SUSANA GUASP

Cuando vi la noticia del Barco que se hundió en Giglio, Italia, le comenté a mi marido y me dijo “estás soñando”. Lo busco en google y en las noticias y me digo “¡Imposible!¡No puede ser!”.

No fue un sueño: un barco de cruceros, de la compañía Carnival, se hundió en la costa de Italia. Por retrasos y negligencias, seis personas murieron y más de 60 personas resultaron heridas. Aún hay desaparecidos.

Los pasajeros dijeron a distintos diarios que usaron sus teléfonos móviles para llamar a la policía de la ciudad de Grosseto, en el continente, para encender la alarma, mientras la tripulación insistía en que se trataba sólo de un fallo eléctrico.

Todos en el barco esperando ordenes de un capitán mediocre, una tripulación mal entrenada,que todo el tiempo los adormece diciendo: “No pasa nada, todo bajo control, calma, los mantendremos informados…..” Algunos, ante semejante señal de alerta, se fueron a dormir durante cuarenta y cinco minutos más, sin ver que las cosas empeoraban y que era tiempo de salir con sus chalecos y abordar los barcos salvavidas…

La gente está entrenada a creer y obedecer a ciegas a sus lideres, no sólo religiosos, a los del mando, a los expertos, a los doctores y en este caso a los oficiales del barco, dejando su instinto de supervivencia en OFF, sus valores propios en OFF aún cuando el hombre esta diseñado para defenderse y sobrevivir. Es decir nuestro sistema de alarma, el oído, el olfato, la vista, la sensación, el sexto sentido, la intuición debe de estar… en ON.

Es impresionante como un individuo deja de serlo para convertirse en un clon de los demás en un sistema represivo: te “cuadras”, obedeces, te abnegas … a todos los niveles de jerarquía.

La mayoría se somete a las reglas, lo que me pone a pensar que, aún estando la vida en juego, la sociedad civilizada es una manada mansa. Los “líderes” la tienen muy fácil.

¡Qué terrible! Hasta la semana próxima….