ETHEL KATZ BARYLKA

Yom Haatzmaut es un momento sugestivo para revisar algunos aspectos relacionados con  la participación de la mujer en el movimiento sionista, tanto a nivel de sus órganos políticos como de la militancia de la mujer en el mismo. Todos recordamos las imágenes de las mujeres jalutzot junto a los hombres, trabajando la árida tierra, secando pantanos. Parecería que la mujer toma en el seno del sionismo un papel activo. Después de todo, como movimiento básicamente secular, particularmente en los sectores socialistas, se vio librado de ciertas limitaciones características del mundo judío tradicional y religioso.

Los aires de igualdad que soplaron a principios del siglo XX, llegarían también a los asuntos de género aunque más lentamente. Recordemos que el feminismo es un fenómeno social del siglo XX. El fenómeno de la discriminación de la mujer, se inscribe en la historia universal de todos los pueblos y culturas, en todas las etnias y grupos y no es por tanto un asunto particularmente judaico.  No por eso más o menos aceptable o reprobable, pero sin duda más universal y menos particular. Tendemos a olvidar,  por ejemplo, que países progresistas, modernos, occidentales, democráticos y liberales como Francia  e Italia otorgaron el derecho al voto femenino sólo hacia finales de la Segunda Guerra Mundial y después de ella, en 1944 y 1945 respectivamente.  ¡La tan afamada democracia Suiza otorga el voto a la mujer en 1971 y Portugal en 1974!  Y en el continente Latinoamericano, Brasil y Uruguay en 1932, Argentina y Venezuela en 1947, Chile en 1949  y México en 1953, por dar sólo algunos ejemplos.

Es interesante  tomar conciencia y resaltar que ya en 1920 las instituciones nacionales que dirigían el Yishuv[1] otorgan el derecho de voto a la mujer,  o sea, que el liderazgo nacional sionista en su mayoría secularizado, otorga ese derecho mucho antes que otros países europeos lo hagan.

Los dos Grandes Rabinos Israel discuten acaloradamente el tema de la participación de la mujer en las elecciones. El Rabino Ben Sión Meir Hai Uziel con un coraje sin precedentes da un Psak Din – fallo – según el cual autorizaba a la mujer a participar en las elecciones  como electora y como candidata, contradiciendo la opinión de su colega asquenazí el Rabino Abraham Itzjak Kuk, quien se opuso radicalmente.  Como podemos notar la discriminación de la mujer y el machismo, así como la lucha por sus derechos, no son propiedad de nadie.

También dentro del judaísmo hay divergencias de opiniones y posturas al respecto. Dos grandes figuras basadas prácticamente en el mismo cuerpo de conocimiento y los mismos antecedentes, llegan a conclusiones radicalmente opuestas.

El Rabino Kuk prohíbe terminantemente la participación de las mujeres en las elecciones tanto como votantes como candidatas, en  contra de otros de sus colegas que se preguntan cómo es posible renunciar al 50 por ciento de los votos! O sea, había también quienes anteponían la consideración utilitaria frente a la  halájica. Frente a esto, el Gran Rabino sefardí Uziel se manifiesta claramente en contra de quienes creen que la mujer no podría participar de las reuniones políticas a causa de la falta de recato y el contacto ilimitado entre los sexos diciendo: “la lógica indica que en toda reunión seria y en cada conversación útil no existe la  desvergüenza. Todos los días los hombres se encuentran con mujeres a causa del comercio, y hacen tratativas comerciales, y no hay por eso ningún indecencia” (Responsa, Mishpat Uziel, 6).

Esta tensión permanente entre igualdad y discriminación se arrastra desde las raíces mismas de la cultura judaica. A veces se sobrepone una actitud, a veces otra. Ninguna de las dos, es patrimonio único del judaísmo. Ambas conviven en él. Ya desde el texto del Génesis en el que se relata  la Creación, podemos escuchar estas voces divergentes y hasta opuestas, cuando lo releemos cuidadosamente.

Hoy casi un siglo después de aquella discusión rabínica  y a 63 años de independencia, cabe preguntarse cuál es la situación de la mujer en el ámbito del Estado de Israel. El parlamento israelí ha garantizado a la mujer la igualdad de derecho en sinnúmero de esferas. Sin embargo si tomamos algunos de los parámetros importantes en la consideración de la igualdad, aún hay un largo camino por recorrer.  Por ejemplo en ámbito de los estudios terciarios, el número de mujeres estudiantes en las universidades de Israel ha ido en permanente aumento desde  1948 y hoy representan alrededor del 55 % de los estudiantes, la distribución en áreas de estudio continúa teniendo claras características de género. Así en el año 2005 el 81 % de los estudiantes de educación y pedagogía en el país eran mujeres, el 79 % de los estudiantes de carreras de auxilio médico (enfermeros, técnicos, etc.) eran mujeres, mientras que representaban tan sólo el 25 % de los estudiantes de ingeniería y arquitectura y el 30 % de los estudiantes de matemática.  También en cuanto al cuerpo docente se perciben fuertes diferencias de género. SI bien en el año 2005 las mujeres representaban el 55% de los estudiantes de licenciatura y el  56 % de los estudiantes de maestría y el 52% de los estudiantes de doctorado, sólo representaban el 32% en el seno de los profesores de mayor grado  y sólo el 11 % del plantel de profesores permanentes.

En el área laboral también se perciben grandes diferencias.

El 21 % de las mujeres asalariadas de Israel trabajan en el ámbito de la educación, y sólo el 9% de las mujeres asalariadas lo hacen  en el área  industrial.

El sector de la política es particularmente preocupante.

En el siguiente cuadro puede verse la cantidad de mujeres en el Parlamento Israelí a lo largo de los años:

1949  1951  1955  1959  1961  1965  1969  1973  1977  1981  1984  1988  1992  1996  1999  2003

12       12    14      10      12      10      8       12     8       10     12      9      12     14      17     25*

Si bien la tendencia es de aumento, la situación es preocupante comparada con el resto de los países democráticos.

De acuerdo a los datos registrados por las Naciones Unidas en el años 2007 Suecia contaba con el mayor número de mujeres en su parlamento (47.3 %)  e Israel se encontraba en el número 44 con sólo el 14, 2 % de mujeres parlamentarias, muy por debajo de Costa Rica (38,6%),  España (36%) Argentina (35%), México (22.6%)  o Chile (16%).

El joven Estado  ha recorrido un importante y significativo camino hacia la igualdad de los géneros, pero aún queda mucho por hacerse.

[1] Ishuv, literalmente población. Nombre dado a las diferentes comunidades judías, en este caso el Ishuv de Eretz Israel, la población judía de Eretz Israel antes del establecimiento del Estado de Israel.