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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO

El escritor israelí Etgar Keret visitó España hace dos años para presentar ‘De repente llaman a la puerta’ (Siruela) y ahora, bajo el mismo sello editorial, regresa con ‘Los siete años de abundancia’, 35 relatos con los que acerca y humaniza la realidad de su país a través de sus vivencias personales.

“Cuando vienes de Israel tienes amigos y enemigos a priori”, ha manifestado este lunes el escritor durante una entrevista concedida a Europa Press. Según reconoce, más allá de las fronteras de su país natal encuentra propalestinos y proisraelíes, una situación a la que responde con preguntas a su juicio tan absurdas como las que recibe: “¿Eres antiitalianos, pronoruegos, prorrubios o antipecosos?”.

Por ello, reconoce que con este libro contribuye a humanizar y acercar una realidad lejana para el resto del mundo. Precisamente, cree que esas emociones “profundas” en ambos casos son las que realmente deshumanizan y recurre a la cultura popular para explicarlo: “Es como si Oriente Medio fuera una secuela de ‘Star Wars’ en la que todo el mundo tiene que decidir quiénes son los rebeldes y quienes los que están en la Estrella de la Muerte”.

Según cuenta, Keret mantiene correspondencia con un escritor arabe israelí, con quien fantasea acerca de la idea de “dividir Oriente Medio no por nacionalidad sino por intenciones”. “Quienes quieren una sociedad liberal y democrática, por un lado, y por otro quienes quieren un país fundamentalista y racista”, apunta el escritor, quien afirma que hay mucha gente en Israel con la que le encantaría “no tener que compartir el país”.

En este sentido, Keret, quien afirma pertenecer a la “izquierda liberal” de su país, recalca que el conflicto en Oriente Medio no es solo entre Israel y Palestina, sino entre dos sociedades y que en ocasiones es “más amenazador” el comportamiento de otros compañeros de Israel que los “supuestos enemigos palestinos”.

“LA VIDA, LA MAYOR INSPIRACIÓN”

Tal y como indica Keret (Tel Aviv, 1967), ‘Los siete años de abundancia’ le ha ayudado a comprender dónde estaba él en relación con su pasado, con su familia y sus raíces. Y esa es su máxima inspiración, más allá de la literatura. “No creo que el arte sea la mayor inspiración, sino la vida. Mi mayor influencia ha sido mi familia, mi niñez”, sostiene.

El escritor arranca esta novela con un relato sobre el nacimiento de su hijo, que tiene lugar en el mismo hospital al que llegan varias víctimas de un atentado. Por sus páginas también pasean su hermana, una ciudadana ultraortodoxa que tiene 11 hijos, y sus padres, supervivientes del Holocausto.

El autor de este libro confiesa cómo sus progenitores, tras vivir una infancia trágica, formaron una familia sin tener un “punto de referencia claro” que pudieran imitar. Según recuerda, tuvieron que “experimentar” y dieron más libertades de lo normal a sus hijos. En ese núcleo se desarrolló una familia “diversa” en la que él también tuvo que encontrar su identidad.

Preguntado por el tono de su escritura, Keret afirma que con ella “refleja el modo en el que experimenta de forma subjetiva la realidad”. En su opinión, la mezcla entre la tragedia y la comedia es casi esencial, porque es “muy difícil” proyectar la tristeza sin llegar al “límite del patetismo o sin caer en la autocompasión”.

“Es el humor lo que te libra de esto, creas una realidad verbal pero mantienes la dignidad. Muchas veces el ser humano sobresale así en las circunstancias más difíciles, esas que no puedes cambiar. Cuando en realidad es una lucha que no puedes superar, el único modo de sobrevivir es usar el humor”, destaca.

Fuente: que.es