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El momento más oscuro de la historia olímpica no deja de perturbar tampoco a los Juegos de Londres: 40 años después del atentado palestino en Múnich, con un saldo de once deportistas del equipo israelí muertos, el recuerdo de las víctimas se convirtió en debate político.

La pregunta es si debe haber un minuto de silencio durante la ceremonia de apertura, que está prevista sea alegre y dinámica y que será dirigida por Danny Boyle, o si alcanza con un recuerdo en la villa olímpica, como hizo espontáneamente el lunes el presidente del COI, Jacques Rogge.

La presión de los que piden el minuto de silencio aumentó ayer enormemente. Dos viudas de las víctimas de Múnich se presentaron en público y relataron con emotivas palabras su destino y el de sus maridos.

Ellas lo tienen claro: “Mi marido fue asesinado en suelo olímpico y merece el mismo honor que todos los demás”, dijo Ilana Romana, cuyo marido, Josef Romana, iba a participar como levantador de pesas en Múnich. “Hasta ahora no pudimos derribar el muro. Ésta es nuestra oportunidad”, dijo la mujer de 67 años.

Desde hace décadas Romana lucha junto con otras viudas para que su marido reciba el recuerdo que ella cree que merece. Ankie Spitzer, de 66 años, cuyo marido, Andre, formaba parte del equipo de esgrima israelí en 1972, es muy crítica con la estricta negativa del COI a recordar a las víctimas de Múnich en la ceremonia de apertura. “Me parece una discriminación”, dijo. “Venimos del país equivocado y tenemos la religión equivocada”. Según Spitzer, el COI, su presidente Jacques Rogge y sus antecesores responden desde hace décadas con una excusa tras otra. “Tenemos una noticia positiva”, dijo. “Quien no recuerda la historia está destinado a repetirla”.

Ella no pierde la esperanza de ablandar al COI en las pocas horas que quedan antes de la ceremonia del viernes. El Congreso Mundial Judío ya calificó hace días de “completamente sin tacto” la negativa del COI. El Comité, al parecer, quiere evitar un conflicto con los 53 estados miembros musulmanes, agregó.

Los partidarios de la iniciativa Munich Eleven están moviendo cielo y tierra y en su empeño encontraron muchos seguidores. Así, el Bundestag alemán, el Parlamento canadiense, la Knesset y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se manifestaron a favor de la petición.

La cadena estadounidense NBC tiene previsto silenciar el micrófono de los comentaristas durante un minuto durante la ceremonia.

“No queremos mucho. Sólo ese minuto”, dijo Alan Elkin, que integra la iniciativa. El embajador israelí en Londres, Daniel Taub, considera que no se trata de un tema exclusivamente israelí o judío: “El atentado de Múnich 1972 fue claramente un ataque al espíritu olímpico”, sentenció.