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LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO

Enlace Judío México | En este espacio editorial se han realizado comentarios sobre el carácter segregacionista e inhumano de muchas disposiciones de la Saharia (Ley Islámica) vigentes para las mujeres. Asimismo, por razones políticas, en diferentes países árabes las autoridades religiosas islámicas constantemente establecen nuevas reglas con un marcado carácter misógino que hacen más penosa la existencia de las mujeres; también los gobiernos en los que predominan las ideas y costumbres del Islam fijan leyes discriminatorias para las mujeres; es el caso del Consejo de Ministros de Irak, que el pasado 25 de febrero presentó un proyecto de ley denominado Jaafari, que reafirma el derecho a los hombres de tener varias esposas, e incluso, permitirles el matrimonio con niñas de 9 años; asimismo, con menores a esta edad con la aprobación de uno de los progenitores. La edad mínima de los matrimonios para varones se reduce de 18 a 15 años. Por otra parte, Jaafari prohíbe que los musulmanes se casen con mujeres no musulmanas, garantiza de forma automática la custodia del padre de los niños de 2 años o más en caso de divorcio y además, prohíbe que las mujeres salgan a la calle sin permiso de sus maridos, entre otras muchas restricciones. En este ámbito, la organización Human Right Watch (HRW) ha solicitado al gobierno de Irak que retire la normativa Jaafari que se considerará después de las elecciones legislativas del próximo 30 de abril.

Otra práctica de misoginia que ha estado cobrando relevancia en el Islam es la de los Crímenes de Honor, referida a los actos de violencia familiar que castiga con la muerte a supuestas deshonras cometidas por mujeres; ante el rápido aumento de los Crímenes de Honor en la Franja de Gaza y en Cisjordania, la Organización para la Liberación Palestina (OLP) con sede en esta última región, ha advertido sobre la necesidad de adoptar un código penal, “para combatir esta lacra”. En general, son múltiples los atropellos de los derechos humanos que se llevan a cabo en los países islámicos radicales para sancionar la práctica del adulterio que derivan en una muerte atroz de los culpables, como la muerte por lapidación en donde públicamente a la adultera o a la pareja adultera los asistentes les lanzan piedras hasta que fallecen; la lapidación se lleva a cabo en varios países de África, Asia y el Medio Oriente; esta costumbre era habitual en las tradiciones previas a la aparición del Corán. En la Biblia, en el Deuteronomio, se menciona la lapidación como castigo por adulterio, cuando una mujer se casa sin ser virgen o “si alguien tiene un hijo rebelde que no obedece ni escucha cuando lo corrigen”. La lapidación fue establecida entre los musulmanes a partir del segundo Califa, Umar Ibn al – Jattaba que gobernó entre 634 y 644 D.C.

Cabe destacar que, de acuerdo a Amnistía Internacional, el 99.0% de las lapidaciones que se llevan a cabo en las naciones musulmanas son de mujeres; las acusadas no tienen ninguna representación legal en virtud que en la Saharia “su testimonio tiene como mucho, la mitad del valor de el de los hombres”. Un acto de misoginia calificado de detestable es la ablación, que se lleva a cabo en casi todos los países árabes de Asia, África y se ha trasladado a Europa a través de inmigrantes musulmanes que se establecen en ese Continente. La ablación parcial de partes externas del clítoris se refiere a la eliminación del tejido de cualquier parte de los genitales femeninos para que “las mujeres no sientan placer, para evitar su promiscuidad y para asegurar al marido que solo tengan hijos de él; existen casos extremos de mutilación total del clítoris. Con la ablación, las mujeres registran una pérdida total de sensibilidad y generalmente un fuerte impacto sicológico. Un número importante de muertes se registran con la ablación ya que las mujeres se desangran o por infecciones en las semanas posteriores a la intervención; que generalmente se lleva a cabo de manera rudimentaria, a cargo de curanderas y con utensilios primitivos como cristales, cuchillos y navajas de afeitar, principalmente; nunca se realiza en centros sanitarios. La ablación afecta hoy día a entre 70 y 135 millones de mujeres y niñas; se estima que cada año, a 2 millones de niñas en 28 países se le extirpan sus genitales.
En el contexto de la segregación femenina el uso de la Burka, “la cárcel textil”, es considerada por Occidente como un símbolo de opresión a las mujeres, aunque en muchos países musulmanes es vista como una demostración de profunda fe. La Burka está diseñada para ocultar todo el cuerpo de las mujeres, incluyendo la cara; la única abertura es una red de malla en la parte delantera, que les permite tener un campo de visión limitado; el uso de la Burka no se menciona específicamente en el Corán.

La Burka se hizo obligatoria en Afganistán al principio del siglo XX “para evitar que la belleza del rostro y el cuerpo de la mujer tentara a los hombres”. El uso de la Burka se ha convertido en un tema político en Europa Occidental; diferentes grupos e intelectuales abogan por su prohibición.

El Islam radical se opone a que las mujeres asistan a la escuela, practiquen deportes, formen parte de la fuerza laboral; y manejen automóviles, entre una multitud de restricciones que les imponen, y de no cumplirlas son objeto de castigos. El fundamentalismo en el Islam, tendrá que revertirse, no puede coexistir en un mundo altamente tecnificado y globalizado; el cambio podría ser violento como se ha advertido con la Primavera Árabe.