SAMUEL SCHMIDT PARA ENLACE JUDÍO

Los anuncios de Tzipi Livni, la líder de Hatnuá son muy explícitos. De un lado aparece Netanyahu PELIGRO (ason) y del otro Livni PAZ (shalom).

Fue un hombre de derecha, Menajem Begin, quien firmó la paz con Egipto, fue uno de izquierda, Itzjak Rabin quien se sentó con Arafat para avanzar a la paz con los palestinos. Ahora todos ellos están muertos y la posibilidad de paz parece alejarse.

Netanyahu pertenece a una derecha intolerante que se ha alimentado con la llegada de rusos de derecha, que tal vez carecen de una conexión fuerte con los viejos ideales sionistas y los de los creadores del Estado de Israel, ni de un ánimo pacifista.

Para algunos analistas israelíes Netanyahu cayó en el juego de Hamas y esto marcará sus decisiones. Hamas envió miles de misiles para provocar una guerra que debilitaría a Abu Mazen como presidente de la Autoridad Palestina (AP) y así apoderarse del mando de la AP. La reciente decisión de la ONU le da a Hamas una posición inmejorable para establecer alianzas internacionales para presionar a Israel, sin reconocerlo por supuesto, esto anuncia un conflicto prolongado, porque su fin último no es reivindicar a los palestinos sino la destrucción de Israel.

Haber permitido la lluvia de miles de misiles le permitió a Netanyahu crear un ambiente de molestia contra los palestinos que justificara una guerra, que de paso le sirvió para posicionarse mejor para las elecciones.

Netanyahu parece convencido de iniciar un ataque contra Irán, esperando tal vez arrastrar a Estados Unidos y esto se estima generará una lluvia de misiles sobre Tel Aviv que aún con el escudo aéreo podrá causar grandes daños. Un afamado politólogo israelí llama a atacar a Irán junto con una amplia iniciativa de paz en el Medio Oriente, solo que evade calcular el impacto en vidas y propiedades, y falla en que un proceso de ese tipo requiere como socio a Hamas y este no parece querer ser socio en un proceso general de paz.

La izquierda está muy disminuida, de haber conducido al gobierno, hoy se ha atomizado en diversos partidos menores y a Livni, que ya fue secretaria de Relaciones Exteriores, uno de los puestos clave en el gabinete, le predicen 8 curules de 120, sin duda una fuerza muy marginal. Las encuestas le dan a Netanyahu 68 curules, más que suficientes para gobernar con holgura.

La izquierda, que es básicamente pacifista, tiene una posición muy precaria para poder frenar el ánimo militarista y guerrero de la derecha. Me dice un colega jerosolimitano: “por desgracia el freno a Netanyahu tendrá que venir de afuera, a ver si Obama se atreve”.

Para Obama esta es una formulación interesante. Le conviene frenar a Irán para reducir su influencia en el Medio Oriente, pero no le conviene que esto sea por medio de una acción militar israelí, porque esto aumentaría el poder relativo de Israel en la región, y le acarrea tensión con otros países árabes.

Su postura de reconocimiento al estado palestino se ha frenado gracias a una parte del lobby judío de derecha (AIPAC), mientras que el grupo más liberal (J Street) tiene una influencia limitada. Para un presidente de segundo término, su nivel de apuesta se eleva, por lo que puede lanzarse a una aventura de pacificación que lo pase a la historia.

Por desgracia los tiempos se complican, mientras Obama se prepara para su cambio de administración, en Israel se preparan para elecciones (22 enero) y aunque nunca es tarde, y aunque a Obama le conviene un socio pacifista en Israel, posiblemente no cuente con los medios para influir en la configuración de la elección y tal vez no quiera arriesgar una intromisión con elevado costo político.

Finalmente, como dijo Amos Oz, este es un conflicto entre dos derechas, Likud y Hamas, desafortunadamente las izquierdas en ambos lados están debilitadas y con poca capacidad de influencia. ¿Será Obama capaz de romper ese equilibrio de poder que lleva un elevado potencial de destrucción? La imposición desde fuera es complicada, pero puede influir al gobierno dada la dependencia militar de Israel y si sienta de su lado a los países que sostienen financieramente a la AP su esfuerzo podrá tener factibilidad.

¿Podremos ver un poco de racionalidad en política internacional? En Siria no ha funcionado. En parte porque a los políticos poco les interesa el bienestar de la humanidad, lo que buscan es incrementar su poder terrenal, aquí y ahora, aunque el potencial destructivo sea inmenso.

Pero en tierra santa tal vez el criterio sea distinto, a menos que sea un ataque de romanticismo o sueño guajiro. Ojalá sea finalmente la razón de humanidad y el avance de la paz, aunque la realidad muestra otra cosa.