SETH J. FRANTZMAN / Tanto Rusia como Israel comprenden las fronteras mutuas y cooperan en otros frentes.

El 7 de junio, el presidente ruso, Vladimir Putin, recibió al primer ministro Benjamin Netanyahu en el emblemático Teatro Bolshoi de Moscú. “Rusia e Israel pueden sentirse orgullosos de nuestro alto nivel de asociación, cooperación fructífera y contactos de negocios de gran alcance”, dijo Putin en un discurso ante el ballet.

Desde entonces, esa asociación ha seguido creciendo, pero la crisis que se avecina en Siria amenaza con alterar esta danza.

Moscú es un aliado cercano del régimen de Bashar Assad, e Israel busca asegurar la tranquilidad en su frontera norte. Israel realizó un ataque aéreo en Siria el jueves por la noche para impedir que las armas avanzadas sean transferidas a Hezbolá. El embajador de Israel, Gary Koren, quien presentó sus credenciales recién el 16 de marzo, fue llamado a reunirse con el viceministro de Relaciones Exteriores ruso Mikhail Bogdanov al día siguiente para discutir el incidente.

Los sirios interpretaron esto como un mensaje a Israel de que su “libertad para actuar en Siria ha terminado”, pero Netanyahu y el Jefe del Estado Mayor de las FDI, el teniente general. Gadi Eisenkot han reafirmado que Israel seguirá frustrando las transferencias de armas.

La realidad es que la decisión de septiembre de 2015 de trabajar por evitar conflictos en Siria ha funcionado bien para Israel y Rusia. Los rusos afirman que están satisfechos con las relaciones entre los ejércitos de Israel y Rusia. Ellos entienden las lineas rojas de Israel relacionadas con Irán y Hezbolá en Siria, así como se pide a Israel entender que hay una línea roja rusa relacionada con el régimen sirio y sus fuerzas. La reunión de Koren-Bogdanov fue precipitada por el reconocimiento oficial del ataque por parte de Israel, pero la reunión no parece haber sido representativa de una crisis, como se ha descrito en algunos sectores, sino de las relaciones relativamente suaves entre los países y el deseo de que no hubiera lugar a un malentendido .

No siempre fue así. Hace varias décadas la Unión Soviética e Israel no tenían relaciones, y Rusia era uno de los enemigos más implacables de la Guerra Fría, ayudando y aliándose con los regímenes que se oponían a Israel.

Pero los últimos años han visto un drástico giro.

El año pasado vimos el diálogo político más intenso en la historia entre Jerusalem y Moscú, dijo Alexey Drobinin, subjefe de misión en la Embajada de Rusia en Tel Aviv, en una conversación esta semana.

Delegaciones de alto nivel viajaron constantemente en ambas direcciones en 2016, incluyendo las dos visitas de Netanyahu y una visita a Israel por el presidente del Consejo de la Federación Valentina Matviyenko.

Este año también ha visto un auspicioso comienzo.

“Para nosotros, Israel es un socio importante en Oriente Medio. ¿Por qué? Porque creemos que Israel es una economía vibrante, un estado fuerte, especialmente si se lo compara con otros estados de esta región que se han debilitado en los últimos años. Creemos que tenemos mucho potencial para aprovechar en los próximos años con Israel en los campos político, tecnológico y económico, y el movimiento es en ambos sentidos; Rusia tiene muchas cosas que ofrecer, e Israel tiene mucho que ofrecer”, dice Drobinin.

Él describe una relación que es directa y abierta sobre las diferencias de los países, como la relacionada con la cuestión palestina, una relación en la que cada lado escucha al otro.

“Respetamos los intereses de seguridad nacional de Israel y tomamos en cuenta los intereses de Rusia en la región. Eso nos permite evitar malentendidos con respecto a las intenciones de la otra parte y superar las diferencias”, dice.

Rusia tiene lazos históricos con Oriente Medio, incluyendo numerosos monasterios y peregrinaciones de cristianos ortodoxos. Muchos israelíes también tienen orígenes en tierras de habla rusa, no sólo desde la era anterior a 1948, sino también desde la década de 1990, cuando un millón de ruso-parlantes llegaron en aliá.

