LUIS ARTURO CÁRCAMO

Mis recuerdos de Ana es una película italiana dirigida por Alberto Negri, basada en la novela de Alison Leslie Gould; retoma las memorias de Hanneli Goslar, compañera de escuela de Ana, e intenta llevarnos a la reflexión sobre la época y sobre el hondo abismo oscuro que es el ser humano.

Inspirada libremente en las memorias de Ana, nos trae el recuerdo omnipresente de la jovencita: veremos su infancia en la escuela, atestiguaremos su encierro en el anexo, el horror de los campos de concentración, los trenes que llevan a la muerte: lo que Ana no pudo contar.

El horror nunca olvidado de aquella vieja Europa con sus estrellas amarillas que se apagaban día a día y donde la única realidad del día a día era sobrevivir.

El diario de Ana Frank ya había sido filmado en EEUU por George Stevens y existen otras dos versiones inglesas de la historia, dirigidas por Robert Dírhem y Jon Jones para la BBC. Sin embargo, Mis recuerdos de Ana está narrada como un cuento buscando enternecer.

No sabemos porque el director quiso suavizar la historia, lo cual lleva el filme hacia el melodrama dulzón. No necesitamos la fábula, el cuento: queremos la expresión dramática que contiene la historia acerca de cómo sobrevivir y después como vivir con la memoria de esos días.

No ayuda la fiel ambientación de época, el cuidado de la fotografía, y menos la música machacona, pues sentimos que algo falta: quizás sea, en palabras de Ana, el espíritu de “no queremos morir”,

Recordemos el cortometraje Noche y niebla de Alain Resnais: su implacable cámara recorriendo los desolados campos de exterminio fue suficiente para preguntarnos cómo pudo ser posible, una pregunta que  en Mis recuerdos de Ana no puede ser contestada.

Ana Frank es un símbolo; merece una mejor película