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ESTHER SHABOT

Enlace Judío México | La semana pasada describí en este espacio parte de la riqueza bibliográfica en lengua hebrea, que forma parte del acervo de la Biblioteca Palafoxiana de Puebla y que ha sido exhibida en el Pabellón Internacional de la FIL de Guadalajara. Me referí sobre todo a los diccionarios hebreo-latín, producidos por eclesiásticos cristianos como parte de la corriente hebraísta que se desarrolló en la Iglesia a partir del siglo XVI a partir de un cambio de enfoque derivado de la reforma protestante y la contrarreforma católica.

Pero además de tales diccionarios, se pudo admirar en el montaje espléndido que el equipo poblano hizo en la FIL, reproducciones facsimilares de otras obras que responden a esta misma tendencia. Se trata de valiosos volúmenes que no sólo contienen traducciones hebreo-latín de textos bíblicos diversos acompañados de comentarios de los padres de la Iglesia, (el libro del éxodo, el del Profeta Oseas, los libros de Reyes o el Antiguo Testamento rabínico completo), sino también de otras obras peculiares que por su interés académico e histórico y por la belleza de su edición, constituyen todo un agasajo para la mirada del público interesado en estos aspectos.

Quizá la obra más atractiva visualmente sea Arca de Noé, producida por el erudito jesuita Athanasius Kircher (siglo XVII). Se trata de un volumen escrito en latín y enriquecido con textos en hebreo, griego, árabe, caldeo y siríaco que le sirven al autor como material para exponer y validar sus apreciaciones acerca de cómo y con qué elementos la epopeya del Arca de Noé durante el episodio bíblico del diluvio, fue posible. Kircher se abocó a analizar, por ejemplo, las dimensiones del Arca, el proceso de su construcción, la descripción detallada de las especies animales que ingresaron a ella, llegando a conclusiones puntuales sobre la logística del viaje y especulando acerca de si fue o no necesario cargar el navío con un excedente de ejemplares vivos con objeto de alimentar a las especies carnívoras a bordo. Hermosos grabados, mapas para mostrar el trayecto de la nave y tablas de clasificación de los animales por especies desplegadas en los cinco idiomas arriba mencionados, acompañan a este estudio exhaustivo en el que incluso se discurre acerca del destino y dispersión de la progenie de Noé tras el fin del diluvio y la forma en que se convirtió ésta en la simiente de la humanidad que repoblaría la Tierra.

En algunos casos los autores de los textos hacen explícito y agradecen el apoyo que recibieron de autoridades rabínicas consultadas. Otras obras tienen, sin embargo, un carácter más polémico, como ocurre con la traducción al francés de partes del Talmud. En este texto de principios del siglo XIX, su autor, el abate Chiarini, utiliza esta obra sagrada para los judíos como arma para descalificar al judaísmo y tacharlo de erróneo y aún pernicioso.

Más allá de la riqueza intrínseca a todo este acervo bibliográfico contenido en la Palafoxiana, algo que resalta como conclusión general al observarlo y analizarlo, es que revela la profunda ambivalencia que ha caracterizado a la relación cristianismo-judaísmo a lo largo de su accidentada historia. Al ser el cristianismo hijo y escisión del tronco judaico ha necesitado mantener vigente el nexo ineludible derivado de tal relación —y la Biblia hebrea es en ese sentido esencial— al mismo tiempo que ha antagonizado, polemizado y también luchado ferozmente contra él a fin de legitimar su ruptura. En ese doloroso recorrido muchos siglos estuvieron marcados por desencuentros productores de altísimas dosis de violencia antijudía hasta que afortunadamente a partir del Concilio Vaticano Segundo en los años sesenta del siglo XX, comenzó a imponerse un proceso de reconciliación que resalta y cultiva las numerosas coincidencias entre ambas civilizaciones en un encomiable espíritu de fraternidad y respeto de las diferencias.

Fuente:excelsior.com.mx