AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Los pájaros, impasibles, lanzaban sus trinos.”Los muertitos no me molestan” dijo la anciana quien siempre ha cuidado el cementerio y que, en su niñez, jugaba entre las lápidas. Sin embargo, en el recinto del cementerio ashkenazí, desde los frescos, desde los muros, imágenes dantescas recuerdan que hubo una época en la que tener tumba era un lujo; y que cenizas de familias enteras se revolvieron y fueron llevadas por el viento de la infamia.

La consternación pintaba el rostro del Presidente de la Kehile, la comunidad Ashkenazí. Dieron testimonio Peter Katz y Luis Opatowsky, dos sobrevivientes mexicanos de la tragedia más grande y cruel de la historia de la Humanidad. Se escuchó, como un lamento, el “Él Malé Rajamim” y el “Kadish”.

Jaime Murow, historiador del Holocausto, habló de la Resistencia y del mito de que los judíos se dejaron llevar “como rebaño al matadero”. Una jovencita de preparatoria, con lágrimas en los ojos, dijo:

¿Qué representan 6 millones de personas?
Parece que este número ya no tiene el valor o el significado para quienes lo hemos escuchado tantas veces.
6 millones de vidas, 6 millones de historias, 6 millones de muertes.
¿Pero cuántos son 6 millones de personas?
Solamente 60 veces el estadio azteca, únicamente 600 veces el Auditorio Nacional a su máxima capacidad, y algo tan simple como toda la población de un país como Nicaragua.
Y si pensamos que cada uno de estos aficionados del estadio azteca, de estos habitantes de Nicaragua, de estos espectadores en el Auditorio Nacional, era una madre, era un hermano, era un hijo, una historia, un sueño.
Cada una de estas personas tenía ganas de vivir.
Para ellos sólo 6 millones, para nosotros 6 millones de hermanos
.

Este día, hubo hombres tocados con sacos de yute, en señal de duelo. Orly Beigel, presidenta de la segunda generación de sobrevivientes del Holocausto, anunció que se traduciría al español el único libro que habla de los hijos de sobrevivientes.

Los pájaros seguían lanzando sus trinos cuando terminó el evento. Una pregunta flotaba sobre las tumbas: ¿POR QUÉ?