ENRIQUE PRESBURGER

Debido al corto tiempo de las campañas políticas, su enfoque mediocre en la descalificación, y la superficial cobertura mediática centrada en la personalidad de los políticos; nos vemos en la necesidad a realizar un ejercicio propio sobre el futuro del país en materia de Política Económica al margen de propuestas concretas de candidatos (aunque al momento no estoy seguro si existen).

Presentamos a continuación aspectos centrales de la Política Económica de México que deberán resolverse en los próximos 6 años, separando los aspectos “discursivos” y “reales” de cada uno.

La Política Económica se define en función de la intervención del Estado en el desarrollo económico de un país. Dicha intervención debe estar orientada a 3 objetivos fundamentales: Estabilidad Monetaria, Empleo y Crecimiento. El propósito común de los factores es lograr el desarrollo socioeconómico del país.

Bajo esta premisa, aterrizamos los 3 objetivos fundamentales de la Política Económica a la realidad mexicana:

Estabilidad Monetaria:

• Discurso: El discurso vacío habla en función de la inflación como única variable de análisis, y de la responsabilidad de funcionarios en relación al nivel endeudamiento externo.
• Factores reales a considerar: La cuestión no cosiste solamente en el monto de endeudamiento como tal. La pregunta correcta es preguntarnos ¿porqué México debe endeudarse? La respuesta tiene que ver con varios factores: Entre ellos que México tiene un base gravable muy pequeña, que PEMEX -quien es nuestro mayor contribuyente- está en declive muy claro y en pérdidas operativas, que la estructura burocrática de México es cara y corrupta, y que en México las necesidades de infraestructura son crecientes por el crecimiento poblacional de nuestra gente mayormente joven y en edad de trabajar. Esto quiere decir que México tendrá que seguirse endeudando, pues se requiere de inversión pública. El endeudamiento del país es inminente, y será creciente. Por tanto, nuestras exigencias como electorado crítico, deben de ir en función a los siguientes puntos:
o Inversión en el desarrollo de infraestructura industrial en México: La inversión debe considerar la creación de infraestructura orientada al posicionamiento marítimo, aéreo y terrestre de México ante bloques regionales europeos, sudamericanos, americanos y asiáticos entre otros. (Infraestructura para el desarrollo y no meramente planeación urbana)
o Transparencia en montos de endeudamiento a niveles municipales, estatales y federales: No se trata de reemplazar deuda externa por interna para esconder mejor las cifras. Se trata de controlas a todas las instancias de gobierno en materia de montos y objeto de inversiones. Aquí está en riesgo la quiebra de pueblos enteros por malos manejos.
o En qué moneda o metal invertiremos nuestras reservas internacionales: Se debe delinear una estrategia de respaldo balanceada entre monedas y metales para no perder el valor de nuestra propia acumulación de divisas.

En suma, no debemos perdernos en el debate superficial de si la deuda debe ser externa o interna. México requiere más de inversión pública, y los temas relevantes son la transparencia, la administración de nuestras reservas, y nuestra inversión en competitividad. Esto es lo que juega en materia de estabilidad monetaria más allá de ideologías discursivas.

Empleo:
• Discurso: El discurso vacío en materia de empleo se pierde en el número de plazas que se prometen en teoría para abastecer la demanda creciente de los egresados de las universidades.
• Factores reales a considerar: En México tenemos un problema serio en este rubro, pues la desocupación esconde detrás de ella problemas más graves que tienen que ver con la educación, los impuestos y la informalidad.
o Educación: es hora de que el debate en torno a este tema evolucione. No se trata de evaluaciones de maestros, sino de evolucionar la capacitación técnica e internacionalizar los planes de estudio hacia oficios orientados a nuestros recursos y futuro como país.
o Informalidad de la economía: En México cerca del 30% de la PEA (Población Económicamente Activa) se encuentra en el sector informal. Esto significa que la gente no está conforme con la estructura vigente de bajos salarios y altas retenciones de impuesto sobre la renta. Este modelo debe de cambiar, pues el vuelco a la informalidad es claro y creciente.
o Impuestos: En México la gente evade impuestos. La raíz del problema está en la incertidumbre jurídica de retenciones, la pobre estructura de instituciones orientadas a la seguridad social del trabajador, y la carga en impuestos alta en una base gravable muy compacta.
Por tanto, el problema del empleo no se trata de crear plazas, sino de desarrollar a la gente, y entender que la informalidad no es una simple cuestión de ética, sino una solución que muchas familias ven ante su bajo ingreso formal con poquísimas expectativas de crecimiento y los altos impuestos cobrados a su renta.

Crecimiento:
• Discurso: El discurso vacío en materia de crecimiento se pierde en índices variables de manufactura relacionada a sectores de exportación y en la comparación de crecimiento entre naciones similares.
• Factores reales a considerar: El tema de crecimiento en México se debe abordar de manera local. México no tiene crecimiento real por arriba de su inflación desde hace varios años, y como país emergente está detrás de sus pares asiáticos y latinoamericanos. Esto no es casual, sino realmente un problema de fondo que responde a los siguientes factores:
o Ausencia de Fuentes de Financiamiento: En México el nivel de bancarización de la población oscila entre un 20 y un 25%, y la banca de desarrollo sólo representa el 1% del financiamiento de las PYMES. Esto quiere decir que no existe financiamiento en México para los impulsores del crecimiento. Es imprescindible que el gobierno impulse a las figuras de financiamiento no bancario, como las SOFOMES-SOFIPOS-SCAPS, para romper esta barrera de desarrollo.
o Desarrollo del mercado interno: En México poca población puede considerarse como consumidora masiva de bienes. En tanto México no sea un país que impulse su desarrollo humano, no habrá prosperidad. El bajo poder adquisitivo de la mayoría de la población en México no es simplemente un problema social, sino uno económico que impide el desarrollo de tecnología e industria interna.
o Distribución del Ingreso: Por supuesto que todos sabemos que este tema representa un problema, que no obstante esconde un dilema: ¿Cómo conservar una ventaja competitiva de mano de obra barata y subir los salarios al mismo tiempo? La respuesta no es sencilla, pues no es posible conciliar. O bien México sube sus salarios e invierte en tecnología e infraestructura, o entra en una brecha de desigualdad aún mayor para seguir atrayendo inversiones de bajo costo y alta rentabilidad.

En resumen, el crecimiento no se trata de la simple medición del PIB en cuanto a ingreso y gasto nacional. Hablamos de ventajas competitivas que se deben sacrificar, de la necesidad de muchas fuentes de financiamiento y el desarrollo humano como artífice del mercado interno.

Es momento de que en México empecemos a hablar de Política Económica, sobre todo de cara a unas elecciones federales que implican un presidente y una estructura partidista determinada que estarán con nosotros hasta el 2018.

Ante la ausencia de información sustantiva, cuando menos hay que poner los elementos a ponderar sobre la mesa.

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