Dobrinin, que sirvió en la embajada rusa en la primera década del 2000, llama a esto un “puente vivo”. Él señala que 200.000 judíos murieron luchando para la Unión Soviética contra la amenaza nazi. “Observamos con orgullo que Israel celebra la victoria del 9 de mayo [1945], el único país fuera de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) que celebra el Día de la Victoria”. Hay un gran número de veteranos judíos de la “Gran Guerra Patriótica” viviendo en Israel y 40.000 israelíes reciben prestaciones de jubilación. Un nuevo acuerdo permitirá a los ex ciudadanos de la era soviética acceder a estos beneficios.

También se habla de aumentar las relaciones económicas con Rusia.

“Queremos que las tecnologías israelíes se utilicen para impulsar la economía rusa, como en la agricultura y la alta tecnología. Rusia tiene algo que ofrecer en energía “, dice Dobrinin.

Rusia quisiera que Israel creara una zona de libre comercio conectada con la Unión Económica Euroasiática, de la que Rusia es miembro destacado.

Uno de los aspectos únicos de la relación entre Israel y Rusia es la conexión personal entre Putin y Netanyahu. Rusia. Rusia lo ve como construido en base a la confianza personal. Moscú considera a Netanyahu como confiable y directo.

Netanyahu también cambió la política israelí durante los años de Obama para favorecer mayores contactos con países no occidentales, como China. Rusia, que ha tenido difíciles relaciones con los países de la Unión Europea desde que le impusieron sanciones en 2014, y cuyas relaciones con el gobierno de Obama se deterioraron mucho en su último año en el cargo, ve la política de Israel equilibrando sus relaciones con Occidente de manera pragmática por sus lazos con Moscú.

Ahora Israel se encuentra en un nuevo enigma.

Con Donald Trump en la Casa Blanca y Trump visto como más pro Rusia, Israel puede abiertamente unirse a la administración de Estados Unidos y aun así ser visto por los demócratas estadounidenses como parte de la órbita de Rusia.

Para Israel, la conexión rusa es esencial en el actual Oriente Medio. Rusia es el jugador dominante en Siria, y las relaciones con Moscú son esenciales para reducir la amenaza iraní en los Altos del Golán y asegurarse de que si y cuando el régimen sirio lance una ofensiva en el Golán, Hezbolá no se posiciona en Quneitra.

Tanto Hezbolá como algunos de los rebeldes sirios tal vez quisieran ver a Israel arrastrado al conflicto sirio. En general, en Oriente Medio se ve a Rusia como un jugador cada vez más poderoso, en contraposición a las políticas erráticas que vienen de Washington.

Rusia tiende a tomar la visión de largo plazo en relación con Siria, Irán y los palestinos.

En cuanto a la cuestión palestina, no hay prisa por un acuerdo, y la opción para las discusiones entre Netanyahu y Abbas en Moscú sigue abierta.

En Siria, se necesitarán años para que la estabilidad llegue al país, y en conversaciones en Astana en Kazajstán, Siria ha mostrado flexibilidad en relación con algunos de los grupos de la oposición.

Rusia es signataria de la JCPOA o “acuerdo de Irán” de 2015 y afirma que Teherán tiene derecho a la energía nuclear con fines pacíficos.

Donde Israel ve los tentáculos iraníes extendiéndose por toda la región, Rusia tiende a ver al extremismo islámico sunita como la mayor amenaza. En ese sentido, Irán es un régimen más racional, mientras que los yihadistas sunníes difunden el caos y el terrorismo, incluido el terrorismo que ha afectado a Rusia en el Cáucaso.

La forma en que Israel y Rusia seguirán gestionando su relación ayudará a determinar los principales problemas en la región y probablemente también consolidará los intentos de Israel de construir una política exterior basada en relaciones más fuertes con países fuera de la órbita de EE.UU.

Fuente: The Jerusalem Post – Traducción: Silvia Schnessel –  Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico