TZILA CHELMINSKY/AURORA

Finalmente, “Bet Hatfutsot” el antes llamado Museo de la Diáspora y hoy Museo del Pueblo Judío presenta actualmente una exhibición sobre el Majal (siglas de Mitnadvei Jutz Laaretz o Voluntarios Extranjeros en la Guerra de Independencia 1947-1948).

Titulada “Por Tierra, Aire y Mar” a estos voluntarios los llamó David Ben Gurión “la más importante contribución de la diáspora a la sobrevivencia del Estado de Israel.”

La exposición, costeada íntegramente por los pocos sobrevivientes, está colocada al final del Museo en el tercer piso entre el pasillo y el elevador superior. Si la intención era dar a conocer al público y sobre todo a la juventud el excelente y difícil trabajo realizado por los “Majalnikim”, es difícil que alguien llegue hasta ahí a menos que de antemano tenga interés en ello, además de ser pequeña y poco explicativa.

Los voluntarios fueron aproximadamente 4.500 de 37 países, muchos de ellos con experiencia en la Segunda Guerra Mundial, que jugaron un papel importantísimo, a veces decisivo, en todas las ramas del recién creado ejército de Israel. Recién liberados del ejército, estos veteranos de la Segunda Guerra Mundial viajaron a Israel poniendo su vida en peligro para aportar la experiencia militar que tenían y que tan desesperadamente se necesitaban. Los majalniks no sólo contribuyeron de manera significativa a la victoria sino que también ayudaron a fundar los cimientos en las cuales se basó Tzáhal, el ejército de defensa del joven Estado. Estos miles de voluntarios de comunidades judías de la diáspora aportaron su conocimiento, su entrenamiento y sus capacidades militares a catorce ramas de Tzáhal.

La mayoría del personal de aire y tierra fue compuesta por voluntarios del extranjero. Hablaban en inglés y la mayoría eran veteranos de las fuerzas armadas de Norteamérica, Sudáfrica, Inglaterra y Canadá, quienes ocuparon posiciones claves, tanto en el área técnica como en el operacional. Al firmarse el tratado de compra de armas con Checoslovaquia, jóvenes pilotos israelíes tuvieron que viajar a entrenarse ahí para poder manejar los Messerschmitt adquiridos, pues los pocos pilotos israelíes, así como los extranjeros, conocían sólo los aviones americanos o ingleses.

El primer comandante de la Marina de Guerra israelí fue Paul Shulman, un majal norteamericano graduado de la Academia Naval de Annapolis. Su rol fue no sólo importante en la creación de la Marina, sino también en la adquisición de barcos para la Aliá B (la de los mapilim) que traían a los inmigrantes ilegales a Israel rompiendo el bloqueo inglés.

En esta función fue ayudado por veteranos de Canadá, Inglaterra y Norteamérica. Así adquirieron 10 barcos en los Estados Unidos, incluyendo el hoy ya legendario “Exodus 1947”, y en ellos transportaron 31.000 inmigrantes ilegales. 240 majalniks intervinieron en esta empresa, la mayoría norteamericanos, pero también hubo mexicanos entre ellos. En el trágico caso del barco Altalena, organizado por el Etzel y hundido por órdenes del comando de la Haganá, había majalniks de Francia, Inglaterra, Cuba y Europa oriental.

El cuerpo médico fue impresionante por su actividad. Llegaron 83 médicos y 87 enfermeras y paramédicos. Los grupos más numerosos provenían de los Estados Unidos, Sudáfrica e Inglaterra, y 7 médicos arribaron de Sudamérica; la mayoría trabajó en los hospitales del frente y en los relacionados con el ejército. Conocí personalmente a algunos de ellos, que después se contaron entre los médicos más destacados y prominentes del país. Quiero decir unas palabras sobre mi desaparecido amigo Leo Borenstein, norteamericano que había sido médico en la unidad del Gral. Patton en la guerra en Europa. Recién llegado, fue enviado a la Galilea y estableció el primer hospital militar de campo.

Leo fue quien introdujo la cirugía plástica en Israel, comprendiendo la importancia de esta rama médica en el caso de soldados quemados, y hasta el día de hoy, el departamento que él fundó en el hospital de Tel-Hashomer está dedicado a su memoria.

En el cuerpo de ingeniería, la mayoría eran “majalniks” veteranos de la segunda Guerra Mundial. Además de entrenar reclutas, limpiar campos de minas y volar puentes, intervinieron de manera decisiva en la construcción del camino Burma, cuyo propósito fue salvar del bloqueo a la ciudad de Jerusalém.

El comandante de esa operación fue David (Micky) Marcus, quien merece una mención especial y del cual escribiremos separadamente. Con una tremenda experiencia militar, aceptó la invitación de Ben Gurión para venir como consejero militar, pero el gobierno americano le exigió, por ser aún reservista en el ejército, que no usase su propio nombre, ni su rango y que no se conociese su récord militar; así fue cómo apareció en Israel Michael Stone en enero de 1948. Inmediatamente, Stone diseñó una estructura de comando para el nuevo ejército israelí y escribió manuales para entrenarlo. Adaptó su experiencia a las necesidades especiales de la Haganá.

Cuando Israel declaró la independencia en mayo de 1948 y cinco ejércitos atacaron el país, a pesar del poco equipo con que contaba, estaba preparado gracias al plan de Stone. Cuando estaba a punto de caer el sector judío de Jerusalén, Marcus ordenó la construcción del camino Burma para trasladar hombres y equipo adicional y así romper el bloqueo árabe, sólo unos días antes de que las Naciones Unidas negociaran un cese de fuego. Como recompensa, Ben Gurión nombró a Marcus, Teniente General en el éjercito de Israel. Trágicamente, Marcus no vivió para ver la paz pues fue baleado por un guardia por error, por no mencionar la clave de acceso al campamento. Ben Gurión lo llamó “el mejor hombre que tuvimos”.

Los majalnikim sirvieron en la artillería, en el Palmaj, y en prácticamente todas las brigadas. Muchos majalniks cayeron en la guerra, algunos fueron heridos y otros cayeron prisioneros, incluidos un grupo de sudamericanos que defendían a Nitzanim. 119 voluntarios cayeron en acción, entre ellos 19 de los 33 pilotos, cifra desproporcionada en relación al número de combatientes.

En el año de 1998, al celebrarse el 50º aniversario de la Independencia de Israel, el congreso norteamericano concedió una mención de honor a este cuerpo internacional de voluntarios que desinteresadamente ayudaron a la creación del estado.

Curiosamente, ya se organizaron exposiciones sobre el Majal en Nueva York y en Australia, pero no en Israel, en el país al que verdaderamente ayudaron a sobrevivir. La mayoría de los majalniks volvieron a sus países de origen después de la guerra, pero 450 se quedaron y muchos de ellos han regresado con el curso de los años

Un monumento a Majal fue construido en los bosques de Shaar Hagai a la entrada de Jerusalém, al principio del camino a Burma. En 1993, durante la dedicación al monumento, el entonces Primer Ministro Itzjak Rabin dijo: “Llegaron cuando más los necesitábamos, durante esos días oscuros e inciertos de la Guerra de Independencia. Nos trajeron no sólo su experiencia sino también ofrendaron su vida. El pueblo y el estado de Israel nunca los olvidarán”.