SALOMÓN LEWY PARA ENLACE JUDÍO
Suena curioso, ¿verdad? Imaginémonos una escuela judía, en este caso Primaria, a la que todos los niños y niñas judíos asistan, sin demérito de las Comunidades a las que pertenezcan por las razones hoy de sobra conocidas.
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Asoma la pregunta: ¿Este escribidor está loco o se fumó algo?
Muchos, posiblemente una mayoría de los integrantes de nuestras comunidades – sólidas o artificiales – lo harían, pero si hacemos a un lado nuestra inveterada propensión a diferenciarnos unos de otros, y de paso nos volvemos un tanto realistas, probablemente nos detendremos a darle “una pensadita”.
Vamos por partes: ¿Cuántos colegios judíos hay en México? ¿Cuáles son sus razones de ser? ¿Quiénes los conforman? ¿Cuáles son sus áreas de influencia?
¿Por qué asisten los alumnos a cada una de ellas? ¿Qué resultados obtienen? ¿En qué destacan unas escuelas por encima de otras? ¿Qué logros obtienen los alumnos de una u otra? ¿Cuál es mejor y por qué? ¿Qué ganamos, como Comunidad, con la existencia de diversas escuelas para alumnos judíos – y algunos no judíos – en función de la pedagogía, las creencias, las costumbres, el comportamiento, el Civismo o el judaísmo en general?
La Historia de los judíos en México está hermosa y puntualmente documentada en verdaderas obras de arte que forman parte del acervo original de las comunidades. ¡Cuántas veces escuchamos las palabras Justo Sierra, Veracruz, La Merced, Hipódromo, Polanco, etc.! Pero también vemos y sabemos de Halebis, Shamis, Idish, Knis, Shul, Kippe, Gefilte Fish, etc.
Unos dirán: ¡Qué ensalada! Otros…
La plática con los amigos judíos es rica en datos, acontecimientos, remembranzas y orígenes, sin faltar, claro, diferencias. “Ya sé quién es éste y de dónde saca sus ideas”. Todos queremos ser escuchados y, por qué no, admirados.
El escribidor mismo hace gala de los méritos familiares anteriores a la Bestia. “Mi padre esto, mis abuelos aquello, la iluminación cultural en Alemania, la sinagoga en RykStrasse, mi bisabuelo el Jazán, etc.”
Mas estos son otros tiempos. Las circunstancias culturales, económicas, sociales y aún las espirituales han sufrido los embates de los cambios, que para bien o para mal, se han sucedido… ¿o no?
Vamos nuevamente al pasado y demos ejemplos. De una “escuelita religiosa”, en la colonia Escandón, a la que asistían alumnos de familias “pobres”, ¿cuántos son hoy renombrados profesionistas, hombres de empresa o catedráticos? De “colegios de gobierno”, ¿cuántos de sus graduados son gente de gran nivel académico, intelectual o científico? De hogares “laicos” o kosher, ¿hay más o hay menos personajes distinguidos? ¿Más o menos exitosos, no sólo desde el punto de vista económico sino también social, comunitario?
Recuérdese que estamos hablando sólo de la Comunidad de México. Los Estados Unidos de América presume, como nación, ser el “gran crisol”.
¿Ah, sí? Nosotros tenemos, como botón de muestra, nuestro pequeño crisol: el Centro Deportivo Israelita. Toda la Comunidad se reúne ahí. Religiosos y “laicos”, “sefardim” e “idishicos”, niños, jóvenes y “tercera edad”, sin distingos. Hay minyanim y aerobics, coexisten el “coiffure” y el “sheitl”, el pantalón ajustado y la falda “hasta el huesito”. Por otra parte, nuestros medios de comunicación publican artículos de autores de todos los orígenes y corrientes, sin cortapisas y los negocios ¡Ah, los negocios! Se hacen sin distinciones comunitarias.
Por supuesto que no vamos a hablar de Israel. El tema escolar no tiene nada en qué semejarse al nuestro, Las diferencias ahí se allanan por Ley.
¿Entonces? Una escuela genérica (por llamarla de alguna manera) no es una idea tan disparatada, ¿verdad?
Veámosla desde la perspectiva del caballero Don Dinero: la escuela, como tal, es cara. (Ya dijo el escribidor con anterioridad que no sabe cómo “le hacen” los matrimonios jóvenes para enviar a dos o tres hijos a estudiar con este nivel de colegiaturas). Una escuela con instalaciones para casi mil alumnos, tiene sólo 400, pero eso sí, tiene directores o profesores de importación (De sicólogos profesionales no habla el escribidor porque es capítulo separado).
Otra es “idish”, pero casi la mitad de alumnos es “Halebi” o “Shami”; una es “laica”, pero una tercera parte de sus alumnos trae kippa e incluso tzitzit, mas el denominador común entre ella es la escasez de fondos, los pasivos.
Edificaciones sólidas, enormes, vastas, excesivas y que fueron costosas al construirse y son caras al mantenerse, ¿es correcto?
Desde la perspectiva puramente pedagógica: ¿En verdad alguno de nuestros colegios es, actualmente, superior a otro? No lo notamos.
Lo verdaderamente preocupante, lo que escuece, es ver que muchos de nuestros infantes emigran a escuelas no judías. No necesita el escribidor dar nombres de instituciones, pero se conoce cuáles son. Las razones para esta emigración son variadas pero simples.
Surgen las preguntas (otras más): ¿Estamos satisfechos con la educación que reciben nuestros vástagos? ¿Estamos vigilando desde nuestros hogares la “otra parte” de esa educación? En nuestros hogares, ¿estamos conscientes de que la formación cívica e intelectual de nuestros hijos es nuestra obligación primera, o simplemente dejamos que sea la escuela “donde los eduquen”?
