JOSÉ G.CONCEPCIÓN/RTV.ES

La Janucá o Fiesta de las luces ha sido un tanto especial para la comunidad judía que vive en España. Están acostumbrados a celebrar sus celebraciones sin ruido, en el interior de sus casas y en sus sinagogas. El judaísmo es la única religión que no hace proselitismo. Y esa es una nota singular de su fe.

Y esta Janucá ha sido especial por muchos motivos. En León se ha presentado un libro El mundo judío en la península ibérica: sociedad y economía, editado por dos profesores de la Universidad e León, Jorge Sánchez-Lafuente Pérez y José Luis Avelló Álvarez. Otro motivo tiene un sentido menos académico. Está referido a la recuperación en Cartagena de la primera Janucá , cinco siglos después del Decreto de Expulsión de los Reyes Católicos.

La Janucá o La Fiesta de las luces

La Janucá es una festividad tan importante para el mundo judío como los llamados Días de Respeto (Año Nuevo y el Día del Perdón), y la Pascua, el paso del Señor, donde se come el cordero pascual, el pan ázimo sin levaduras y las hierbas amargas, en recuerdo de la eslavitud de Egitpo. Hay otras fiestas muy populares, que se celebran con disfraces y gran alboroto, como El Purim, que conmemora la liberación de la liberación persa, según se cuenta en el libro de Esther. O la Fiesta de los Tabernáculos, fiesta otoñal de la recolección, llamado Sucot. Durante esta festividad el atrio de las mujeres del gran templo de Jerusalén se iluminaba durante ocho días con un gran candelabro gigante.

La Janucá tiene un fundamenteo histórico. Recuerda la purificación del templo de Jerusalén después de la expulsión de los Seleúcidas en el año 165 antes de Cristo. Fue en el segundo Templo, que luego sería incendiado y saqueado por las tropas de Vespasiano en el año 70 de nuestra era.

Instituida por los rabinos del Talmud

La Janucá, instituida por los rabinos del Talmud, comienza el día 25 de Kislev, (mes que suele coincidir a finales de diciembre) y dura ocho días. Esta duración no ha sido elegido al azar, y se basa en un hecho milagroso que está en los orígenes de esta conmemoración. En el templo los fieles judíos sólo encontraron un pequeño frasco de aceite, no profanado por los helenistas, con cantidad suficiente para un solo día. De forma milagrosa duró esos 8 días. La historia está contada en los dos Libros de los Macabeos, que la Iglesia católica venera como canónicos, y por tanto, revelados. Los judíos rezan Al hanisim, una oración que recuerda la opresión durante la época helenística y como Dios les salvó:

En los días de Matitiahu, hijo de Iojanan el Sumo Sacerdote Jashmoneo y de sus hijos, se irguió el malvado imperio de los helenistas contra tu pueblo de Israel, para hacerlos olvidar de tu Torá y transgredir tus Mandamientos. Tú con tu gran misericordia, estuviste a su lado en horas de aflicción, obstaculizaste su lucha, defendiste su derecho, entregaste a los fuertes en manos de los débiles, los numerosos en manos de una reducida minoría, los impuros a los puros, los malos a los justos, los frívolos a los que cumplían la Torá.

La renovación interior

La Fiesta tiene también un sentido de renovación interior y un recordatorio de la promesa de Dios sobre Israel,su pueblo elegido. En las casas judías no faltan Janucá . En las excavaciones arqueológicas de la judería de Lorca se encontraron en gran número, junto con vasijillas y cerámicas del ajuar. Lorca tiene así una de las colecciones más importantes en España de este elemento litúrgico judío.

Los hallazgos de Lorca permitieron organizar la exposición Luces del Sefarad, que tras recorrer distintos puntos de la geografía española, se encuentra en internet. Ahora, este valioso testimonio del Sefarad espera un patrocinador para poder organizar una exposición temporal en Israel.

El ritual

La Fiesta se prolonga durante ocho días. En las sinagogas y en las casas se utilizan candelabros o candiles de aceite de ocho brazos y uno central, llamada shamash – una vela adicional – con la cual se encienden las demás velas. Se llaman Januquías, que deben estar visibles, en el umbral de la entrada de la casa o en la venta que da a la calles. Las velas son sagradas, sin un uso profano posterior

Cada noche se enciende una vela, empezando por la izquierda, y rezando el primer día tres oraciones ritruales. Bendito eres tú, rey del universo, que nos consagró con sus Mandamientos y nos ordenó de encender la luz de Janucá . La segunda bendición: Bendito eres tú….que hizo milagros a favor de nuestros padre en esos días en este mismo período. La tercer bendición: Bendito eres tú…. que nos conservó y nos protegió y nos hizo alcanzar este período. En los restantes días sólo se recitan las dos primeras bendiciones.

En los ocho días de la fiesta se recita el Halel (una oración de agradecimiento) y Al hanisim en las oraciones del día y en la bendición de la comida. Todas señalan el profundo contenido de renovación espiritual de esta fiesta. Al final de la Janucá los niños reciben regalos y dinero, por influencia de la navidad cristiana.

El Sefarad vuelve

Cinco siglos después de la orden de expulsión expulsión, dictada por los Reyes Católicos, se han vuelto a celebrar en este año la Janucá en Cartagena. Fue el puerto que salida, y por tanto, la última tierra de España, su Sefarad, para muchos de los judíos que no quisieron renegar de su fe.

Ha sido la ceremonia del reencuentro. Fue un acto muy especial para la comunidad judía de Murcia, a la que quiso asistir el gran rabino de Venecia, Gil Benyamin Cohen Schelita. En el atrio del Ayuntamiento de Cartagena y en el Museo Romano se recitó la plegaria tradicional:
Firmaste en todo el mundo con tu magna reputación, dando a tu pueblo salvación y libertad duradera hasta hoy día. Luego vinieron tus fieles al recinto de tu casa, se instalaron en tu santuario, purificaron tu templo y encendieron las luces de tus patios sagrados, determinando estos ochos días de Janucá para brindarle las grancias y alabanzas a tu gran nombre.