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EDUARDO HADJES NAVARRO

Señores miembros del Directorio Nacional del Colegio de Psicólogos de Chile (AG), con profundo dolor, he leído vuestra declaración referida al conflicto israelo-palestino, ampliamente conocido por la opinión mundial, pero, aparentemente, profundamente desconocido por tan ilustres doctores que se dan el lujo de incursionar en temas tan alejados de vuestra especialidad, sin que previamente, cumplan una serie de requisitos.

Como es muy probable que yo esté equivocado, me voy a permitir formularles algunas preguntas con la esperanza que vuestras respuestas aclaren mi confusión y la de miles de chilenos y así, podamos recuperar la confianza que solemos depositar en los doctores psicólogos, tan prestigiados en nuestro querido Chile.

Ustedes se están presentando como una asociación gremial, lo que me lleva a pensar que han sido elegidos para preocuparse de vuestros problemas gremiales. Al incursionar en un tema tan ajeno a vuestra profesión de Psiquiatras, como es la política internacional, me lleva a formularles algunas preguntas, lo que de seguro, les sorprenderá, ya que habitualmente, son ustedes los que preguntan, a objeto de poder detectar y diagnosticar los problemas mentales de quienes requieren vuestros servicios:

¿Consultaron a vuestros asociados sobre el tenor de vuestras gravísimas acusaciones, formuladas en la Declaración Pública que comentamos? ¿Se puede saber cuándo, dónde y cómo, pidieron a vuestros asociados su parecer, antes de incursionar en un tema que, lamentablemente, vemos tanta ignorancia y parcialidad y cuántos de vuestros asociados estuvieron de acuerdo con vuestras temerarias conclusiones? ¿Cómo se condice con vuestra profesión y especialidad, olvidar tan burdamente las bases de objetividad que debe primar en el ejercicio de vuestra sagrada misión, si en vuestro actuar, se comportan tan alejado de dichos postulados? ¿Cómo puede ser racional que personas ilustradas e inteligentes como ustedes, se hayan precipitado a efectuar una declaración tan aberrante, carente de la verdad, la racionalidad y la ecuanimidad que se debería suponer primara en ustedes?

Podría analizar punto por punto lo expuesto por ustedes y demostrarles cuán equivocados están de la realidad, producto de haberse informado en una sola de las partes, frente a un problema tan grave, complejo y serio como es el conflicto israelo-palestino, pero ello me obligaría a dejar ante la opinión pública vuestra suprema parcialidad frente a problemas que, se nota, desconocen. Eso, sin lugar a dudas, daría una prueba de falta de profesionalismo atroz, carencia de apego a las bases mismas de vuestra profesión, al olvidar que la parcialidad tan suprema, por ustedes demostrada, los inhabilitaría para seguir ejerciendo vuestras funciones profesionales, en que, simplemente, estarían arriesgando la salud mental de nuestros conciudadanos.

Los llamo a recapacitar y reconocer públicamente vuestra equivocación, dar las explicaciones del caso y evitar, de esta manera, la pérdida de la confianza en vuestra labor, fundamental en la vida moderna, ya que resulta comprensible que en algunas oportunidades, nos dejemos llevar por nuestras emociones.

Reitero que si les interesa saber cuáles son vuestros errores, gustoso les aclararé cada una de vuestras acusaciones, lo que, como mínimo, les demostrará que “vuestra verdad” se contrapone con la verdad del pueblo de Israel, lo que nos recuerda un principio fundamental, en el sentido que la “verdad absoluta” no existe y es una utopía a la cual sólo recurren los extremos totalitarios, que por desgracia, se supone ustedes debieran tratar de mejorar.