Maduro-Assad

ANDRÉS OPPENHEIMER

Enlace Judío México | Gran parte del mundo está exigiendo que se ejerza mayor presión sobre Siria tras el informe de los inspectores de las Naciones Unidas según el cual ese país utilizó armas químicas, pero, sorprendentemente, Venezuela y algunos de sus aliados siguen defendiendo al dictador sirio Bashar Al-Assad.

A principios de esta semana, después de que el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, presentó el informe de los inspectores de la ONU según el cual existen “evidencias claras y convincentes” de que se usaron armas químicas en el ataque del 21 de agosto en los suburbios de Damasco, el presidente venezolano Nicolás Maduro atacó al encargado de la ONU, al que acusó de apoyar a los enemigos del “pueblo sirio”.

En un discurso del 30 de agosto -más de una semana después del ataque con armas químicas- Maduro dijo que “Venezuela está con Siria y con el presidente Bashar Al-Assad, y con el pueblo sirio”. Un día después, el 31 de agosto, emitió una declaración oficial en apoyo de Siria en su lucha contra las “agresiones guerreristas injustificadas”.

Los medios oficialistas venezolanos han convertido a Al-Assad en un héroe y culpan a Estados Unidos e Israel por la crisis. El diario oficialista Vea, en una de las tantas caricaturas antisemitas que aparecen con frecuencia en los medios pro gubernamentales, publicó el 9 de mayo una caricatura que muestra un esqueleto vestido de negro que representa la muerte, con una hoz y una estrella de David, y esta leyenda: “Como estábamos cansados de matar palestinos, vamos a acabar ahora con los sirios”.

Lo más sorprendente de estas caricaturas es que siguen saliendo de la máquina de propaganda de Maduro después del informe de la ONU, que -sin decirlo explícitamente, porque eso no entraba dentro de la misión de los inspectores en Siria- apunta claramente a que las fuerzas de Al-Assad fueron responsables del ataque con armas químicas del 21 de agosto. Aunque el informe de la ONU no toma partido, dice que los cohetes cargados de gas Sarin fueron lanzados desde posiciones controladas por el gobierno sirio.

Menos virulentamente, algunos aliados de Venezuela como Cuba y Bolivia, también siguen apoyando a Al-Assad a pesar del informe de la ONU. Los demás países latinoamericanos han apoyado el acuerdo de Ginebra entre Estados Unidos y Rusia para exigirle a Siria que destruya sus depósitos de armas químicas.

Roberta Jacobson, encargada de asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado, me dijo en una entrevista que hay cierta “desilusión” en Washington por el hecho de que muchos países latinoamericanos no hayan hecho declaraciones más contundentes sobre el uso de gas Sarin por parte del gobierno de Al-Asad.

Mi opinión: es completamente legítimo que los países latinoamericanos se opongan a una intervención unilateral de Estados Unidos en Siria o incluso a una intervención más amplia con docenas de otros países, fuera del marco de la ONU. Yo mismo tengo serias dudas sobre la conveniencia de una intervención, sin algún tipo de respaldo de la ONU. Pero defender a un dictador que ha masacrado a una buena parte de las 100.000 víctimas de la guerra civil y que, según todas las evidencias, ha utilizado armas químicas contra su pueblo, es escandaloso.

Maduro probablemente esté sobreactuando con respecto a Siria porque necesita el respaldo de los sectores radicales del chavismo tras su dudosa victoria electoral del 14 de abril, y ante el desastre económico que está debilitando su gobierno. Y la admiración de Maduro por los dictadores, una herencia del chavismo, también podría explicar su simpatía natural por Assad.

Sin embargo, el apoyo entusiasta de Venezuela al régimen sirio después del ataque con armas químicas debería ser denunciado por todo el mundo por lo que verdaderamente es: un abierto respaldo a crímenes contra la humanidad.

Fuente:lanacion.com.ar