5_libro_abierto-300x184

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO

Vida y Muerte: dos caras de una misma moneda

La analista Esther Shabot, escribe semanalmente en un espacio del periódico Excélsior un artículo sobre interesantes sucesos del Medio Oriente; empero, en el último, fuera de lo habitual, dedica algunos pensamientos para “desahogar sentimientos que nacen a partir del trance de perder a un ser querido”; afirma que la muerte de un ser cercano y amado es dolorosa y difícilmente aceptable. Esto viene a colación porque el pasado fin de semana, la muerte tocó a la puerta de Arturo, el hermano de mi yerno Leo, y para un individuo como yo, de 72 años, despierta sentimientos entorno a este acontecimiento de la vida, que cada vez se registra más entre amigos cercanos de mi edad; me pregunto si este suceso está próximo a mi persona.

La gente generalmente considera a la muerte de manera abstracta; como un hecho que afecta a terceros, pero difícilmente puede imaginar su propia muerte. El fallecimiento de Arturo, de aproximadamente 60 años de edad, sucede después de una enfermedad que podría haberse superado si hubiera tenido el apoyo emocional y el amor de sus tres hijos y hermanas. Sólo mi yerno estuvo con él por años brindándole cariño y ayuda financiera; por lo demás, Arturo se merecía recibir afecto; no lo conocí a fondo, sin embargo, siempre transmitió bondad y sencillez; hecho que reconocieron unánimemente sus hijos y hermanos en las intervenciones que hicieron en su funeral.

Cuando un ser humano abandona este mundo, despierta dolor y tristeza, sin embargo, cuando es bueno, estos sentimientos se intensifican. Reconozco en mi yerno el elevado espíritu de solidaridad y templanza que tuvo con Arturo. En algún momento de la vida recibirá la bendición del creador.

Por lo demás, la muerte no se anda con contemplaciones, cuando golpea lo hace repetidamente. Unos días antes del fallecimiento de Arturo, murió Maribel, una querida amiga de mi hija mayor, Regina, quien padeció durante varios años de una enfermedad que en los últimos meses de su vida la aniquiló progresivamente. Tenía 44 años y dejó en la orfandad a una niña de 7 años. Regina la apoyó en cuerpo y alma en todo momento, al igual que a su hija.

Cuando muere una persona de una manera tan agresiva, y se deteriora la calidad de su vida, se crea un entorno de tranquilidad entre sus seres queridos, porque el enfermo por fin encuentra la paz. Regina ha quedado devastada con la muerte de Maribel; confío que con el tiempo y la ayuda de su esposo e hijos, principalmente, pueda superar la difícil situación por la que está pasando.

Los seres humanos estamos diseñados para rehacer nuestras vidas después de la muerte de una persona cercana. En este sentido, los pueblos indígenas de México tenían una filosofía que les ayudaba a prepararse para la muerte, como un auténtico ciclo del proceso de la vida. Al final de cuentas, como señalaba Freud, la existencia humana transcurre en una constante lucha entre la pulsión de vida (Eros) y la de la muerte (Tánatos); no se trata de un instinto, porque él mismo se refiere al mundo animal y como individuos poseemos un lenguaje, cultura, así Eros es una fuerza que impulsa al individuo hacia la vida, la supervivencia, el amor y el deseo, y la otra fuerza similar, que lo impulsa al sufrimiento, al dolor, a la autodestrucción, hacia la muerte. Eros y Tánatos son las dos caras de una misma moneda.

Dejó a un lado los comentarios sobre la muerte para continuar el hilo conductor de las Crónicas Intrascendentes. En la pasada Crónica mencioné que en la última etapa de mi estancia en el Banco en el que trabajé 25 años; mi función se vinculó con la coordinación de los Consejeros del Banco; fue un periodo fructífero en experiencias, con gente muy especial y de enriquecimiento profesional. En la agenda de temas a tratar en las Juntas de Consejo siempre se incluía el de la economía, expuesto por el Director de Estudios Económicos u otro profesionista de esa área del Banco. Los conceptos de economía que se planteaban en las reuniones buscaban mandar un mensaje optimista sobre el futuro desempeño de la actividad económica en el país; no obstante, ante el entorno de crisis que se manifestaba en el país, diferentes Consejeros, que no eran académicos, sino empresarios y/o inversionistas institucionales, no compartían las visiones optimistas que se exponían. Frecuentemente algunos Consejeros, en “Petit Comité”, preguntaban mi opinión sobre la economía porque sabían que de manera discreta les expresaba una realidad diferente. Las consultas que me hacía gente tan importante y con gran experiencia en negocios; ayudaban a incrementar mi autoestima.

En este ámbito, recuerdo que en una ocasión en la Junta del Consejo de Veracruz; el economista del Banco no pudo asistir, entonces yo lo substituí como expositor. La idea básica que les transmití era que en el periodo de crisis que vivía México, la coyuntura era favorable para la especulación bursátil, empero, que está “actividad de casino” no iba ayudar a superar la situación; lo que se precisaba era que los empresarios fueran audaces y arriesgaran recursos para alentar a la economía. Al siguiente día, me llamaron de la Dirección General para hacerme notar que lo que yo había comentado en mi presentación, que fue grabada, no era la línea del Banco. Fue una “reprimenda” amable, que acepté porque tenían sus razones, que eran legítimas. Entendí también que mi ciclo de vida en el Banco se había agotado.

Años antes, cuando el Banco no se había nacionalizado, e incluso cuando se nacionalizó, algunas de mis intervenciones como representante de la Institución en foros públicos o en artículos que publiqué en diversos medios de comunicación, fueron mal interpretadas por la prensa, con propósitos aviesos para atacar al Banco. Entonces se armó “mucha bronca”, afortunadamente pude permanecer en el trabajo por muchos años con bajas y altas, como sucede en la vida real.