ENRIQUE PRESBURGER
EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

Hemos iniciado 2012 con una serie de pronósticos pesimistas acerca de la economía global. Nos han repetido hasta el cansancio y desde diversas fuentes noticiosas que este año el mundo entrará en recesión, que el Euro estará en peligro de desaparecer, que existirá nerviosismo en los mercados, y que se prevé la contracción del crecimiento en mercados maduros y emergentes.

Es tan frecuente el discurso alarmista que muchos de nosotros ya ignoramos dichas notas periodísticas, pues a pesar de su seriedad, las vemos aún lejanas o ajenas a nuestra realidad. O quizá la razón sea simplemente que ya nada nos hace sentido, pues cada día surge un problema nuevo que es resuelto a medias por discursos políticos e inyecciones aleatorias de dinero, que nunca terminan por resolver nada.

Ante esta situación de incertidumbre, vale la pena preguntarnos ¿qué es realmente lo que está pasando con la economía del mundo?
Es momento de que empecemos a hablar del fondo del problema, y a entender qué es lo que está ocurriendo y hacia dónde vamos.
Básicamente, existen 3 puntos que tenemos que tener muy claros y nos ayudarán a entender un poco mejor nuestro entorno macroeconómico global:

1.Las potencias del mundo occidental tienen deudas que no pueden pagar: Ayer fue Grecia, hoy es Italia, y mañana será Estados Unidos. La realidad es que las principales potencias occidentales gastaron más dinero del que tienen, y realizaron inversiones sociales y de infraestructura que significan que dichas deudas seguirán creciendo en el tiempo y que requieren además préstamos adicionales crecientes.

Es importante tener claro que dichas deudas no se pueden pagar, porque son más grandes en proporción de lo que la economía produce en términos reales (PIB) en cada país. Dado esto, estamos en un vaivén de falta de liquidez, donde los países no pueden pagar sus préstamos y piden o imprimen dinero para poder hacerlo. Como las deudas no se pueden reducir y siempre se requiere más liquidez, a los Estados no les queda más remedio que seguir endeudándose para sostener su nivel de vida; ya sea mediante la emisión de bonos, la obtención de préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI), o bien el rescate entre bloques regionales como ocurre en Europa.

2.Estamos próximos a una devaluación de las principales monedas de referencia: imprimir dinero de manera desproporcionada es igual a inflación. Cuando hay más dinero y más deuda circulando, los productos suben de valor y la moneda se devalúa. Es esto lo que está ocurriendo ya con el Euro y con el dólar. Las potencias occidentales están inundando el mercado de dinero como nunca lo habían hecho con papel y emisiones de bonos. Esto lo hacen por la crisis económica que ha impactado su crecimiento de manera importante, encausando a sus gobiernos a tomar la decisión de impulsar la actividad económica con liquidez en el mercado a toda costa. Sin embargo, como el dinero no viene de la producción sino de la pura inyección de papel, nos aproximamos a una devaluación y pérdida de valor de las principales monedas de referencia en el mundo, situación que creará la necesidad dentro de nuestro sistema monetario internacional de encontrar nuevas unidades de valor que trasciendan a las monedas tradicionales.

Creemos que el oro y la plata tienen grandes posibilidades de volver a tener valor significativo en el mercado financiero internacional, pues justamente Europa y Estados Unidos son los países que más reservas de esos metales tienen en términos absolutos y relativos con respecto al valor de sus reservas de dinero. (Su oro almacenado representa del 70 al 85% del valor de sus reservas monetarias, contra un 0.5 a 2% que tienen los países en América Latina por ejemplo).

3.Las potencias invertirán en nuevas fuentes de energía y control de recursos para la transformación de su industria: Ante el escenario adverso para las potencias de pérdida de valor de sus monedas por deudas, baja actividad económica e inflación, sus gobiernos buscarán seguir gastando e invirtiendo lo más que puedan en tecnología para crear fuentes alternativas de energía para la industria. Asimismo, mientras estas nuevas tecnologías se depuran y perfeccionan, las potencias le apuestan a asegurar su abasto de petróleo, gas y carbón para poder sostener su tipo de producción industrial actual.

Por tanto, creemos entonces que mientras las potencias occidentales puedan seguir alargando sus reestructuras de deuda, buscarán seguir invirtiendo en la tecnología futura para controlar las nuevas fuentes de combustible nacientes que necesita la empresa del futuro.

Concluimos entonces que los países en problemas económicos y de deuda en el presente no se están preocupando por recuperar el valor de sus monedas y reducir sus deudas. Más bien se están preocupando por alargar lo más posible su debacle y seguir creando dinero mientras puedan para no detener su nivel de vida actual y controlar en el futuro las nuevas tecnologías de la industria del futuro (energía solar, eólica, mineral, hidroeléctrica), asegurando al mismo tiempo su abasto de las fuentes actuales (carbón, gas, petróleo). Al cabo, ante un escenario crítico de deuda, siempre tendrán sus reservas de oro que les permitan volver a empezar y tener el control.

Así las cosas, pronosticamos que el vaivén de la economía global, las crisis de deuda, y los problemas macroeconómicos apenas comienzan. Es importante como lectores entender que la estrategia de los actores que están en el ojo del huracán financiero es alargar lo más posible su situación de re-financiamientos para invertir en la reestructura tecnológica del futuro de sus propios países. Es así que el fondo del problema es que las potencias aún no están preparadas para reducir sus deudas y fortalecer su moneda, y por ello ya piensan más bien en nuevas referencias monetarias e invierten en lo que será la nueva industria tecnológica; si bien ello significa sacrificar la estabilidad del sistema financiero internacional.

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