Enlace Judío México | Muchas son las peculiaridades de la comunidad judía de Buenos Aires, y entre ellas sin duda se destaca la de la producción y venta de gastronomía, tanto kosher como no. En la ciudad existe una importante cantidad de empresas que ofrecen servicios de catering, como los comercios, proveedurías y/o almacenes, carnicerías, panaderías, etc., en los que se venden y, en muchos casos, se elaboran alimentos clásicos para las mesas tradicionales judías.
En el corazón del barrio Villa Crespo está uno de ellos se destaca, ya que es el único en el sur del continente americano que fabrica matzá, el denominado “pan ácimo” que, según la Torá, comieron los hebreos durante el Éxodo de Egipto. Además, la Halajá (ley Judía) establece como obligatorio comerlo en la primera noche de Pesaj, durante el Seder correspondiente en Eretz Israel y también en el Seder correspondiente a la segunda noche en la diáspora. Esto hace que sea comido durante toda la festividad por una gran mayoría de judíos.
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Esta fábrica familiar se fundó como panadería en 1905 y varias décadas después se convirtió en el lugar donde se elaboraba la matzá y matzemel (harina de matza), que con el paso de los años fue sumando productos relacionados hasta convertirse en un establecimiento industrial moderno que respeta todas las normas bromatológicas nacionales y legales judías en su elaboración.
Desde 1994 es propiedad de Juana Spiegel, una mujer que comenzó en la gastronomía judía hace aproximadamente 40 años con un almacén en la calle Panamá, Villa Crespo, el cual después trasladó a la calle Pringles y hoy en día es una tradicional proveeduría en la calle Guruchaga. Sin proponérselo ella se convirtió en una empresaria gastronómica que no sólo abastece al mercado local sino que exporta a países vecinos y a los Estados Unidos.
¿Todos sus productos tienen supervisión rabínica?
Por supuesto. La supervisión actual de la fábrica es certificada por OU (Orthodox Union) con la representación del rabino Yosef Feigelstok. El rabino Nejmad lo hace con la matza shemura y también las masitas secas y los macarungles
¿Cómo califica el interés por la compra de matzá y productos relacionados?
Me encantaría decirle que no hay una baja. En todos estos años pasaron muchos tipos de situaciones económicas diferentes. Algunas, diría, peor que las de hoy. Nuestros abuelos y padres tenían valores que hoy no se tienen. Actualmente son los hijos o los nietos los que tratan de gastar lo menos posible ante una festividad judía. Yo veo que los niños llevan a los padres a festejar las fiestas, no los padres a los niños. Antes era totalmente distinto: los abuelos les enseñaban a sus hijos. Hoy creo que el niño es quien le enseña al padre y a la madre. Se perdieron los valores y a mí me da una profunda tristeza. Noto a la gente con muchas quejas permanentes, cansada de lo que ocurre. Eso tal vez no tiene nada que ver con la comunidad sino con el medio, y entonces la gente no sabe qué es caro y qué es barato, y eso influye en su interés.
¿Cuál es el panorama que prevé para el próximo Pesaj?
Este es uno de los años más difíciles que no va a tocar vivir con respecto a esta fábrica. La harina sufrió un gran aumento en la Argentina, no así en otros países. También aumentaron el resto de los insumos y pareciera que esto no tiene fin. Además está el tema del matzá importado; si bien no me opongo a que el público tenga la oportunidad de elegir, considero que es mucho que lleguen tres marcas israelíes. Si esto sigue así puede llegar a pasar lo mismo que en el año ‘93, cuando el dueño anterior, que había cerrado la panadería y en el ‘94 importado matza de Israel, no vendió porque la gente quería un sabor nacional. Yo esto lo viví en mi comercio, Yanovsky Hnos. Gracias a D’s exportamos, y empecé a hacerlo en el peor momento, en el 2001.
Fuente:itongadol.com
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