Enlace Judío México e Israel – La práctica de hornear matzá para Pésaj con sangre humana solía ser común entre los judíos, pero hoy en día solo lo hacen los judíos jaredíes, afirmó el mes pasado un académico de Egipto.

El Dr. Fuad M. Abdelwahed, académico de idioma hebreo en la Universidad Rey Saúd, emitió estas declaraciones el 13 de junio en el programa “Línea Azul” del Canal 2 de Egipto, de acuerdo a MEMRI, un monitor de medios de comunicación árabes.

Cuando se le preguntó de dónde sacaban la sangre, el académico señaló que “por Alá no sé de dónde sacan la sangre”, pero que creía que podría provenir de “un sacrificio por algunos judíos o un tipo de donación” para preparar el matzá, el pan sin levadura que se consume por judíos durante la festividad de Pésaj.

Aseguró además que los judíos comen la matzá con sangre aunque no es tan usual como se acostumbraba.

“Hoy en día solo es realizado por los extremistas, los jaredíes. Ellos insisten en hacer estas cosas, pero la gente común no las hace”, aseveró.

La idea de que los judíos usen sangre humana por razones rituales, una antigua y vigente acusación antisemita, se registró por primera vez en 1149, cuando se encontró el cuerpo de un niño llamado William en un bosque cerca de Norwich, Inglaterra, cuyo asesinato fue atribuido a la comunidad judía local. La víctima mortal fue considerada después un mártir cristiano que recibió devoción.

Basado en el testimonio de Teobaldo de Cambridge, un judío converso al cristianismo que afirmaba que sus congéneres usaban sangre humana de los cristianos por razones rituales, la idea inició una cadena de creencias populares para acusar falsamente a judíos y perseguirlos.

El Papa Inocencio IV en 1247 luchó contra los rumores de que judíos habían comido el corazón de un niño, afirmando que no era más que una mentira utilizada para torturar a los judíos y robar sus propiedades. A pesar de esta posición oficial de la Iglesia Católica, las acusaciones de libelos de sangre continuaron en diversos países de Europa.

En 1271, una comunidad judía del suroeste de Alemania fue acusada falsamente de haber matado a un joven católico llamado Werner para usar su sangre para Pésaj, lo que trajo consigo pogromos en su contra. La población católica regional comenzó a venerar a Werner como un santo, aún pese a la oposición oficial de la Iglesia, y su adoración en el santoral local permaneció hasta 1963.

Aún en el siglo XX, casos de acusaciones contra judíos por asesinatos rituales llegaron a ocurrir. En 1913, el judío ruso Menajem Mendel Beilis fue objeto de un conocido y polémico juicio por las autoridades zaristas en la actual Ucrania, tras habérsele acusado falsamente de haber asesinado con fines rituales a un niño de 13 años. Tras dos años en cárcel y una oleada de antisemitismo en la región, Beilis fue absuelto de toda responsabilidad.

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