SUSANA GUASP

A veces no es conveniente tratar de armonizar con personas o situaciones que son incompatibles entre sí; aceptar que cada situación o persona tiene sus razones de ser te deja con libertad y energía para la realización de tus propios proyectos- y eso le da armonia a tu vida.

En vísperas de Pésaj, con la tradicional ceremonia del Seder y la entrada de la primavera, se renueva ese anhelo de reordenar la vida.

Tu vida, no la de los demás. Por más que los ames, cada quien tiene una manera de medir su propio orden. Y desordenarse para reordenarse es sinónimo de renovación.

Aceptar las diferencias y preferencias del otro es ejercer principios de libertad.

A veces uno quisiera en forma totalmente irracional que los personajes de nuestra novela de vida, siguieran nuestro guión; es decir, exactamente lo que esperamos de ellos.

Pero la vida, lejos de ser una novela, es fascinantemente impredecible.

Así que imagínate que cada miembro de tu familia está escribiendo la novela familiar y su biografía, de forma simultánea.

Los padres de cada familia, con su ejemplo de tolerancia, respeto a cada uno de sus integrantes y perpetuando la memoria historica del pueblo judio en la cena de Pésaj, modelan, para la siguiente generación, la tradición de juntarse y ordenarse. De respetarse y dar libertad. La esclavitud y la opresión llevan entre otras cosas a la rebelion.

Si volvemos al pensamiento inicial, lo que puede haber sido una experiencia tortuosa como convivencia para muchos, o la tristeza de los que ya no están en nuestra mesa para otros, o de los que sí están pero no nos caen, puede convertirse en un reordenamiento.

¡Felices fiestas!