JOSÉ KAMINER TAUBER

El 20 de marzo de 1911, fue encontrado, en una cueva de las afueras de Kiev, el cuerpo mutilado de Andrei Yushchinsky, de 13 años con 47 heridas de punzón en su cuerpo y sin una gota de sangre. Este no fue un asesinato más a los ojos de la policía, cabía la posibilidad de un crimen ritual y que los culpables fueran miembros de la comunidad judía

La conmoción del crimen se incrementó en medio de la inestabilidad política de Rusia, lo que le dio al caso una trascendencia inusual.
Casi cinco meses después del crimen de Andrei, un judío llamado Mendel Beilis fue acusado y arrestado el 28 de julio, la acusación y los cargos fueron presentados el 3 de agosto.

Las autoridades de Kiev, acusaron a Mendel Beilis de haber llevado a Andrei Yushchinsky lejos de su familia, asesinarlo y tomar su sangre para la producción de matzá, el pan sin levadura, comido en el Pesaj.

El tribunal desestimó los cargos, que fueron fabricados con claridad. En 1913 Mendel Beilis fue liberado y su absolución fue un motivo de celebración para muchos, aunque no se podía ignorar que el sistema jurídico de Rusia había puesto su sello de aprobación a uno de los más antiguos libelos antisemitas de la historia.
El tristemente famoso proceso de 1911, ha quedado profundamente grabado en la memoria histórica de los judíos rusos. En aquella circunstancia el que fue llevado a juicio fue el judaísmo mismo, de una forma sumamente parecida a las infames “disputas” promovidas por la Iglesia Católica en la España medieval. Aunque el proceso desembocó en la absolución de Beilis acusado de “crimen ritual”, no hubo ningún desmentido claro por parte de los jueces sobre que los judíos no utilizan sangre de cristianos en sus ceremonias religiosas.

A pesar de que la acusación de crimen ritual ha sido desmentida varias ocasiones, se niega a desaparecer, grupos racistas en los EE.UU. siguen vendiendo videos que sostienen que Judíos si cometen el asesinato ritual.

En el mundo árabe se ha difundido su aceptación. El ministro de Defensa sirio, Mustafa Tlass, ha escrito un libro repitiendo la acusación, mientras que algunos periodistas siguen utilizando el libelo de sangre como parte de la propaganda de guerra retórica contra Israel.

El antisemitismo ruso contemporáneo está enraizado en el sentimiento tradicional en lo religioso y nacionalista que ve a los judíos como un elemento foráneo a Rusia, además de ser los asesinos de Cristo. Esto está exacerbado por la persuasión popular de que los judíos fueron responsables del ascenso del comunismo y de los millones de personas asesinadas por la tiranía soviética. Pero por el otro lado, comunistas duros también acusan a los judíos, por el derrumbe del comunismo y del régimen soviético. Resulta significativo que el Partido Comunista es uno de los factores que lideran la corriente antisemita.

Del general Mashakov, destacado diputado comunista a la Duma, (la Asamblea Legislativa), quedó registrada en las actas parlamentarias la siguiente declaración suya: “¡Todos los «zhids» a la fosa!”. Tales sentimientos encontraron eco en Guenady Zuganov, otro entusiasta vocero del Partido Comunista. Debería tenerse en cuenta que la Duma ha sido escenario de muchas declaraciones antijudías a través de los años.

Comunidad judía y antisemitismo.
Mucho se ha hablado sobre el “nuevo antisemitismo”, considerándolo un fenómeno que afecta mayormente a Europa Occidental. Rusia rara vez fue mencionada en las noticias acerca de ese tema. Pero, como los desarrollos recientes han demostrado fehacientemente, el antisemitismo no desapareció de Rusia. Generaciones de judíos, ya sea bajo los zares o bajo los soviets, y ahora en tiempos post comunistas, han sufrido y sufren de muchas manifestaciones diversas de antipatía antijudía. Pero con todo, el reciente petitorio a que hemos hecho referencia sólo puede conjurar las imágenes más siniestras de los capítulos más oscuros de la historia rusa.

Desde la caída del comunismo, la comunidad judía misma ha estado en una oscilante situación. Por una parte, con el levantamiento de restricciones a la expresión judía en lo religioso, cultural y nacional, la vida judía ha florecido con ayuda de organizaciones judías internacionales como el Congreso Judío Mundial, la Agencia Judía y el Comité Mixto de Distribución.

Una cantidad de magnates, judíos de nacimiento, se han involucrado en forma creciente al mejoramiento de la comunidad como tal, sea mediante sus conexiones políticas, su activismo comunitario o su apoyo económico a instituciones locales. Vladimir Sloutsker, el nuevo presidente del Congreso Judío Ruso, es un ejemplo de esto.

Por otra parte, la emigración masiva de judíos a Israel, ha dejado vacíos en la población judía de Rusia, especialmente en lo que se refiere a los jóvenes más identificados, que podrían haberse convertido con el tiempo en líderes de la comunidad pero optaron por la aliá. Hoy en día, no hay en Rusia más de 250.000 judíos. Como vemos ya fue demostrado a través de la Historia que el sentimiento antijudío local, frecuentemente no tiene nada que ver con la relativa presencia o ausencia de una población judía.

A los rusos siempre les ha gustado contar chistes.
Uno trata sobre el vocabulario antisemita:
-¿Cuál es la diferencia en el pasado y el presente sobre el tema judío en Rusia?
– En los tiempos de zar les llamábamos simplemente “judíos”, en la época de Stalin “apátridas”, en la de Bréznev “disidentes”, y en la democracia de hoy “oligarcas”.

El presidente Vladimir Putin – para hacerle justicia – ha condenado al antisemitismo en varias ocasiones, si bien mayormente ante audiencias extranjeras; y la prensa extranjera acogió con simpatía sus relaciones cordiales con el rabino Berl Lazar, presidente de la Federación de Comunidades Judías de Rusia.