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SAL EMERGUI

Enlace Judío México | El fútbol es un buen instrumento para romper el hielo. El Papa Francisco lo sabe bien. La rivalidad entre su San Lorenzo y el River Plate del rabino Abraham Skorka ayudó a construir una amistad en Buenos Aires que 20 años después sigue firme como hemos podido ver en su gira en Tierra Santa.

El fútbol fue también un tema de conversación entre el Pontífice y el jefe de Gobierno israelí, Benjamin Netanyahu, en la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Ben Gurion. En concreto, la dramática victoria del Real Madrid en la final de Champions y las expectativas de Argentina ante el Mundial. Seguramente-no está confirmado- Netanyahu le habló de la visita realizada en verano por el “otro Papa” argentino, Leo Messi.

Más allá de esta anécdota, las plegarias, el ecumenismo, los encuentros interreligiosos, las reuniones políticas y espirituales, los discursos llenos de humanidad y sensibilidad y las grandes medidas de seguridad, la visita del Papa ha sido usada por líderes israelíes y palestinos para su guerra mediática.

Hoy es una batalla muy importante ya que Netanyahu y el presidente palestino, Abu Mazen, intentan demostrar al mundo que el fracaso del proceso de paz “es culpa del otro”.

Cuando hablaban con el Papa, Netanyahu y Abu Mazen se dirigían también-mejor dicho, sobre todo- a la enorme audiencia mundial que sigue un viaje de estas consideraciones. “La lucha fue incluso teológica. Mientras en Belén le dijeron que Jesús era palestino y le pusieron una kefia en la foto, Netanyahu le recordó que Jesús era judío, hablaba arameo y sabía hebreo”, escribe este martes el diario “Israel Hayom”.

Cuando un líder prepara su viaje a tierras israelíes y palestinas, planifica cada minuto, cada lugar y cada gesto “espontáneo” de la agenda para evitar críticas y, en el peor de los casos, un conflicto diplomático. Si el invitado es el Papa, la lupa mediática es más sensible. Un gesto de solidaridad hacia una parte suele venir acompañado con otro para conseguir el sagrado equilibrio.

El primer gesto se produjo en Belén cuando Francisco bajó del vehículo papal ante un tramo del muro que Israel construyó durante la Segunda Intifada y que rodea y aisla la ciudad cisjordana. Esta poderosa imagen, fuera de la agenda, fue una victoria de la causa palestina en la guerra entre dos narrativas que cuentan con millones de seguidores y adversarios en todo el mundo. La imagen del Papa ante el hormigón vale más que mil palabras de denuncia de Abu Mazen.

Los palestinos, emocionados, agradecieron enormemente este gesto. No olvidarán su decisión de tocar el muro cerca del graffiti:”Free Palestine”.

Al día siguiente, llegó la respuesta israelí. Consciente del impacto internacional de la imagen en Belén, Netanyahu pidió al Papa que visitara el Memorial de las víctimas del terrorismo para explicar al mundo, perdón al Papa, las razones del muro. Al percibir el malestar israelí, Francisco aceptó incluir la visita en su apretada agenda.

“Éstos son los nombres de más de mil víctimas de los ataques terroristas salidos desde los territorios palestinos. Mi hijo tenía 10 años cuando su mejor amiga era una preciosa niña etíope. Se sentaban juntos en la clase. Un día no vino a clase. Murió en la explosión de un autobús cerca del colegio porque en esos momentos no había verja de seguridad ni muro. Si hubiéramos completado la barrera, miles de vidas se hubieran salvado. Esta es la razón de ese muro”, le dijo Netanyahu al Papa.

Abu Mazen denunció ante Francisco “los intentos de Israel por expulsar a los palestinos, cristianos y musulmanes de Jerusalén y los continuos ataques contra lugares sagrados” y le mencionó “los obstáculos que provocaron el colapso del proceso de paso como la construcción de asentamientos”.

Netanyahu criticó la “incitación al odio y violencia de los palestinos”. “En Israel protegemos los derechos de los cristianos. Desgraciadamente, esto no ocurre en muchos lugares de Oriente Medio. Incluso Belén, que visitó Su Santidad y donde nació Jesús, se ha convertido en una ciudad musulmana”, le comentó ante las cámaras.

El Papa rezará en el Vaticano con Abu Mazen y el presidente israelí Simón Peres. Pero sin restar un gramo de su enorme peso mundial, carisma personal y buena voluntad, la paz depende sólo de israelíes y palestinos. Y si alguien puede intervenir de forma decisiva no es el líder del Vaticano sino el inquilino de la Casa Blanca.

Para acabar, una anécdota. En su reunión con el Papa en Jerusalén y como se puede ver en el video, Netanyahu afirmó: “Jesús estaba aquí, en esta tierra. Hablaba en hebreo”. Francisco le interrumpió con una sonrisa: “Arameo”. “Hablaba arameo, pero sabía hebreo”, se defendió Netanyahu.

El profesor Gilad Zuckermann cree que ambos tienen razón. “Jesús era un arameo hablante. Pero también debió haber sabido el hebreo porque existían escritos religiosos en hebreo”, afirma a Reuters.

Fuente:elmundo.es