LEÓN OPALIN

Las revueltas sociales por la democracia iniciadas en África del Norte y el Medio Oriente en febrero pasado siguen convulsionando a estas regiones. En Libia se experimenta una auténtica guerra civil; los rebeldes apoyados por la OTAN no logran controlar la situación, en virtud de la superioridad en armamento, efectivos y preparación de las tropas del gobierno del Coronel Kadafi. Diferentes fuentes calculan que los muertos podrían ascender a 10,000 personas y que alrededor de un millón de personas enfrentan una crisis humanitaria y un número indeterminado de libios han huido a ciudades “seguras” de esa nación y hacia el exterior. La OTAN con un mandato de la ONU ha intervenido en Libia “para proteger a la población”; empero su participación militar es limitada por que aparentemente no quiere crear una especie de “Vietnam”, que además de significar un costo económico elevado, alimenta sentimientos antioccidentales por parte de los musulmanes en todo el mundo, los cuales se han intensificado a raíz de la ejecución del terrorista Bin Laden.

Por otra parte, los disturbios sociales en Siria, que comenzaron a mediados de marzo, han sido brutalmente reprimidos por el presidente Bashar el Asad; se estima que alrededor de mil civiles han sido asesinados. Siria ha estado instigando a los Palestinos contra Israel para desviar la atención del genocidio que realiza. Asimismo, en Yemen el Presidente Ali Abdala Saleh se ha retraído de su compromiso con el Consejo Económico del Golfo, del cual forma parte, para renunciar a su cargo y aferrado en el poder continúa apaleando y matando a manifestantes.

En Egipto, la Junta Militar gobernante se alinea con Irán y Siria, naciones que tienen una fuerza desestabilizadora en todo el mundo a través de actos terroristas. No obstante que los gobernantes egipcios han ratificado el Acuerdo de Paz suscrito con Israel en 1979, no han hecho nada por evitar las manifestaciones masivas de su población musulmana que demanda se rompa el Acuerdo; se deje de surtir de gas a Israel (lo que ha sucedido en varias ocasiones) y se devuelva “Palestina a los palestinos”, quienes debieran iniciar una nueva intifada (rebelión) contra Israel. Asimismo, grupos musulmanes en Egipto han asesinado a varios miembros de la Iglesia Copta Cristiana de ese país. Paralelamente, la cúpula militar ha dado libre tránsito por el Canal de Suez a dos barcos de guerra de Irán, lo que viola la cláusula de desmilitarización del Tratado de Paz de 1979, y  reconocimiento de facto al movimiento territorial de Hamas de la Franja de Gaza, en donde se ha levantado el bloqueo que tenía en esta última en su Frontera con Rafah. Por lo demás, la Hermandad Musulmana que pretende establecer un régimen teocrático en Egipto, está cobrando fuerza en esa convulsionada nación. Al mismo tiempo que Irán y Siria promueven la inestabilidad social en el Medio Oriente y en África del Norte, sus propios gobiernos enfrentan un proceso de debilitamiento. En Irán la oposición política, cruelmente reprimida, lucha más activamente por ascender al poder; de aquí que se observe un creciente enfrentamiento entre el Ayatola Jameni y el presidente Ahmadinejad. Analistas políticos consideran que es cuestión de tiempo para que los regímenes políticos de Irán y Siria se abran a un proceso de democratización; el cual beneficiaría a las diferentes naciones de la región, en particular a Israel.

En este contexto, el entorno político para Israel se ha vuelto más complejo en el corto plazo, en virtud de que las negociaciones que este país ha llevado con los palestinos por 17 años en relación a los asentamientos judíos en la Ribera Occidental de Jerusalén y para la creación de un Estado Palestino independiente, se ven amenazados seriamente por las intensiones de los palestinos de presentar una iniciativa en la próxima Asamblea General de la ONU en septiembre para la creación de un Estado Palestino de manera unilateral con las fronteras prevalecientes en junio de 1967. Sondeos realizados entre miembros de este organismo en mayo, “indicaban que entre 130 y 180 de los 192 integrantes votarían favorablemente a la petición palestina”.

Por otra parte, el Fatah (de la Autoridad Palestina) y Hamas que han estado en virtual estado de guerra durante los últimos cuatros años, y otros once partidos palestinos, firmaron en el Cairo a principio de mayo un pacto para formar un “gobierno técnico de coalición” (sin figuras de relieve político) y para convocar elecciones antes de un año.

En este ámbito, analistas políticos evalúan este pacto como parte de una estrategia para no presentar en la ONU una división física del Territorio de Cisjordania y el de Gaza, a fin de que la ONU apruebe la creación del Estado Palestino Sin embargo, tienen dudas de que las divisiones existentes entre las fracciones palestinas puedan ser superadas.