NOEMI ABRAMOWICZ

Los términos “izquierda” y “derecha” en Israel, aunque también tienen connotaciones de ideología social y económica, se refieren primordialmente a la posición asumida frente al problema árabe-israelí. En Israel existe una completa gama de opiniones, desde la extrema derecha que niega todo derecho de autonomía nacional a los árabes palestinos, hasta la extrema izquierda que niega todo derecho de autonomía nacional a los israelíes judíos.

Tal vez en algún futuro artículo comentaré sobre la derecha. En este artículo me limitaré a describir a la izquierda.

• Para la izquierda moderada el principal responsable de que no hay paz es Israel. Para la izquierda extremista el único responsable de que no hay paz es Israel.

• La izquierda moderada expresa criticas a Israel. La izquierda extremista expresa odio a Israel.

• La izquierda moderada pinta a Israel en diversos tonos de gris. La izquierda extremista pinta a Israel completamente de negro.

Hay izquierdistas extremistas como Gideon Levy, el columnista del moribundo periódico Haaretz, quien nunca en su vida, a juzgar por sus artículos, ha conocido a un israelí bueno o a un palestino malo. Para Levi Israel es el epítome de la maldad. Los palestinos lo aprecian tanto que traducen sus artículos al árabe y los publican en sus páginas Web, como lo hizo Hamás en una ocasión.

Pero también hay izquierdistas ingenuos y bien intencionados como Gershon Baskin, fundador y presidente de una organización llamada “Centro Israelí-Palestino de Investigación e Información”. Para Baskin los palestinos son el epítome de la bondad y del pacifismo, y la paz se lograría de inmediato si Israel mostrando buena voluntad, retornase a las fronteras de 1967. En un reciente artículo, publicado en el Jerusalem Post, escribió que Israel debería estar satisfecho con las fronteras de 1967, ya que “el Estado Judío tendrá el 78% del territorio entre el río Jordán y el mar, y el Estado Palestino unicamente el 22%”.

El problema con los porcentajes citados por Baskin es que están basados en la supresión de hechos históricos. La Conferencia de San Remo, (abril, 1920), reservó el territorio en ambas márgenes del río Jordán, que había sido parte del imperio otomano durante los 400 años anteriores, para que fuese “Hogar del Pueblo Judío”.

Gran Bretaña, que había recibido el Mandato sobre Palestina, entregó a la dinastía Hashemita, (poco antes expulsada de la Meca por Ibn Saud, fundador de Arabia Saudita), todo el territorio al este del río Jordán, 77% del total del área del Mandato. Hoy ese territorio es el reino de Jordania, y la mayoría de su población se auto-identifica como palestinos. El 23% restante del territorio del Mandato es lo que hoy ocupan Israel y la Autoridad Palestina. Haciendo un sencillo cálculo matemático, el Estado Judío, si regresa a las fronteras de 1967, cubriría unicamente el 18% del territorio que en 1920 fue reservado para ser Hogar del Pueblo Judío, y los palestinos de la Cisjordania y Transjordania (hoy reino Hashemita de Jordán) tendrían el 82%

Baskin tampoco mencionó que las fronteras de 1967, (sólo 14 kilómetros de ancho en ciertas zonas), ponen al Aeropuerto Internacional Ben Gurión al alcance de cualquier cohete anti-aéreo, aún si fuese de construcción casera. Baskin atribuye a los palestinos el mismo anhelo de alcanzar la paz y las mismas buenas intenciones que él tiene. Está convencido, contra toda evidencia, de que los palestinos de Cisjordania nunca se portarán como los palestinos de Gaza, y nunca aprovecharán la retirada de Israel para disparar desde su territorio miles de cohetes a poblaciones civiles israelíes.

Leyendo los artículos de Levi uno podría creer que Israel es un infierno habitado por malvados demonios.

Leyendo los artículos de Baskin uno podría creer que los palestinos anhelan sinceramente vivir en paz con Israel, y que los únicos cohetes que lanzarán, después de que Israel regrese a las fronteras de 1967, serán los fuegos artificiales que iluminan y alegran el cielo en el año nuevo.