Enlace-Judio-cambios-significativos-mercado-mundial-hidrocarburos

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO

El cambio climático y el descubrimiento de vastos depósitos de petróleo y gas shale en diferentes naciones están modificando la perspectiva energética global. Ciertamente, el cambio climático está provocando que el consumo de energéticos se esté orientando hacia fuentes alternativas renovables, menos contaminantes y más baratas en relación al petróleo; a la vez, las empresas desarrollan procesos productivos más eficientes en el uso de los energéticos. Por otra parte, la creciente oferta de esquisto (shale) en los mercados está provocando una disminución de los precios del petróleo y el desplazamiento de proveedores por parte de los consumidores del crudo tradicional a favor de petróleo y gas shale que se obtiene a través de un proceso de fracking que se lleva a cabo mediante la inyección de agua y compuestos químicos a presión a las rocas subterráneas que al romperse, liberan los depósitos de petróleo y gas shale.

En este ámbito, Argelia y Nigeria son dos de los integrantes de la OPEP que ya están siendo afectados por la producción de hidrocarburos de EUA, debido a que el petróleo y gas shale de este último ha aumentado y ha disminuido en más de 20.0% sus importaciones de crudo procedentes de la OPEP en los pasados tres años. Al final del 2012 EUA logró mediante la técnica del fracking el mayor incremento anual en su producción desde que empezó a extraer crudo en la década de 1860; EUA elevó en cuatro años a un millón de barriles diarios su producción de shale oil, aunque ha bajado su extracción en yacimientos convencionales; el saldo neto del alza es de 800,000 a un millón de barriles en ese lapso.

La Agencia Internacional de Energía estima que en un periodo de 5 a 8 años EUA será autosuficiente en sus fuentes de energía y eliminará las importaciones de petróleo, podrá desplazar en el 2020 a Arabia Saudita como el principal productor de hidrocarburos, que en el presente genera un volumen diario de 9 millones de barriles de crudo. No obstante que la producción de petróleo y gas shale requiere de grandes volúmenes de agua y el proceso de extracción contamina mantos friáticos y podría provocar sismos, su extracción continuará en EUA; sin embargo, el gobierno de Nueva York ha prohibido el fracking. En este contexto, resulta inevitable que el petróleo y el gas shale harán que el Medio Oriente, en donde se concentra la producción petrolera mundial, perderá con el tiempo fuerza en la geopolítica mundial, incluso, el pequeño Estado de Israel, podría modificar en el futuro el peso de las fuerzas políticas y económicas que en el presente dominan el Medio Oriente, gracias al fracking que lo convertiría en el mayor productor de petróleo en el mundo en el 2020, debido a que, de acuerdo al Consejo Mundial del Petróleo, Israel almacena en su territorio reservas de esquisto de casi 250,000 millones de barriles, monto similar a los 260,000 millones de Arabia Saudita.

En el marco de recomposición del mercado de hidrocarburos mundial, la producción de crudo de México ha experimentado una sensible baja en los últimos nueve años, al pasar de un máximo de 3.4 millones de barriles diarios en el 2004 a alrededor de 2.5 millones en el presente; asimismo, 50.0% del consumo interno de gasolina y un tercio del de gas se abastecen con importaciones. El descenso en la producción de petróleo el año pasado derivó en que el volumen de exportación también declinara a 1.255 millones de barriles diarios, 6.14% inferior al de un año antes, lo que significó un ingreso de divisas de 46,788 millones y 49,379 millones anuales, en cada caso. La Secretaría de Energía considera que de mantenerse la tendencia a la baja en la producción de crudo, México se convertirá en importador neto de energía en el 2020; de aquí la significación de la Reforma Energética en puerta, como un elemento de supervivencia para Pemex, para la salud de las finanzas públicas y para disminuir la dependencia de estas últimas del petróleo; desafortunadamente en las tres últimas décadas la Reforma Energética se ha contemplado desde una óptica política vinculada a un “nacionalismo” que impide abrir a Pemex a la inversión privada, para convertirla en una empresa pública moderna y eficiente, con autonomía de gestión”, que de acuerdo al Consejo Coordinador Empresarial (CCE) podría detonar una inversión hasta de 300,000 millones de dólares en el sexenio.

La aprobación de la Reforma Energética conlleva la decisión de explorar fuentes adicionales de petróleo en el futuro próximo que pueden significar grandes reservas petroleras para México, teniendo presente que finalizó la era del petróleo barato: la explotación en aguas profundas y ultraprofundas y la del shale gas.

Pemex ha señalado que el 90.0% de las prospectivas shale se ubican en la Cuenca Tampico-Misantla. La explotación de depósitos de shale en México enfrenta importantes riesgos ambientales, sobre todo al considerar que no se cuenta con una legislación específica para este tipo de producción; no obstante, podría ser atractiva para participación de la inversión privada.

Es claro que la reforma energética del 2008 no ha fortalecido al sector petrolero; se precisan modificaciones de fondo para que Pemex supere ineficiencias operativas, el régimen fiscal que la asfixia, los cotos de poder que la esquilman, una corrupción escandalosa, una regulación excesiva, la opacidad con la que funciona el sindicato petrolero y un sistema de pensiones injustificable que pone en entredicho la existencia de la Paraestatal. El gobierno ha reiterado en múltiples ocasiones que Pemex no se privatizará, este concepto lo maneja la izquierda como un instrumento de simulación política. Así, resulta conveniente que la Reforma Energética establezca claramente los esquemas con los que participará la inversión privada, nacional y extranjera, para que el efecto multiplicador que genere en la economía supere a sus utilidades.