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“Recordar el Holocausto es una ocasión para resaltar la importancia de la libertad, de poner fin al racismo y de orar para que nunca más ocurra algo parecido” afirmaba Sioma Neiman, sobreviviente mexicano de ese terrible periodo.

Neiman, quien estuvo prisionero en un campo de concentración nazi en Rusia, era un emprendedor Internacional, miembro de la Comunidad de negocios de México y de San Antonio, Texas, así como gran benefactor de la Comunidad Judía de México.

“Creo que todas las personas deben escuchar las cosas terribles que pasaron en los campos de concentración, no sólo los judíos sufrieron y murieron sino también más de dos mil sacerdotes católicos y varios millones de rusos además de otras miles de personas que estaban en terrenos pisados por los nazis”, señaló.

“Afortunadamente, el conflicto con los nazis no duró más de 12 años porque de lo contrario hubieran muerto millones más de personas en todo el mundo”.

Mencionó que uno de los países que debe sentirse muy afortunado era México porque “su gente no tiene que sufrir por problemas de una raza que se sienta superior como eran los nazis, pese a que hasta 1942, México era pro alemán”.

El señor Sioma Neiman también era un gran filántropo de la Comunidad Judía de México. Entre los múltiples proyectos, comunitarios y nacionales, en los que participó estaban el Museo Memoria y Tolerancia, del cual fue gran donante y miembro del patronato, y el Centro de Beneficencia Israelita I.A.P.. En la Cena de Gala de esta última organización filantrópica, cubierta por Enlace Judío, Neiman afirmó que, si bien en el pasado esta área del trabajo comunitario había sido de gran ayuda en apoyo a las personas con carencias, hoy se “requiería de un mayor concurso de todos los miembros de la colectividad”.

Para él y su familia, el apoyo filantrópico había sido una de las místicas que los había motivado a invertir tiempo y recursos, coincidiendo con la responsabilidad social que mantiene la unidad y cohesión del Pueblo Judío en sus inmemoriales principios y valores.

Ver el testimonio de Sioma Neiman aquí: