SAMUEL SCHMIDT PARA ENLACE JUDÍO

La estrategia de los republicanos funcionó. Determinaron bloquear los esfuerzos de reconstrucción que instituyó Obama para corregir el desastre que dejaron ellos (Bush) y aún en contra de ellos, se logró estabilizar el sistema y poner las bases para la reconstrucción, lo que también están intentando bloquear. Si los republicanos no se hubieran dedicado a sabotear a Obama hoy Estados Unidos estaría en una situación diferente y bastante mejor y con él una buena cantidad de países, entre ellos México. Pero la ambición de poder pudo más que el principio que la política es para hacernos felices. Mejor asumir el poder en las ruinas.

Hay una diferencia ideológica entre ambos bandos, que aunque no es sustancial en lo económico, llega a tener matices en la implantación de políticas sociales. Los republicanos van con todo contra el derecho al aborto y quieren eliminar el principio que la mujer es dueña de lo que ocurre en su cuerpo, en esta campaña han llegado al extremo de sostener que un embarazo producto de violación es designio divino. Ya le han recortado fondos a Planned Parenthood, que no maneja una cruzada pro aborto, sino que su misión es la salud femenina. Si gana Romney estas políticas se expandirán dejando desprotegidos a grandes conglomerados sociales. Pero no solamente eso, sino que como mostró en la campaña, cederá ante las exigencias de los grupos más recalcitrantes, que están dispuestos a llevar las cosas a un extremo muy peligroso. Hay algo que siempre me ha sorprendido del Tea Party y las masas vociferantes republicanas, exigen lo que los afecta en lo personal, pero ese es el poder de la manipulación que realizan unos cuantos millonarios que si se beneficiarán.

Romney es producto y actor importante del capitalismo salvaje, para este tipo de capitalista la ganancia es la madre de todas las justificaciones, desplazan las consideraciones humanistas, no se tocan el corazón si hay que despedir obreros para ganar un dólar y mucho menos piensan en el país cuando buscan la ganancia. Romney puso a buen recaudo su dinero fuera de Estados Unidos, porque reinvertir para que crezca la economía no es parte de la doctrina.
En torno a la política fiscal Romney aboga por liberar impuestos a los más ricos y continuar la carga sobre los asalariados, que son la gran mayoría. La doctrina que apoya la noción de concentrar la riqueza en unas cuantas manos, supone que ese dinero se reinvertirá creando empleos, pero como fue su caso personal, las ganancias las envío a paraísos fiscales. Por eso es que desde que los republicanos impusieron este sistema, creció el número de pobres, se agravó la calidad de la pobreza, y se incrementó el déficit fiscal porque el estado de bienestar estadounidense destina recursos para el desempleo, salud, educación, vivienda. Pero también esta puerta la quieren cerrar. Intentan disminuir los recursos para bienestar, aumentar la concentración de la riqueza y dejar a los empobrecidos a su suerte: quieren armar una bomba de tiempo. Obama en cambio plantea que los más ricos paguen un poco más de impuestos, principio filosófico de prácticamente todos los sistemas impositivos.

De política internacional Romney no tiene mucha idea. En su mapa Irán necesitaba una entrada al mar, forzosamente por el Mediterráneo. La ignorancia puede no ser elemental porque siempre tendrá quién lo asesore, pero temo que esta voz la llevarán los señores de la guerra, ya sean los militares que quieren seguir guerreando y los capos de la industria bélica. La primera muestra ya la dio cuando llamó a ver la relación con China como parte de una guerra comercial y del dinero. Obama cumplió empezando a terminar las guerras y salirse de los país bajo ocupación, aunque no le permitieron cerrar Guantánamo, que permanece ahí como una herida contra la dignidad, el derecho internacional y el respeto a los Derechos Humanos.

Estados Unidos es hoy el gran país imperialista de nuestra época. No comparto la idea de que está en decadencia, por muchos conflictos internos que registren. El país requiere de equilibrios externos y sin duda internos, no es aceptable que una bola de acelerados puedan poner en jaque a medio mundo (literalmente hablando) solamente para saciar los apetitos de unos cuantos en cuya escala de valores no se encuentra el respeto al ser humano.

Esta elección, aunque no cambiará en lo básico la orientación estadounidense, puede impactar de manera decisiva aspectos neurálgicos del quehacer cotidiano, los que desbordan las fronteras de Estados Unidos, generando efectos boomerang inesperados.

Solamente hay dos sopas y la republicana, la de Romney y sus extremistas e integristas está rancia.