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AMOS HAREL

Tras el atentado terrorista que mató a un bebé de tres meses, posiblemente el público finalmente enfoque su atención en lo que sucede en Jerusalem.

Aparentemente, una Intifada municipal ha tomado lugar en Jerusalem desde el verano. Pese a que la guerra en el sur cesó completamente y la calma relativa en zonas como Cisjordania y las comunidades árabes se ha restaurado, la violencia en Jerusalem continúa día con día.

La violencia va más allá de los disturbios causados por el asesinato de Mohammed Abu-Khdeir perpetrado por terroristas judíos en julio. Durante el conflicto del verano, un terrorista palestino atropelló a un israelí con una excavadora en el centro de Jerusalem. Recientemente, la seguridad en los barrios judíos del Este y norte de Jerusalem se ha deteriorado considerablemente, además de las crecientes tensiones producidas por visitas de judíos al Monte del Templo y la presencia de judíos en los barrios árabes del Este de Jerusalem.

En los últimos años, el alcalde de Jerusalem Nir Barkat ha hecho un esfuerzo impresionante para restaurar la seguridad personal de los residentes de Jerusalem y atraer a turistas domésticos y del exterior a la ciudad tras los días oscuros de la segunda Intifada entre 2000 y 2005. Pero una de más ambiciosas iniciativas de Barkat ha sido el proyecto del tren ligero, que ahora se ha convertido en el foco de la violenta lucha popular palestina.

Tras el asesinato de Abu Khdeir, hombres enmascarados optaron por destruir las estaciones del tren ligero en los barrios del Este de Jerusalem. Desde entonces, los palestinos arrojan piedras contra los trenes que pasan por estas vecindades. Los rieles del tren en los barrios árabes son vistos por ellos como símbolo del control israelí que debe desafiarse, además de ser un fácil y conveniente objetivo de ataque.

Hasta el momento, la actividad de la policía ha prevenido que la violencia crezca a dimensiones de la primera y segunda Intifada, pero aún no ha logrado controlar la situación.

Los esfuerzos de organizaciones no-gubernamentales y parlamentarios de derecha para cambiar el status quo en el Templo del Monte sólo han aumentado la frustración y la hostilidad de los palestinos, que tiene sus raíces en los largos años de descuido de la segunda mitad del Jerusalem oriental. Las declaraciones agresivas de Mahmoud Abbas respecto a lo que él llama complot judío han contribuido a empeorar la situación.

Ahora, el gobierno debe hacer un gran esfuerzo para calmar la situación e incrementar la presencia de la policía a fin de prevenir otra escalada de violencia en Jerusalem que pueda ocasionar un mayor deterioro en Cisjordania.

Fuente: Haaretz.

Traducción: Esti Peled.