron muertos en un choque con hombres armados.

Horas más tarde, policías de la AP mataron a tiros a dos hombres armados palestinos que estuvieron presuntamente involucrados en el asesinato de los oficiales. Los dos fueron identificados como Khaled Al-Aghbar y Ali Halawah. Las familias de los dos hombres acusaron a la AP de llevar a cabo un asesinato “extrajudicial”, y afirmaron que sus hijos fueron capturados vivos y sólo después abatidos a tiros. Las familias solicitaron una comisión de investigación independiente sobre las circunstancias que rodean la muerte de sus hijos. Organizaciones palestinas de derechos humanos también se han unido a la solicitud de una investigación de los asesinatos.

En junio, otros dos oficiales de seguridad de la AP, Anan Al-Tabouk y Uday Al-Saifi, también fueron asesinados en un tiroteo con hombres armados en Naplusa. La AP afirmó que “forajidos” estuvieron detrás de los asesinatos y prometieron castigar a los culpables.

Las tensiones en Naplusa alcanzaron su pico el 23 de agosto, cuando gran cantidad de policías de la AP lincharon a Ahmed Halawah, un ex policía sospechoso de liderar una notoria pandilla perteneciente a la facción Fatah de Abbas. Halawah fue golpeado hasta la muerte por policías de la AP después que fue arrestado y llevado a la Prisión Jneid manejada por la AP en Naplusa.

El liderazgo de la AP, que desde entonces ha admitido que Halawah fue linchado por sus policías, dice que ha ordenado una investigación sobre el caso. Sus líderes han descrito el linchamiento como un “error inaceptable.”

El linchamiento del detenido provocó protestas generalizadas a lo largo de la Margen Occidental, con muchos palestinos pidiendo una investigación inmediata de las circunstancias que rodean el caso y exigiendo que los responsables sean llevados a juicio.

La Asociación Palestina de Abogados emitió una declaración condenando fuertemente el linchamiento de Halawah como un “crimen y una violación de derechos humanos.” La Asociación pidió arrestar a los responsables, agregando, “los acontecimientos lamentables y dolorosos, incluido el crimen de Ahmed Halawah, no sirven al interés de los ciudadanos o patria y profundizan las divisiones en nuestra sociedad.” También llamó a la AP y a sus fuerzas de seguridad a acatar la ley y honrar los derechos humanos de los palestinos y sus libertades públicas.

Alarmados por las condenas generalizadas del linchamiento de Halawah, algunos funcionarios de la Autoridad Palestina comenzaron a emitir amenazas directas y veladas contra los críticos palestinos.

El abogado palestino Wael Al-Hazam, quien llamó a Abbas a “retirar” sus fuerzas de seguridad de Naplusa, fue visitado por hombres armados no identificados que rociaron su casa con 14 balas. El abogado y sus familiares no resultaron lastimados en el ataque a tiros, que fue ideado claramente para enviar un mensaje de advertencia a cualquiera que se atreva a levantar la voz contra los abusos de derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad de la AP. Y en este caso, el mensaje llegó.

Poco después del ataque contra su casa, el abogado emitió una declaración en la cual dijo, “14 balas son suficientes para silenciarme. Soy un hombre del derecho y no puedo hacer frenta a balas. Mi lapicera y voz son la única arma que tengo. No poseo milicias armadas para defenderme.” El ataque contra su casa llegó poco después que oficiales de seguridad de la AP amenazaron al abogado, advirtiéndole en contra de aparecer en un programa televisivo para discutir la última ola de violencia en su ciudad.

La agitación en Naplusa ha provocado que muchos palestinos soliciten a Abbas tomar una decisión de posponer la inminente elección municipal en su ciudad. En una reunión de emergencia llevada a cabo el 25 de agosto en Naplusa, muchas facciones y figuras palestinas llegaron a un acuerdo de que sería imposible llevar a cabo la votación bajo las circunstancias actuales.

Sarhan Dweikat, un miembro importante del Fatah de Abbas, dijo que era necesario un retraso de la elección para “proteger al tejido social y preservar nuestro proyecto nacional, el cual está enfrentando una amenaza existencial en vista del caos de seguridad y anarquía en Naplusa… Las condiciones en Naplusa no proporcionan un clima positivo para celebrar elecciones.”

Es difícil ver cómo Abbas, delirante como parece ser, prestaría atención a los llamados de posponer las elecciones locales y municipales. Su intento patético por persuadir a los empresarios palestinos para que inviertan su dinero en áreas controladas por la AP en un momento en que las llamas están engullendo su patio trasero es una señal adicional de la negativa del hombre — o incapacidad — a ver la realidad en el terreno.

Este es el mismo presidente que afirma que está buscando liderar a su pueblo hacia la independencia y un futuro mejor. Increíblemente, Abbas puede continuar probablemente engañando a los líderes mundiales para que crean que él y la Autoridad Palestina están preparados para la independencia.

Pero el derramamiento de sangre en Naplusa y otras ciudades y poblados palestinos es prueba positiva que Abbas está en camino a perder el control sobre la Margen Occidental, así como perdió la Franja de Gaza ante Hamas en el 2007. Si hasta ahora parecía que Hamas presentaba la amenaza mayor para el régimen de Abbas en la Margen Occidental, ahora es obvio que eso no es así. La verdadera amenaza, ya traída a casa en sangre en la Margen Occidental, está llegando de los leales a Abbas, nativos convertidos en rebeldes.

Fuente: Gatestone Institute
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México