RABINO RIFAT SONSINO/RSONSINO.BLOGSPOT.COM

Desde que nuestro patriarca Jacob reunió supuestamente a sus hijos para hablarles sobre su futuro (ver Génesis 49), mucha gente ha escrito testamentos éticos en el que identificaron, no sus activos materiales, pero sí sus valores más preciados para su progenie. Varios de estos testamentos éticos, escritos por judíos, se han publicado como parte del género literario llamado “Testamentos Éticos Hebreos”. Ahora que todavía tengo mis facultades intactas, deseo seguir este ejemplo, poniendo en un papel las enseñanzas morales que me han guiado hasta ahora. Por lo tanto, en ningún orden en particular, aquí están mis diez recomendaciones (una versión más personalizada ya ha sido escrita para mis hijos):

1. Identidad:
Nací en Turquía y crecí en Estambul. Estoy orgulloso de mi herencia turca, pero también soy orgullosamente judío, y he vivido como tal desde 1938. Llegué a los EE.UU. en 1961.

Yo creo que es importante tener una identidad fuerte. Para aquellos de nosotros que vivimos en los Estados Unidos, esto significa sentir que vivimos en una América fuerte, así como que es muy fuerte nuestra identidad judía. Apoyo al Estado de Israel y a los judíos en todas partes. Trato de visitar la tierra de nuestros antepasados (Israel), al menos una vez cada diez años. Deseo ser un judío bien informado.

2. La bondad y la integridad:
La Biblia nos dice que los seres humanos fueron creados “a imagen de lo divino” (Génesis 1, 27) que representa la mejor y más alta imagen que conocemos. Creo que hay que ser una persona cariñosa, aprender a empatizar en la vida, y tratar de sentir las alegrías de los demás, así como sus dolores. Debemos tratar a los demás seres humanos con dignidad, no crear falsas expectativas para ellos, y no recurrir a la violencia. Sin embargo, debemos aprender a protegernos. Perdonar a nuestros enemigos, pero que no se nos olvide su nombre.

3. Un buen nombre:
El autor del libro de Eclesiastés dice: “Un buen nombre es mejor que el aceite fragante” (7: 11). En el trato con los demás, la reputación debe ser impecable. Si la pierde una vez, la pierde para siempre. Llegue a tiempo, véase limpio y ordenado, y trate de producir una buena impresión cuando conozca a alguien, porque el primer impacto sigue siéndolo durante mucho tiempo.

4. Familia:
Acaricie a su cónyuge. No lo de por sentado. A medida que pasan los años, aprenda a envejecer junto a su cónyuge, aceptando con agrado todos los cambios que se producirán tanto en usted como en su pareja. Esté preparado para sacrificarse por sus hijos. Después de todo, su familia es su mayor responsabilidad y su orgulloso legado.

5. Educación:
Procure una amplia educación general y no sólo la capacitación laboral. Lea con regularidad, manteniéndose al tanto de lo que está pasando en el mundo; disfrute de un buen concierto, una inspiradora ópera, un buen teatro. En la medida en que se lo pueda permitir, trate de viajar por todo el país y por el mundo. Tenga una perspectiva más amplia en la vida, y renuncie a juzgar las cosas en blanco y negro. La vida real se produce dentro de los grises.

6. Su trabajo:
Disfrute de lo que están haciendo. Trabaje duro en su profesión. Trate de ser el mejor, pero no permita que sea su trabajo lo que lo defina. Tenga un hobby. Tome riesgos calculados. De lo contrario se quedará atascado en la vida.

7. Verdad versus Paz:
Persiga la verdad, pero sin dar a la paz una prioridad. Por el bien de sh’lom bait (“la paz del hogar”), esté dispuesto a doblegar un poco la verdad. Ello contribuirá a salvar su matrimonio, su trabajo y su relación con el resto de su familia y amigos.

8. Ejercicio:
No abuse de su cuerpo o de su mente. Usted los necesita a ambos en buena forma. Tómese un tiempo para hacer ejercicio con regularidad. No use drogas, no fume o se emborrache. Siga el camino de la moderación y evite todos los excesos.

9. Camino de la Vida:
No incurra en la búsqueda de la felicidad como única meta de su vida. La felicidad es sólo un subproducto. Viva dentro de sus propios medios. Aprenda a ser contenido, y estar satisfecho con lo que tiene. El querer más es un deseo que no tiene fin.

10. Una vida:
La constatación de que nuestros días sobre la tierra son limitados es lo que impregna nuestra vida de significado y propósito. Tenemos que aprender a renunciar a la longevidad por el bien de la intensidad. Aprender a disfrutar de las bondades de la vida, y tratar de vivirla plena y creativamente, dando gracias a Dios por lo que se es y lo que se tiene.

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