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SARA SEFCHOVICH

Enlace Judío México | Cuando se cometen delitos, las autoridades responden diciendo que van a investigar. Tan sólo en las últimas semanas nos han dicho que van a hacerlo para descubrir:

A los cómplices mexicanos del espionaje gringo sobre Calderón y Peña Nieto; a los que no atendieron a la parturienta que dio a luz en el patio de un hospital de Oaxaca; a quienes cometieron los sabotajes contra la CFE en Michoacán; a un policía que abusó de autoridad; al responsable del hospital en Guaymas que no recibió a un jornalero quien murió afuera de sus instalaciones; a la directora de una escuela por maltratar a un niño; a los que dieron los permisos para construir en los lugares de Acapulco que luego se inundaron; a los que no reaccionaron adecuadamente frente a la epidemia de cólera en Hidalgo; a los responsables de la pipa que explotó en Yucatán; al tesorero de una delegación política del DF que gastó mucho y no puede dar explicación satisfactoria; a la ex esposa de un ex presidente por lavado de dinero; a quienes colgaron de un puente en Zacatecas a dos mujeres de 16 años; a los maestros que confesaron haber destruido el local de otro grupo sindical; y a su líder, que disparó un arma de fuego y dejó heridas a ocho personas, cuando quisieron retomar una escuela que los padres de familia ya no querían devolverles; a los estudiantes de secundaria que atacaron a una compañera por ser indígena; a los aficionados que invadieron el Estadio Azul y enojaron a Decio de María; a quienes extorsionan por teléfono a sacerdotes y seminaristas; a los que robaron un camión que llevaba una cápsula de cobalto radiactiva; a los que mandaron ese camión sin las medidas de seguridad que supuestamente son obligatorias; a los que cometieron asesinatos en la región tarahumara de Guadalupe y Calvo; y a muchos más que no puedo seguir enumerando por falta de espacio, pero que son acusados de corrupción, obras mal hechas, robos y fraudes, secuestros y asesinatos, falta de atención a los ciudadanos, bullying en escuelas, espionaje telefónico, sabotajes a ductos de gasolina o instalaciones de luz, en fin, de cualquier cosa. ¡Y eso que, según un estudioso, de cada 100 delitos sólo se denuncian 25, del total de los denunciados sólo se esclarecen 23 y los inculpados que se ponen a disposición de un juez son tres!

¿Cómo pueden investigar todo esto?

No, no pueden. Pero dicen que sí: “Está en curso una pesquisa de los hechos”,“Se ha levantado una averiguación previa”, son las frases que escuchamos. Y me pregunto ¿de verdad alguna de estas investigaciones se lleva a cabo?

Y es que cuántas veces cuando se dice que se va a “investigar” eso significa apostar al olvido del caso, así sean varios bebés que amanecieron muertos en un cunero o un perro brutalmente torturado por unos adolescentes, o una extorsión. ¿Dónde están los resultados de las fiscalías especiales creadas con bombo y platillo para investigar los crímenes de mujeres o el enriquecimiento ilícito de algunos funcionarios? ¿dónde los de las explosiones de gas, del incendio en la Guardería ABC, del camión que volteó en la carretera en Ecatepec?

Y eso que, como dijo en una entrevista una activista, los delincuentes están a la vista del que quiere ver.

Y en efecto, ¿qué tanto se tiene que investigar si allí están en las redes sociales los videos de la joven que pateó a su compañera en la cara, la realidad del camión con material peligroso que iba sin protección ni medidas de seguridad, la confesión pública de los maestros que asaltaron las oficinas del otro sindicato?

Pero los funcionarios se justifican y curan en salud: “Hay lentitud en las investigaciones”, “persiste rezago en ciertas áreas”, como declaró recientemente uno de la PGR. La verdad es que la justicia no es nuestro fuerte, ese es un hecho incontestable que no requiere ser investigado, pues es evidente a simple vista.

[email protected] www.sarasefchovich.com
Escritora e investigadora en la UNAM

Fuente:eluniversalmas.com.mx