Por otra parte: ¿Creemos que si los hijos van a tal o cual escuela, con tal o cual sello – religioso, laico, comunitario – van a ser mejores personas? El escribidor recuerda sus tiempos de soltería. Una joven de Monte Sinai, ¿casarse con un idish? ¿Un “turco” con una de Maguen David? Ni pensarlo. Era casi un sacrilegio. Había, incluso, quienes clasificaban esto como “mixto”.
Hoy, afortunadamente, las opiniones – y los hechos – han cambiado. Y ¿saben qué? Los resultados están a la vista. El escribidor camina por el Depor o asiste a diversas celebraciones comunitarias y observa los hermosos productos de ese cambio. ¡Qué muchachos y muchachas tan hermosos e inteligentes! La “mixtura” ha sido excelente, positiva.
Permítaseme ser extremista. En casos de divorcio, no hemos sabido que sean porque uno trató de imponer en la otra sus costumbres “comunitarias” o viceversa.
Es claro que nuestro “upbringing”, nuestra crianza familiar – y escolar – influyó en nuestra manera de pensar…pero eso fue ayer.
Entonces: ¿Cuáles son los impedimentos para establecer escuelas comunes para todos los hijos, para todos los infantes y jóvenes judíos?
¿Serán las “hogueras de la vanidad” de los dirigentes o, acaso, el inveterado separatismo de nuestro Pueblo?
¿Pudiera intervenir, como decimos en hebreo, el infausto “la’asot roshem”- dar la impresión – de que somos muy fieles a nuestra tradición? ¿A quién queremos convencer? ¿Deseamos “defender” nuestro judaísmo etiquetándonos?
¿Tenemos el temor de perder nuestra identidad?
Seamos pragmáticos. Nuestro Pueblo no se “absorbe” si nos ocupamos en seguir nuestros principios y Tradición. El lema debe ser “Todas las escuelas para todos nuestros hijos”. Pensemos…
3 Respuestas
Sr. Lewy, como siempre reciba de mi una gran admiracion y respeto, soy gentil pero respeto, apoyo y admiro todo lo relacionado al JUDAISMO. Lei sus dos libros ( MI AMIGO ISSAC Y EL CORAZON NO ES UN PASAJERO ) los cuales recomiendo mucho cuando tengo la oportunidad de hacerlo.
Shalom.
Con mis mas altos respetos a todos aquellos que hacen posible “Enlace Judio”, particularmente a su directora May Samra.
Soy una mujer judia, de 58 años,pertenezco a la comunidad “Maguen David”, sin embargo mis padres decideron que todos mis hermanos y yo estudàsemos en el Colegio Israelta de México por sel la “mejor” escuela judia en ese entonces (ya existia la Tarbut, la Sefaradí y Monte Sinai), hoy por hoy me siento muy orgullosa de mi Escuela, no así de mis “compañeros idish”, ya que en ese entonces yo ea “la shajata”. Creeanme que fueron años muy difíciles ( hoy lo conocen como bullying), me dejó “marcada” de por vida.
Cuando cursaba segundo de preparatoria y se realizaron estudios vocacionales para elegir mi futura carrera, me “recomendaron”, mejor estudia una carrera comercial, porque dadas tus condiciones económicas no creo que tu familia pueda pagar. Gracias a Hashem, no hice caso de estas recomendaciones y estudié en la Universidad Iberoamericana, (Con los jesuitas) becada desde el segundo semestre y titulada por Excelencia Académica.
Cabe hacer mencion, que en la Idishe, fui becada desde primarias hasta la preparatoria, lo cual aprecio y valoro ENORMEMENTE …. sin embargo gracias a la edad y algunas terapias he podido superar esa sensaciòn de una identidad JUDÍA dividida ( soy halabi de padre, madre shami, estudié con los idish y concluyo mi formaciòn con jesuitas).
Este conflicto de “identidad”, también me trajo problemas en mi trayectoria profesional ( prefiero no trabajar en Empresas de “paisanos”…..)
Disculpen todo este discurso, solo para decirle al editor de este artìculo que me parece MARAVILLOSO Y FORMATIVO el que en un futuro existiera una escuela Israelita, asì como el crisol que representa el CDI.
Apoyo su idea, y con gusto estoy dispuesta a que sea màs solida… finalmente nustro D-os en UNO y su pueblo tambièn deberia ser UNO (respetando y tolerando las “diferencias culturales y de origen).
Aprovecho para desearles a Todos Feliz Jag Shavuot.
SHALOM SR. LEWI QUISIERA COMENTARLE MI ESPOSO Y YO DESCUBRIMOS QUE NUETROS ANTEPASADOS ERAN JIDIOS PERO CON SU IDINTIDAD PERDIDA Y ENTONCES DECIDIMOS DEJAR EL PAGANISMO ROMANO Y SEGUIR LA TORAH PERO CUANDO INTENTAMOS CAMBIAR A NUESTROS HIJOS DE ESCUELA LO UNICO QUE RECIBIMOS FUE UN PORTAZO EN LACARA Y UN ASOMBRO DEL COSTO DE LAS COLEGIATURAS ALGO IMPAGABLE PARA NOSOTROS Y CON ELLO EN LAS ESCUELAS PUBLICAS UN RECHAZO ACIA MI HIJO INCLUSO UN MAESTRO LO GOLPEO POR SU CONDICION DE JUDIO ABLIGANDONOS A CAMBIARLO NUEVAMENTE DE ESCUELA Y OCULTANDO NUEVAMENTE SU IDENTIDAD JUDIA. BUENO EL CONSUELO QUE ME QUEDA ES QUE ALGUN DIA LA TRIBU DE JUDA Y LA TRIBU DE ISRAEL ESTAREMOS JUNTAS Y SIN DISTINCIONES SHALOM