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Las juderías españolas fueron las más vivas y notables de Europa en la Edad Media. Recorrer todas hace seis siglos era casi una quimera. Estas aljamas, arrabales y abigarrados barrios desperdigados por toda España atesoraban entonces lo mejor y más excelso del saber y el pensamiento de la época. Acogían a las máximas autoridades religiosas judaicas, a la flor y nata de los gremios profesionales y artesanos y el más eficaz talento comercial de la vieja Europa. Ahora la magia de la era digital permite que cualquier internauta realice un fantástico periplo por estos enclaves históricos a golpe de clic. Recorrer digitalmente los ‘Caminos de Sefarad’ es posible gracias a la alianza entre uno de los gigantes de la era digital, Google, la Marca España, Casa Sefarad y la Red de Juderías Españolas, que agrupa a más de una veintena de urbes.

Desde cualquier rincón del mundo los internautas podrán recorrer virtualmente los barrios judíos de las 24 ciudades de la red que conforman los ‘Caminos de Sefarad’. Será posible pasear por sus calles y descubrir los elementos patrimoniales y culturales más destacados de unas juderías milenarias en algún caso. Permitirá al navegante digital planificar y programar con el máximo rigor las etapas de un futuro viaje físico por estos tesoros históricos con su dispositivo electrónico cargado previamente de información exhaustiva y precisa.

La pionera aplicación no es una página web al uso y se aproxima en su concepto a servicios como ‘street view’. El líder de los buscadores ofrecerá el recorrido virtual cuando se tecleen términos como judería, judíos en España o cualquiera de las ciudades incluida en el proyecto, de Gerona a Toledo pasando por Hervás, Besalú, Segovia o Barcelona. También será posible acceder a través de la página www.redjuderias.org.

La tecnología que aporta por Google organiza todos los contenidos a partir de mapas y cronogramas con diferentes niveles de información y facilita el acceso a los datos de manera personalizada. Permite recorrer y reconocer 530 enclaves en las 24 juderías referenciadas, con 908 entradas cronológicas, 1.664 imágenes y 67 textos complementarios. Una información que se difunde en un entorno web único en la red que ofrecer un apasionante viaje desde del siglo III hasta nuestros días por ciudades como Ávila, Barcelona, Besalú, Cáceres, Calahorra, Castelló d´Empúries, Córdoba, Estella, Gerona, Hervás, Jaén, León, Lucena, Monforte de Lemos, Oviedo, Palma, Plasencia, Ribadavia, Segovia, Sevilla, Tarazona, Toledo, Tortosa y Tudela.

Síntesis

«Hemos trabajado más de un año con muchos y muy densos contenidos. Ha exigido un gran esfuerzo de síntesis para condensar tantos siglos en 500 páginas. La investigación ha sido muy intensa, con un complejo trabajo científico y un notable esfuerzo para diagramarlo todo en sumarios», explica Asunción Hosta, secretaria general de la Red de Juderías de España.

La aplicación permite aproximarse a una cultura que está «en la raíz más honde de nuestra historia y nuestra idiosincrasia», según destaca Hosta. «Las juderías fueron excepcionales centros de saber en la Edad Media. La filosofía, la ciencia y la cultura se concentraban en esta parte de la Europa Mediterránea», confirma la historiadora. «La expulsión de los judíos, en la que España no es pionera, ya que empieza en París y en otros lugares de Europa, es el triste colofón a una edad dorada y un estigma», dice la experta. «La escuela de Cábala más importante de toda la Edad Media estuvo en Gerona y los grandes filósofos y científicos del judaísmo medieval estuvieron en España», insiste Hosta. «Era entonces la frontera entre los países musulmanes y los cristianos que empiezan a desarrollase a partir de ese momento. Esa zona transfronteriza entre una cultura y la otra es la que enriquece durante muchos siglos».

El patrimonio que atesora España de esa época es mucho más rico que el que conserva el resto de Europa. «En Europa hay edificios de los siglos XVIII, XIX y XX y aquí tenemos tesoros judíos del XIII y del XIV. Si buscamos en Alemania, Francia o Centroeuropa encontraremos alguna sinagoga, algún cementerio. Por Europa hay gotitas casi modernas y aquí en un gran conjunto de construcciones medievales y casi nada de siglos recientes», explica la historiadora y experta en cultura judaica. «Lo que hacemos hoy es revalorizar todas esas juderías olvidadas. Hay mucha documentación, por fortuna, y con excavaciones e investigaciones se rescata un patrimonio olvidado, por no decir maltratado, a menudo reutilizado, con sinagogas convertidas en iglesias que tenemos muy documentadas», explica Hosta. «Trabajamos con el patrimonio tangible y con el intangible. Damos información de lo que sabemos de una sinagoga que ya no existe, de sus avatares».

En nuestro país hay hoy no menos de 50.000 judíos pero para el imaginario colectivo «hablar de los judíos en España es remontarse a la Edad Media y Sefarad». «Para los historiadores, sefardí no es el término que describe a los judíos de los reinos de Aragón y sí a los de Castilla. Con el paso del tiempo sefardí pasó a ser la denominación de todos los judíos originarios de la península ibérica –navarros, aragoneses, castellanos- que tomaron el camino de la diáspora en 1492», señala Hosta.

Su lengua común es el ladino, un habla que «medio vive con el paso de los siglos», y que se trata de revitalizar sobre todo en Israel, donde existe un ente específico para su conservación. «Aquí se pude disfrutar con cuentagotas. Es muy próxima al castellano y comprensible y gozosa, con una rica tradición poética, literaria, musical y con prensa escrita. Su recuperación se da sobre todo en los dominios de la música y la poesía».
Disponible en castellano e inglés, la aplicación y la iniciativa cuentan con el soporte tecnológico y financiero de Google Corporation y la colaboración de los ayuntamientos de todas las ciudades de la red. Es un proyecto concebido para consolidar la Marca España a escala internacional en el marco de acciones turísticas dirigidas a promover el patrimonio de nuestras ciudades, siguiendo así uno de los principales objetivos de la red de juderías.

«Son un polo de atracción para un comunidad de origen sefardí desperdigada por el mundo. Portadores de apellidos como Segoviano, Girón o Toledano quieren confrontarse con su pasado indagando en los orígenes de sus familias», explica Hosta. «A diario llega gente con los registros familiares que conoce sus orígenes a la perfección y para quienes la visita tiene un poderoso significado emocional». «Son una comunidad viva. No es la España romana; es una España peregrina, repartida por el mundo que quiere conocer a tierra de su antepasados». «Pero trabajamos también para nosotros, que somos nuestro primer mercado turístico, y queremos que los ciudadanos conozcan y disfruten de un valioso patrimonio».