ANA PAULA ORDORICA/EXCELSIOR
Los palestinos tendrán lo que parece son todos los ingredientes necesarios, ahora, para que la región se torne mucho más violenta.

Finalmente, Mahmoud Abbas, líder de la autoridad palestina, decidió seguir adelante con su plan de arrinconar a Estados Unidos e Israel ante la comunidad internacional.

En el discurso del viernes, Abbas pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que se le admita como el Estado 194 del organismo. Ya Obama había hablado personalmente con Abbas y, en el discurso del Presidente de Estados Unidos, también ante las Naciones Unidas, le dijo a las autoridades palestinas que en el camino para ser reconocido como Estado, no hay atajos.

El atajo para Obama es justamente esta petición que ha hecho Abbas. Obama, presionado en plena campaña presidencial por el poderoso lobby judío, ha sido claro con las autoridades palestinas: de enviarse esta petición al Consejo de Seguridad para que se emita un voto, EU lo vetaría.

Y el resultado ahora será un perder-perder para todos.

EU pierde porque, aun cuando su veto en el Consejo de Seguridad es suficiente para tirar la iniciativa de Abbas, posteriormente, la Asamblea General va a poder emitir un voto que, se espera, favorezca mayoritariamente a Palestina.

Ahí, en la Asamblea General, no existe el veto que sí tienen los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Es cierto que tampoco tiene la autoridad para votar la entrada de un nuevo país, en este caso de Palestina. Sin embargo, sí puede votar por la entrada de Palestina como un miembro observador, con el estatus similar al que tiene el Vaticano. Sobre esta posible votación, Francia, Alemania y Gran Bretaña ya adelantaron que votarán en favor de Abbas. O sea, en contra de Estados Unidos.

Aun cuando ello no le permite a Palestina considerarse como un Estado establecido con territorio definido, que es finalmente lo que busca a través de las negociaciones fallidas con Israel y mediante el voto en el Consejo de Seguridad de la ONU, sí logra poner en evidencia a EU como un intermediario cargado en favor de Israel. Un aliado que prácticamente le ha otorgado el poder del veto a Israel en la ONU.

Israel pierde, porque con esto ve cómo el mundo entero, salvo EU, cree que los palestinos deben contar con un territorio definido. Además, tendrá a un mundo árabe que se verá fortalecido y sus alianzas en éste, específicamente con Egipto y Turquía, debilitadas.

Y Palestina pierde porque no logra conformarse como Estado, pero también verá sus finanzas muy reducidas. El Congreso estadunidense declaró que si Abbas presentaba su iniciativa ante las Naciones Unidas, buscarían recortar el presupuesto de 500 millones de dólares anuales que le otorgan a los palestinos.

A ello habría que sumar el muy probable recorte que hará Israel en la entrega que hace mensualmente de los impuestos que recolecta a los palestinos, de aproximadamente 100 millones de dólares.

Sin dinero y sin territorio, pero envalentonados por el apoyo internacional, los palestinos tendrán lo que, parece, son todos los ingredientes necesarios ahora para que la región se torne mucho más violenta.