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LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Día del Abuelo

El 28 de agosto se conmemora en México el Día del Abuelo, iniciativa de Edgar Gaytán, popular locutor chihuahuense en la década de los noventa que tenía un programa musical de radio de tríos cuya audiencia principal eran personas adultas mayores. A nivel internacional también existe una celebración promovida por la ONU, desde los ochentas, que recuerda a las personas mayores; en este ámbito, en diferentes países de Latinoamérica se ha elegido el 26 de julio para realizar esta fiesta por ser la fecha en la que la liturgia católica conmemora a San Joaquín y a Santa Ana, padres de la Virgen María, por tanto, abuelos de Jesús.

En México, el día del abuelo tiene poca relevancia a pesar de que en el país habitan más de diez millones de personas adultas mayores, de 60 años o más; cabe destacar su contribución económica a la familia: seis millones de hogares mexicanos tienen un adulto mayor como jefe de familia, de los cuales 2.7 millones están integrados por el adulto mayor jefe y sus hijos; otros 2.2 millones por sus padres, hijos y otros parientes y un millón, viven solos. Así, se estima que 20 millones de personas en la República, de alguna forma, dependen de un adulto mayor; para el año 2050 los adultos mayores sumarán alrededor de 36.5 millones de personas.

En el presente, dado el difícil entorno económico que experimenta el país y la mayor integración de la mujer a la población económicamente activa, en un número importante de hogares, ambos cónyuges trabajan, y son los abuelos, los que atienden a los nietos; es frecuente que a cambio de esta importante tarea, los abuelos reciban reproches y/o falta de consideración de los hijos. Por lo demás, una cantidad indeterminada de ancianos sin recursos, generalmente marginados de sus familias, vegetan recluidos en asilos, sufriendo la ingratitud del abandono y los malos tratos de sus cuidadores.

El pasado 28 de agosto dos de mis nietos me hablaron para felicitarme por el día del abuelo, ellos se iban a comer con su madre y su abuela; les propuse que nos viéramos el fin de semana con su padres, mi hijo Natán, y mis otros dos nietos (hijos de mi hija Regina). Desafortunadamente me enfermé y no tuvimos la oportunidad del festejo. Sin embargo, en este espacio he comentado que mis hijos poco hacen para que mis nietos convivan conmigo; para mí los nietos, quienes cariñosamente me dicen abuelito, representan una parte vital de mi existencia. Los llamo telefónicamente con regularidad para ver cómo están y para que tengan conocimiento de que estoy presente; se han ampliado los intervalos de las reuniones familiares en las que tengo oportunidad de verlos; la verdad que en esas ocasiones “siento que me hacen el día”.

Violación de los Derechos Humanos

Por analogía, la penosa situación que viven muchos adultos mayores me ha hecho pensar en los niños y jóvenes que sobreviven en condiciones inhumanas en los albergues que reciben fondos del gobierno, de instituciones filantrópicas nacionales e internacionales, principalmente. La denominada eufemísticamente Casa Hogar “La Gran Familia”, en Zamora Michoacán, que fue fundada en 1947, es un caso emblemático que salió a la luz pública en julio pasado y en donde fueron encontrados 600 niños, jóvenes y adultos que vivían como esclavos.

La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas ha señalado que algunas de las personas liberadas fueron tatuadas con números o señas de la Casa Hogar. El caso de la Gran Familia empezó a cobrar relevancia por la denuncia a la Procuraduría General de la República (PGR) de cinco personas que tenían familiares secuestrados en el albergue; por su parte la PGR ha señalado que llevaban 14 meses de investigaciones sobre este caso. En la Gran Familia también se encontraban recluidas familias enteras; lo verdaderamente inexplicable es ¿por qué, a pesar de que existía información sobre lo que acontecía en el albergue, no hubo una acción previa de la autoridad para poner en libertad a las víctimas?

Los residentes de la Casa Hogar, entre otras actividades, eran obligados a pedir dinero en casas y calles; dormían en el suelo entre plagas (chinches, ratas y otras sabandijas). Eran alimentados con comida en mal estado; las autoridades sacaron del inmueble 20 toneladas de basura. Funcionarios de la PGR mencionaron la posibilidad de que pudiera haber fosas clandestinas; varios de los internos mencionaron que niños y bebés que murieron por enfermedad o por abortos, pudieron haber sido “sepultados en el patio trasero”. Da la impresión que quienes dejaban a sus hijos o familiares en el albergue, prácticamente los abandonaban. Algunos de los residentes llevaban 20 ó 30 años sin conocer el mundo; sus custodios no los dejaban salir. La “viejita” a quien llamaban Mamá Rosa, Directora y fundadora de la casa hogar fue acusada de delitos del fuero común y del fuero federal sólo por un día y después se le declaró inocente.

Por lo demás, es incomprensible por qué diferentes políticos como el expresidente Vicente Fox, y por supuesto, “su adorada cónyuge” e intelectuales como Enrique Krauze, manifestaron su apoyo a Mamá Rosa, y más que eso, han alabado su abnegada labor en pro de la niñez. Krause mencionó que desde hace más de medio siglo Rosa Verduzco (Mamá Rosa) ha recogido y educado a varios miles de niños abandonados. Aparentemente detrás de la Gran Familia existen intereses económicos y políticos que justifican el olor a podredumbre moral del albergue. ¿Es así como se imparte justicia en México? Mamá Rosa es la continuación de las inconsistencias jurídicas de una procuración de justicia que es injusta, que no respeta los Derechos Humanos, ¿Cómo va a existir respeto a los Derechos Humanos básicos, si organizaciones sociales, legisladores federales, especialistas y académicos coinciden en que el presidente de la Comisión de Derechos Humanos, en seis años de gestión (2009-2014) no generó confianza, y ha tenido un desempeño errático y no reaccionó oportunamente y de manera decidida frente a los abusos del poder, ni por la violación a los Derechos Humanos? México está a merced del crimen organizado y de funcionarios públicos corruptos que no respetan el Estado de Derecho, que es aquél que rige por un sistema de leyes e instituciones ordenado en torno a la Constitución.