RODICA RADIAN-GORDON / EXCELSIOR
Micha Lindenstrauss es una de las personalidades que más ha contribuido al empoderamiento y prestigio de la Contraloría

El pasado 14 de mayo fue elegido el juez Yosef Shapira como el nuevo contralor y ombudsman de Israel, quien entrará en funciones en el mes de julio. Junto con la Suprema Corte de Justicia y el asesor jurídico del gobierno, la Contraloría del Estado y la persona que la encabeza son las instituciones israelíes identificadas con el Estado de derecho, formando así el andamiaje institucional de control que garantiza la legalidad del ejercicio gubernamental. Elegido por la Knesset (Parlamento de Israel) en votación secreta por un solo periodo de siete años, el contralor es responsable solamente ante ésta.

El contralor se encarga de examinar las acciones del Poder Ejecutivo e incluso las cuentas, archivos y personal de todos los ministerios del gobierno, instituciones estatales, ramas de los servicios de seguridad y autoridades locales, entre otras instancias públicas, según los principios de integridad moral, eficacia y efectividad. Además, está autorizado, por ley, a inspeccionar los asuntos financieros de los partidos políticos representados en la Knesset, así como las cuentas de las campañas electorales, y está facultado para imponer sanciones monetarias en caso de descubrir irregularidades.

Ya sea por la corta historia de Israel o por el carácter de sus instituciones democráticas que se rigen por el modelo parlamentario, desde su formación surgieron destacadas figuras dentro del ámbito legal que han impuesto estándares y principios básicos en el funcionamiento del imperio de la ley y el buen gobierno. Figuras como Isaac Zamir, Meir Shamgar y Aharon Barak han moldeado la función del asesor jurídico y luego el rol de la Suprema Corte (Shamgar y Barak siendo presidentes de la última) estableciendo así instituciones dotadas de autoridad y poder según los ideales éticos.

Es incuestionable la importancia de que los aparatos de control del Estado de derecho estén encabezados por personajes del más alto prestigio, que sean servidores públicos y a la vez actúen de manera autónoma y sin temor ante los gobiernos y los funcionarios políticos. El actual contralor, el juez Micha Lindenstrauss, se ha destacado como una de las personalidades que más ha contribuido al empoderamiento y prestigio de la Contraloría. A lo largo de su desempeño, al juez Lindenstrauss se le asocia, entre otras causas, con las investigaciones sobre la conducta del ex primer ministro Ehud Olmert, que dieron lugar al proceso judicial que se le siguió, así como con investigaciones sobre la conducta del actual primer ministro Netanyahu. En la esfera pública dos de los casos con mayor resonancia han sido el incendio forestal en la zona del Carmel, en 2010, donde se investigó el funcionamiento tanto de las autoridades estatales como locales, y el caso de las relaciones jerárquicas de la autoridad civil y militar reflejadas en la conducta del ministro de Defensa, Ehud Barak, y el ex jefe del Ejército, Gabi Ashkenazi, tras el affair Harpaz. Estos últimos reportes están próximos a publicarse.

Por su parte, el juez Yosef Shapira tiene una larga y reconocida trayectoria en el ámbito judicial israelí y sus veredictos se caracterizan por una visión liberal y focalizada en los derechos ciudadanos. Sin lugar a dudas, también él aportará un toque personal que contribuirá aún más a la consolidación de esta función tan importante como lo es la Contraloría.