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LEO ZUCKERMAN

Enlace Judío México | La democracia peligra en México. La mayoría de los mexicanos están insatisfechos con esta forma de gobierno. La convicción a favor de un régimen democrático ha caído a su peor nivel desde que comenzó a medirse este indicador. Son datos muy preocupantes para los que pensamos que este tipo de sistema es el mejor de todos. El asunto no sólo debe preocuparnos sino ocuparnos. Es deber de las instituciones, los medios de comunicación, las organizaciones civiles y la ciudadanía el proteger y mejorar la democracia en México. No podemos ni debemos dejar que continúe creciendo la desilusión democrática que eventualmente derive en una regresión autoritaria. Es nuestro deber convertirnos en guardianes de la democracia, aunque suene cursi y chocante.

El 2 de noviembre, Alejandro Moreno, investigador del ITAM, publicó un artículo en Reforma donde presenta los resultados del Latinobarómetro 2013. Se trata de una “encuesta realizada a 20 mil 204 personas en 18 países de América Latina y el Caribe” incluyendo a México. Cito los resultados más importantes que son devastadores:

—“Con apenas 37% que opina que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, México ocupa el último lugar de América Latina y el Caribe en apoyo popular a esa forma de gobierno”.

—“El nivel de apoyo democrático en México es casi 20 puntos menor que el promedio regional de 18 países, de 56%. Honduras y Guatemala registran 44% y 41%, por lo que México es el único país de la región donde la convicción democrática es menor a 40 por ciento”.

—“México ocupa el penúltimo lugar en satisfacción con la democracia, con 21%, apenas tres puntos por arriba de Honduras. Uruguay lidera en ese rubro, con 82 por ciento”.

Unos días después, Moreno publicó otro artículo explorando a qué se debía la decepción democrática en México. Utilizando el método de regresión estadística, encontró lo siguiente:

—“En México los dos factores que más influyen a la satisfacción o insatisfacción con la democracia son las opiniones acerca de la distribución del ingreso y las percepciones acerca de la seguridad, en ese orden. La primera y más importante influencia de la insatisfacción democrática es pensar que la distribución del ingreso en el país es injusta. Gran parte del reproche a la democracia se da por la permanencia de profundas desigualdades sociales. La segunda influencia de la insatisfacción son las malas condiciones de seguridad, legado de varios años durante los cuales la delincuencia organizada ha sido un elemento constante en la opinión pública”.

—“El tercer lugar corresponde a la situación económica: la falta de crecimiento sí ha generado insatisfacción democrática. El cuarto factor es el temor a la delincuencia; el quinto el temor al desempleo; y el sexto se centra en las percepciones de integridad electoral. Respecto a esto último, la idea de que las condiciones de competencia electoral no son justas se conecta de manera directa con la insatisfacción democrática. En América Latina, el promedio de los 18 países de la región arroja 24% que opina que las condiciones de competencia electoral en su país no son justas; en México esa opinión alcanza 43 por ciento”.

—“En México la corrupción no se relaciona significativamente con la satisfacción o insatisfacción democrática”.

Me parece que podemos agrupar estos factores en tres rubros: economía (distribución del ingreso, crecimiento y desempleo), seguridad y limpieza electoral. Esas deberían ser las prioridades para proteger nuestro sistema democrático. Ahí debemos trabajar en conjunto las instituciones, medios de comunicación, asociaciones civiles y ciudadanía: todos aquellos comprometidos con la permanencia del régimen democrático.

De lo contrario, la insatisfacción con la democracia en México seguirá creciendo y consolidándose hasta que un día nos amanezcamos con la noticia del regreso a un sistema autoritario en cualquiera de sus variantes. Hablando de esta posibilidad con un perspicaz y admirado maestro me dijo que esto sería imposible por nuestra vecindad con Estados Unidos: “Los estadunidenses no lo permitirían”. Quizá tenga razón. Pero no es posible que la única garantía que tengamos de que nuestro sistema democrático prevalezca sea por el vecino del norte. A los mexicanos nos toca ser los primeros en defender y mejorar la democracia; en trabajar para consolidar una forma de gobierno que, con muchísimos problemas, es mejor que cualquier otra opción.

Twitter: @leozuckermann

Fuente:excelsior.com.mx